Si una imagen vale más que mil palabras, los últimos presidentes de la Federación serán recordados igual: con las marrocas puestas y escoltados por policías. Procesados y detenidos, no por sus gestiones. Es así como se mostraron Manuel Burga, Edwin Oviedo y Agustín Lozano, quienes estuvieron a cargo del fútbol peruano en este milenio, y terminaron igual: ensuciados por una serie de eventos relacionados con la corrupción y la mala gestión en los últimos años.
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Manuel Burga: detenido, extraditado, absuelto e inhabilitado
Manuel Burga Seoane fue presidente de 2002 a 2014, años en los que estuvo involucrado en diversas controversias, y su administración coincidió con uno de los mayores escándalos de corrupción de la FIFA.
En mayo de 2015, Burga fue arrestado como parte de una operación de las autoridades estadounidenses que investigaban el sonado FIFA Gate. Este operativo reveló un esquema de sobornos y corrupción que involucraba a altos funcionarios del fútbol y empresas de marketing deportivo.
El sucesor de Nicolás Delfino fue acusado de asociación para delinquir, como parte del histórico proceso a 45 personas y compañías por la presunta comisión de 90 delitos. La fiscalía estadounidense los acusó de pagar o aceptar más de 200 millones de dólares en sobornos.
Manuel Burga estuvo 2 años y 22 días bajo libertad restringida en Nueva York tras su detención en Lima, desde que estalló el FIFA Gate. Lo hallaron “no culpable” y fue el único absuelto de los acusados, pues el jurado concluyó que aceptó dinero de sobornos, pero nunca lo recibió porque estaba bajó investigación en Perú por lavado de dinero.
Dos años más tarde, a finales de 2019, la comisión de ética de la FIFA declaró culpable de soborno e inhabilitó a Burga de por vida “para participar en actividades relacionadas con el fútbol”, además aplicarle una multa de un millón de francos suizos (1.100.000 dólares en ese entonces). En 2022, tras una apelación y un laudo del TAS (Tribunal Arbitral del Deporte) a su favor, quedó en condiciones legales de volver a ejercer como dirigente. Sin embargo, en abril de 2023 volvió a quedar inhabilitado, esta vez por el Órgano de Decisión de la Comisión de Ética independiente de la FIFA, y se le ordenó nuevamente que pague la sanción económica.
Edwin Oviedo: de la clasificación a las sombras
Edwin Oviedo asumió la presidencia de la FPF en 2015, sucediendo a Burga en un contexto de inestabilidad. Durante su gestión, la selección volvió a un Mundial luego de 36 años. El encanto duró poco y es más recordado por su oscura salida del cargo, en diciembre de 2018, al estar involucrado en graves acusaciones.
La Fiscalía señaló a Oviedo como el presunto autor intelectual del homicidio de dos exdirigentes sindicales, por el caso ‘Los Wachiturros de Tumán’, solicitando una pena de cárcel de 52 años para el empresario por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud en su figura de homicidio calificado.
La situación del expresidente campeón con Juan Aurich empeoró con su relación en el caso ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, por el presunto delito de tráfico de influencias. Se le acusó de los delitos de cohecho activo genérico y cohecho activo específico, por el supuesto pago de dinero y entrega de dádivas a César Hinostroza Pariachi, exjuez supremo, a fin de obtener una ayuda en su proceso por ‘Los Wachiturros de Tumán’.
Oviedo fue detenido pocos después de la participación de la Bicolor en Rusia 2018. Estuvo tres años en prisión preventiva y arresto domiliciario. Y la justicia peruana lo absolvió del caso ‘Wachiturros’ en agosto del presente año. No obstante, se han solicitado seis años de pena privativa de libertad para él y podría volver a prisión.
La acusación fiscal indica que Oviedo Picchotito pagó el viaje de Hinostroza Pariachi, esposa y seis amigos más para asistir a los partidos de Perú contra Dinamarca, Francia y Australia en el Mundial de Rusia.
Agustín Lozano: de interino a detenido
El último en caer detenido fue Agustín Lozano, actual presidente de la casa madre del fútbol peruano. Asumió la presidencia interina de la FPF en el 2018, luego de la abrupta salida de Oviedo. Su llegada surgió con una promesa de manejo transparente, pero la sombra de sus predecesores no tardó en alcanzar su gestión.
Fue detenido este jueves por la Policía Nacional en un operativo fiscal de allanamiento y descerraje de su vivienda y otros inmuebles, por su presunta partipación en la organización criminal ‘Los Galácticos’, bajo acusaciones de corrupción y malversación de fondos de la Federación. Las investigaciones han apuntado a irregularidades en la administración de contratos de patrocinio y derechos de televisión, así como en la gestión de los recursos económicos de la FPF.
Junto a él se detuvo otras siete personas, entre quienes figuraron trabajadores de la FPF y directivos de clubes, como Joel Raffo y Karen Mandriotti, presidentes de Sporrting Cristal y Academia Cantolao, respectivamente. Esa es la última imagen del fútbol peruano.
La Federación Peruana de Fútbol se enfrenta a un desafío más grande que cualquier Mundial: reconstruir su imagen y establecer un marco de gobierno sólido y transparente. Si acaso es posible. ¿Qué seriedad se podría reclamar luego a todo lo que depende de una institución sin integridad?