El Perú podría ser un país imaginado por Gabriel García Márquez. De ahí que, pese a su naturaleza insólita, lo que sucede a diario en nuestro quehacer social y político se asimile con un tono ridículamente ordinario. Tenemos un país donde ya nada sorprende, donde todo puede pasar. Nolberto Solano, quien tocaba la pelota y la trompeta de una manera inverosímil, también contribuyó al diccionario de la Real Academia de la Lengua con una definición tan pícara como triste: al Perú futbolero lo apodó Perulandia.
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Perú es Perulandia. No solamente por el vínculo con el famoso mundo de fantasía con las orejas de ratón, sino también por el nivel de inverosimilitud de sus ocurrencias políticas con cola de rata. En ese nivel de alucinación es que encajan Gianluca Lapadula y su extravagante habilidad para convertirse en tendencia cada vez que un evento canónico vapulea nuestra escena política.
El análisis, es necesario admitirlo, colinda con el ridículo, pero se sustenta de alguna manera en ese cúmulo de hábitos corruptos por el cual nuestra clase política tiene la misma credibilidad que Christofer Gonzales al hablar de su hinchaje. En un país como el nuestro, donde estamos familiarizados con lo absurdo, relacionar la llegada de Lapadula con un terremoto político es tan coherente como creíble.
El día que Gianluca Lapadula pisó tierra en Lima fue como si Neil Armstrong pisara la Luna. En ambos casos, el suceso desencadenó un montón de eventos tan inesperados como apocalípticos. Para resumirlo, entre el 8 de noviembre del 2020 que el ítalo peruano aterrizó en el Jorge Chávez para sumarse por primera vez a la selección peruana, y el 16 del mismo mes, en Perú colapsó una crisis que nos llevó a tener tres presidentes en tiempo récord: Martín Vizcarra, Manuel Merino y Pedro Castillo.
En octubre del 2021 lo padeció Guido Bellido, entonces presidente del Consejo de Ministros hasta que Lapagol asomó por la capital para sumarse a la selección peruana. Ese mismo año, en noviembre, días después de protagonizar otro episodio alucinógeno con nuestra clase parlamentaria, un medio periodístico llevó este caso anecdótico a niveles estrafalarios al atreverse a preguntarle al mismísimo delantero sobre sus dotes sobrehumanos. “Yo deseo lo mejor para el país. En temas políticos no me meto. Deseo lo máximo para el Perú. ¡Arriba Perú!”, contestó el goleador, tan sorprendido como horrorizado por la interrogante.
Cuatro años después de esa primera ráfaga de coincidencias, Lapadula lleva a cuestas cinco presidentes y una cuantiosa suma de cadáveres políticos, uno más malo que el otro. Salvando las distancias, la última casualidad de Lapadula en Lima se relacionó al fallecimiento de Alberto Fujimori. Por si fuera poco, también aconteció el último adiós al querido Roberto Chale.
Sin mayor excusa que el delirio, era imposible resistirse a responsabilizar al delantero por tremendo remezón político. Las coincidencias, además, contribuyeron a que en los años siguientes esta especie de fanatismo en redes sociales por el poder de Lapadula se haga costumbre. Y de paso, cortina de humo.
Lapadula en Lima | Hechos en la política peruana |
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Noviembre 2020 | Se aprobó vacancia de Martín Vizcarra Manuel Merino es nombrado presidente. Solo duró cinco días. |
Agosto 2021 | Iber Maraví presenta su renuncia al cargo de Ministro de Educación |
Octubre 2021 | Guido Bellido, Presidente de la PCM, renuncia al cargo. |
Noviembre 2021 | Ministro del Interior Walter Ayala renuncia a su cargo |
Enero 2022 | Avelino Guillén renuncia al cargo de Ministro del Interior Cambio de Consejo de Ministros, tras salida de Mirtha Vásquez |
Marzo 2022 | Vacancia contra Pedro Castillo |
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