Empezó la cuenta regresiva para el inicio de la próxima cumbre climática, COP 21, considerada como la definitiva. Parte del trabajo previo para el éxito de las negociaciones mundiales fue la presentación de los compromisos individuales de reducción de emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) que originan el calentamiento de la Tierra.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El Perú no fue la excepción y presentó su contribución, cuya meta es reducir hasta el 30% nuestras emisiones al 2030, con la salvedad de que 10% de ese compromiso se logrará si se obtiene financiamiento internacional.
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Para algunos expertos es una meta ambiciosa, pero para otros le faltó un mayor grado de compromiso, si se toma en cuenta que lideramos las negociaciones de la anterior cumbre climática.
El Perú es un emisor menor en comparación con las economías más grandes, encabezadas por EE.UU. y China. Sin embargo, el pedido global ha sido que cada nación ponga sobre la mesa su mayor aporte para evitar un desastre en el planeta. La meta global es ajustar el calentamiento del clima por debajo de los dos grados centígrados al 2050.
De acuerdo con la proyección del Gobierno Peruano, en un escenario en que no se tome ninguna acción de mitigación hacia el 2030, el país emitirá 7,5 de toneladas de dióxido de carbono (tCO2eq, que incluye otros gases con el mismo efecto) por cada uno de sus, alrededor de, 36 millones de habitantes. Es decir, 38% más que en el 2010, tomado como base para los cálculos. Este incremento se debe a que, según los estimados para la propuesta, la economía peruana tendría un tamaño similar al de Noruega o Bélgica hoy, y en términos per cápita sería comparable a Argentina.
Las contribuciones peruanas –en jerga de las Naciones Unidas se les denomina indc– plantean metas para reducir las emisiones locales en seis sectores: transporte, energía, procesos industriales, agricultura, desechos y uso del suelo, cambio en el uso del suelo y silvicultura (Uscuss). Este último sector, que incluye el proceso de deforestación de nuestra Amazonía, es el principal trabajo pendiente y, de lejos, el mayor reto. El 70% de la reducción de las emisiones corresponden a reducir la deforestación e incrementar la actividad forestal en el país.
Gustavo Suárez de Freitas, coordinador del Programa Nacional de Conservación de Bosques de Mitigación al Cambio Climático, comenta que la principal causa de la deforestación es la tala y quema de bosques, originada casi en un 95% de los casos por la instalación de la agricultura. Pese a tener el panorama relativamente claro, refiere que se trabajará en determinar cómo, dónde y quiénes son los actores de la tala ilegal en el país.
En la negociación de Copenhague (2009), el gobierno había sido más ambicioso y su compromiso fue el alcanzar una deforestación cero neta (balance entre lo que se tala y lo que se reforesta). Esa es una de las razones por las que Climate Action Tracker (CAT), que agrupa a cuatro organizaciones de investigación en el mundo para hacer seguimiento a la acción climática, calificó la propuesta peruana de “promedio”. A entender de la organización, la propuesta no es consistente con el objetivo global de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C. Además considera poco transparentes algunos datos entregados a las Naciones Unidas sobre la reducción de GEI proveniente de deforestación.
Suárez de Freitas resalta que el mayor problema que enfrenta el reducir la deforestación es que el 47% de las tierras de la Amazonía no tienen derechos asignados, es decir, no pertenecen a nadie, así que son más fáciles de invadir y de dejar sin árboles. “El tema fundamental es el ordenamiento territorial”, explica Suárez de Freitas.
LO CONVENCIONALEl Grupo Perú COP, colectivo de organizaciones de la sociedad civil del Perú, también se pronunció en contra de la meta al 2030, sobre todo si se trabaja sobre la base de 20% como algo fijo, ya que el otro 10% está condicionado a la ayuda externa.
Por el contrario, Manuel Pulgar-Vidal, ministro del Ambiente (Minam), afirma que nuestras contribuciones están acorde con la demanda global y se han desarrollado proyectos bien definidos. “La meta que hemos planteado está dentro de las más ambiciosas, entre 20 % y 25%”, recalcó.
Además, el Ministerio del Ambiente resalta que lo propuesto se encuentra alineado con las circunstancias y capacidades nacionales, así como con la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático.
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María Elena Gutiérrez, gerenta de investigación de la ONG Libélula, comenta que lo valioso en la formulación de las contribuciones locales es que han sido formuladas de manera multisectorial, debido a que no será el Ministerio del Ambiente el que implemente los compromisos, sino cada sector.
Por ello, estima que se han planteado propuestas que no van más allá de lo que los sectores ya venían, si no trabajando, al menos planificando. Por ejemplo, explica que darle valor a lo forestal era un tema pendiente, no un esfuerzo adicional. Por tanto, estos compromisos no generan propuestas innovadoras, como el promover autos eléctricos o el teletrabajo. El mismo Ministerio del Ambiente reconoce que no se ha ido más allá, pues otras naciones plantean proyectos de mareamotriz o biocombustibles de otra generación.
En esa línea, también llama la atención que el Perú mantenga en 5% su meta de incorporar las energías renovables no convencionales (no incluye hidroeléctricas) al 2025. El Grupo Perú COP menciona que un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) determina que el potencial del Perú en energías renovables puede llegar a 20%.
PROPUESTASEn total, la meta de reducción de emisiones plantea poner en práctica 58 opciones o proyectos, de los cuales el 50% ya estaría encaminado. El costo de estas medidas está aún en estudio, aunque preliminarmente se habla de un aproximado de S/.1.200 millones. El costo final solo toma en cuenta el presupuesto adicional que se requiere para hacer los ajustes a un proyecto que inicialmente no tomó en cuenta los aspectos medioambientales.
Entre las propuestas que plantea el gobierno para cumplir con la meta de reducción de emisiones figura la generación distribuida con paneles solares, el reemplazo de lámparas en viviendas y comercios, chatarreo, conversión a GNV de buses y vehículos, reemplazo de clinker en el cemento por puzolana, sustituir carbón por gas natural en hornos de cemento y de hierro y acero, reconversión de arroz por quinua, entre otros.
El éxito de estas medidas significará que las emisiones de un ciudadano peruano en el 2030 ya no serán de 7,5 tc02 eq, sino que bajarían a 5,4 tCO2 eq. Lo cierto es que el Perú es un país de bajas emisiones per cápita y totales, con una participación mundial de solo 0,3%. Por ende, la expectativa es que en la COP 21 se eleven los compromisos entre los países, sobre todo los que califican como los principales emisores.
LO QUE TRAE LA COP 21► Mandatarios en el arranque. Pese a los recientes atentados terroristas en París, el día de la inauguración de la COP 21, programada para el 30 de noviembre, se espera la presencia de al menos 129 líderes mundiales.
► Obligatorios. En los últimos meses, los países han presentado sus compromisos de mitigación de gases de efecto invernadero. Se espera que como parte de la negociación en París, esos compromisos sean obligatorios.
► Financiamiento. También se espera que se establezca el mecanismo para recaudar los US$100 mil millones anuales hacia el 2020 necesarios para enfrentar los efectos negativos del cambio climático .
► Por debajo de los 2°. La meta más importante que se busca con este acuerdo climático mundial es reducir las emisiones de GEI y así evitar que el calentamiento supere los dos grados a finales del siglo.
DATOS► Aporte. El 70% de la reducción de emisiones se centrará en medidas contra la deforestación.
► Tercer país más vulnerable. Según el Tyndall Center de Inglaterra, el Perú es el tercer país más vulnerable al cambio climático después de Bangladesh y Honduras. Por el momento, el país ya perdió el 22% de su superficie glaciar.