Marco Quilca León

Hace dos semanas ocurrió el primer episodio. Fue en el estadio Mansiche de Trujillo y en medio de un partido entre su aún equipo, César Vallejo, y el club de sus amores, Alianza Lima. Esa tarde del 13 de julio, Paolo Guerrero se negó a ingresar al campo pese al pedido del técnico Guillermo Salas. Y desde ese momento, empezó un largo camino en el que el delantero de 40 años busca desvincularse de la institución deportiva que le abrió las puertas del fútbol peruano en febrero de este año con un contrato histórico.