Las compras de pánico y al por mayor fueron la respuesta inicial de los peruanos ante la llegada de los primeros casos de coronavirus al país, días previos a que el Ejecutivo anunciara el aislamiento social obligatorio. La foto se repitió con la misma intensidad poco después del anuncio.
Es más, de acuerdo a un estudio de la consultora Kantar división Worldpanel (realizado entre el 13 y 18 de marzo), el 55% de los peruanos reconoció haber comprado más de lo usual en esos días. Sobre todo en el segmento AB.
En tanto, en la segunda semana de aislamiento, al menos en Lima, la situación cambió un poco. Conforme a un estudio elaborado por la consultora Opino, en exclusiva para Día1, el 29% de encuestados de lo habitual.
Los entrevistados indican que lo hicieron para evitar salir durante los días de cuarentena y por el temor a una posible escasez. No obstante, la mayoría de los encuestados- más del 90%- afirma que durante el período de cuarentena volvió a salir entre una y tres veces a realizar compras (ver infografía). El grueso de este grupo lo hizo entre dos y tres ocasiones.
Patricia García, gerenta general de Opino, explica que esto ha dado porque en la primera visita los consumidores no encontraron todo lo que buscaban (como consecuencia de las exacerbadas compras de los días previos), por lo que tuvieron que salir después a reponer los productos más básicos.
Artículos de limpieza del hogar, productos envasados y de higiene personal fueron los más requeridos.
CAMBIOS EN EL CONSUMO
Dos semanas después del aislamiento (y con la ampliación de la cuarentena obligatoria hasta el 12 de abril), el COVID-19 cambió drásticamente nuestras vidas y, por supuesto, nuestra forma de consumo. A causa de la inmovilización y al temor a las aglomeraciones, el consumidor ha premiado a los canales más cercanos, por lo que mercados y bodegas han cobrado gran relevancia para nuestras compras de reposición, comenta Rolando Arellano, gerente general de la consultora Arellano. Más allá de los segmentos socioeconómicos.
La primera etapa de llenar la despensa con compras grandes y el miedo al desabastecimiento en la primera semana de vida restringida ya pasó, ahora los hogares están realizando compras planificadas y se abastecen con lo necesario en frescos, frutas, carnes, limpieza, “esta etapa creemos que va a marcar cambios en la tendencia de consumo en adelante”, sostiene Andrés Vergara, market leader de Nielsen Perú.
De otro lado, el 40% de las personas ha cambiado de marca después de la cuarentena, sobre todo por no encontrarla en el canal, según Mindshare Perú. Las restricciones propias del aislamiento han puesto a prueba todos los días a los fabricantes de alimentos y a los canales para abastecerse y reponer el stock a tiempo. Dada la coyuntura, en un inicio, los tiempos de reposición no se dieron abasto frente a los tiempos de compra.
“Los canales están asegurando abastecimiento, pero no necesariamente surtido. El canal moderno no estuvo tan preparado para responder al inicio, pero a medida que sigan ajustando categorías y a la cadena, los anaqueles vacíos serán menores”, refiere Vergara.
Los fabricantes que aseguren el abastecimiento de sus productos, agrega el ejecutivo de Nielsen Perú, son los que ganan en el corto plazo. Hoy la gente realiza compras rápidas y aseguran lo que consigan.
La otra razón de este cambio de marcas no es menos importante: la búsqueda de una marca más económica. En un país donde el empleo informal es del 70% y el grueso de la población percibe ingresos diarios, el consumidor ya empieza a sentir los bolsillos mermados.
Esta situación se refleja claramente en el estudio- exclusivo para Día1- de Opino: el 50% de los encuestados, durante la semana pasada, señala que ha percibido que sus ingresos se han reducido.
Asimismo, cuenta Arellano, nuevos públicos (más jóvenes) han empezado a ser los encargados de las compras, para evitar que las personas mayores acudan a los canales. Una oportunidad que podrían capitalizar a futuro. Tenemos ahora, además, a un consumidor con nuevas necesidades, en las que claramente está priorizando la compra de productos de higiene y de limpieza ante la pandemia, prioridades que se mantendrían en el tiempo.
¿PERDURARÁN?
