Desirée Vila es Campeona de España en atletismo adaptado y récord nacional en las 3 pruebas que practica: 100 metros lisos (20.03”), 60 metros lisos (11.65”) y salto de longitud (2.94 metros), pero llegar hasta ahí, no fue fácil.
A sus 16 años, cuando ya había disputado un mundial de gimnasia acrobática sufrió una lesión en la que se rompió la tibia y el peroné, y por una negligencia médica, perdió la pierna derecha. En lugar de sumirse en la depresión, tomó la experiencia como una oportunidad de aprendizaje y a sus 20 años publicó su libro “Lo único incurable son las ganas de vivir”.
La deportista escogió ese título para su libro porque fue la frase que la hizo reflexionar sobre su situación. Se la dijo una enfermera durante su estadía en el hospital y es ahora parte de su filosofía de vida. “Estas palabras me hicieron reflexionar, fue muy especial. Ahora son el título de mi libro, las llevo en una prótesis y también en un tatuaje”.
En un principio, no escribía con la intención de hacer un libro, sino a modo de autoayuda. Invitó a sus padres a leer lo que tenía y ellos le animaron a publicarlo. “Creo que de esto se aprende. Así, quizás pueda ayudar a otra persona que pase por lo mismo, para darse cuenta de que se puede salir de cualquier situación”.
El comienzo de una nueva etapa
Para una adolescente de 16 años, no contar con una pierna, puede hacerle sentir que parte de su vida se acaba, aunque ahora Desirée demuestra que más bien es el comienzo de una etapa en la que despiertan nuevas habilidades; sin embargo, cuando ocurrió el accidente la misma atleta cayó en depresión. “Mi primer pensamiento fue que nadie me querría, que nunca encontraría novio. Pero me di cuenta de que te quieren por quien eres y no por el físico”.
En un primer momento ella pensó que sería una lesión que la alejaría de la gimnasia acrobática hasta la siguiente temporada, pero nunca imaginó que tendría que dejar ese deporte. Fue un momento muy difícil del que logró salir junto al calor de su familia y amigos. “Lo que más valoro en ellos es que me apoyaron en un momento que también lo pasaban mal. Pero no fueron egoístas, se volcaron en lo que yo necesitaba y cómo lo sobrellevaba”.
3 momentos claves
La recuperación de Desirée Vila tuvo tres momentos claves. Tras un año y medio de la negligencia médica, volvió a aprender a nadar, a manejar en bicicleta y a correr. Empezó a valorar hechos que antes daba por sentados. “La sensación de volver a correr fue increíble. Y empezar a hacer atletismo me hizo marcar un nuevo objetivo personal. Fue muy importante volver al ritmo de practicar deporte”.
El segundo momento en el que vio que podía seguir adelante fue cuando se fue a Inglaterra a estudiar. Se dio cuenta de que podía llevar una vida normal, estudiar en la universidad estando en el extranjero, valiéndose por sí misma.
El tercer momento llegó al aceptar su cuerpo con la prótesis. Empezó a subir fotos en las redes con ella. Al principio no le gustaba enseñarla en público, intentaba que no se notara. Cuando dejó de esconder su situación, empezó a superar el complejo que sentía. La solución estaba en dejar de dar explicaciones.
Rumbo al Mundial de Dubái
Desirée Vila se ha mudado de su natal Vigo a Madrid, donde se entrena en un centro de alto rendimiento. “Al conocer otras personas con discapacidad que practican deporte, me di cuenta de que hay que dejar de culpar a los demás y preguntarse por qué a mí y darse cuenta de que cada uno tiene lo suyo y sigue con su vida. Si otros lo habían logrado, yo no iba a ser menos”.
Su meta para este año es la clasificación para el Mundial de Dubái que se celebrará en noviembre. También espera poder ir a los Juegos de Tokio 2020, donde -nos cuenta- que le gustaría conocer a sus colegas peruanos y latinos, quienes seguramente estarán de acuerdo en conocerla e inspirarse de su historia de superación, esa que ahora es ejemplo para muchas personas.