Enterarte que estás en la dulce espera es una emoción grande e indescriptible para toda mujer que desea convertirse en madre, más aún si es tu primer embarazo y lo has estado buscando por mucho tiempo. Todo es un universo nuevo, cada experiencia la empiezas a ver desde una perspectiva diferente y durante las fechas especiales, además de emocionarte más de lo que acostumbrabas por culpa de las hormonas, tu embarazo y tú se convierten en el centro de todas miradas.
Esta situación puede ser divertida pero también, algo incómoda, ya sea a causa de los comentarios desafortunados como “estás gordita” o “¿por qué no ha venido el futuro papá?” o debido a que los “achaques” propios del estado te jueguen una mala pasada. Si esta Navidad y Año Nuevo te han tocado pasarla embarazada, y una de tus principales inquietudes es la cena de noche vieja, ¡no te preocupes! Te compartimos algunas recomendaciones para que disfrutes las fiestas sin ningún contratiempo.
Es normal emocionarse
Como te comentábamos líneas arriba, el embarazo nos pone mucho más sensibles de lo que éramos antes. Fechas significativas, como los cumpleaños o la navidad, solemos vivirlas con especial emoción y un pizca de nostalgia. Por ello, si sientes el deseo de hacerlo, no reprimas tus emociones por el miedo al “qué dirán”, pide la palabra y dile a tus seres queridos lo que sientes por ellos y lo afortunada que estás de tenerlos contigo celebrando un año más. No tengas pena, verás que esas palabras o ese gesto, será uno de los regalos más importantes y especiales para tu familia.
Esquiva los malos comentarios
Cuando la familia se reúne, nunca falta esa tía mala onda que suelta una frase desafortunada con el ánimo de generar controversia. Si sabes que estará en casa estas fiestas, conversa con ella previamente o pide ayuda a uno de tus familiares más cercanos que le haga saber que en estos momentos de alegría esperas que la mesa esté llena de diálogos agradables y que no sean una intromisión a tu vida personal.
Disfruta tu cena sin culpa
El pavo o el lechón, las ensaladas, el panetón en rodajas y el chocolate de taza clásico de las abuelas. ¿Quién se puede resistir a eso? Exacto, ¡nadie! ¡y menos tú! No pienses en las calorías y disfruta de la comida, recuerda que solo ocurre una vez al año. Hazlo de forma pausada y en caso hayas tenido episodios anteriores de arcadas, come despacio y con un vaso de agua.
Trae contigo un kit de medicinas
Si estás siguiendo alguna prescripción médica, procura tener a la mano un pequeño estuche con tus medicamentos, será de gran utilidad en caso ocurra alguna emergencia.