Afirman los psicólogos que todo lo se repite se vuelve un hábito. Los ejecutivos consultados para este informe coinciden con ello. Francisco Luna, country manager de Kantar, señala que priorizar la compra de canastas de higiene, limpieza y productos básicos de alimentos han llegado para quedarse.
“Ha sido tan fuerte el shock, que el cuidado va a ser algo marcado en la gente”, indica. Vergara, de Nielsen Perú, lo reafirma. La conciencia sobre la salud se mantendrá, incluso cuando las restricciones se vayan levantando, las personas priorizarán estar en el hogar por precaución y el miedo.
“Nosotros sentimos que la tendencia será volver a los productos básicos, la redistribución del gasto hacia ello y la reducción del consumo fuera del hogar por un tiempo”, indica. Asimismo, avizoran una mayor sensibilidad de precios y contracción de gastos por el efecto social que tendrá la paralización de la economía.
Arellano, por su parte, estima que habrá un rebote como ha pasado luego de crisis importantes. “Un rebote que no dura demasiado, que dure unas semanas. Hay grandes lecciones aprendidas para el empresario, deben interiorizarlas y ver las oportunidades”, remarca Rolando Arellano.
Desde Nielsen no lo creen así, indican que ese rebote no se dará, al menos no de inmediato, ya que algunas medidas de restricción seguirán vigentes post cuarentena. Consideran, más bien, que el consumidor estará muy precavido.
¿Crecerá el consumo? Poco antes de la llegada del coronavirus, Kantar estimaba que el 2020 el consumo caería en 0,3%. Ahora, en plena crisis, asegura Luna que hacer cálculos es difícil: el consumo está castigado a nivel de gaseosas, electrodomésticos, viajes y otros gastos no esenciales. No obstante, el consumo de la canasta básica tendrá menos impacto que los demás, enfatiza.
Vergara concuerda con que el consumo como un todo se va a resentir y que tendrá una tendencia a la baja. “Es muy pronto para saberlo, dependerá de cuan afectadas queden las personas cuyas labores quedaron paralizadas, si las medidas oficiales pueden contener la magnitud del impacto y de las estrategias comerciales y surtido de los fabricantes”, reflexiona.
Aún quedan muchas preguntas sobre la mesa, lo que sí es seguro es que el consumidor no volverá a ser el mismo cuando pase la pandemia.
INCONVENIENTES Y RETOS EN EL CAMINO
Durante el estado de emergencia, el 25% de los limeños afrontó inconvenientes propios de la realización de sus compras básicas. Sobre todo relacionados a la falta de productos y al alza de precios, según reporta en exclusiva la consultora Opino.
Como adelantamos, la demanda generada por la pandemia ha retado a los canales. En el caso del moderno (supermercados y otros autoservicios), la velocidad de compra superó a la de reposición.
Desde Makro, una de las cadenas mayoristas más buscadas desde antes del aislamiento social, indican que trabajan con los proveedores para garantizar el abastecimiento según la demanda. “La reposición se realiza de acuerdo a la recepción de productos”, explica.
En el caso de las fabricantes, Gloria afirma que acopian 2 millones de litros de leche al día para asegurar el stock necesario y no se rompa la cadena de abastecimiento durante el aislamiento social por el COVID-19. Han establecido turnos para seguir produciendo.
En el canal tradicional no ha sido muy distinto, la logística del transporte de algunos productos de primera necesidad ha sido un problema, que podría impactar en un alza de precios.
En palabras de Andrés Vergara, de Nielsen Perú, este es un choque temporal. “Lo vemos más en el canal tradicional, porque la cadena es más larga y si uno de los actores tuviera un problema, se traslada”, menciona. En los supermercados se da en menor medida, lo que puede sí pasar es que al no tener todas las marcas (menos surtido) en góndolas, queden disponibles las de mayor precio.
Rolando Arellano, de la consultora Arellano, agrega que algunos canales transfieren parte de sus costos adyacentes, como transporte para abrir la bodega o puesto de venta, materiales de seguridad, fletes, entre otros gastos. “Ante ello, los precios suben en márgenes razonables”, explica.
DATO:
El 50% de los limeños afirma que sus hábitos de consumo han cambiado. Así lo indican los encuestados por la consultora Opino durante el estado de emergencia.