La playa Makaha, en Miraflores, está llena de carpas con logos de escuelas de surf. Constantemente agentes del serenazgo distrital realizan sus rondas en la vereda que sirve de límite a la playa, y la presencia de vendedores con permiso municipal es permanente. Aparentemente, se trata de un balneario ordenado, muy frecuentado por turistas. Sin embargo, si uno agudiza la vista se puede encontrar con escenas como las que se aprecia en la foto: basura en medio de bañistas.
Si bien la limpieza municipal de la zona también es constante, algunos veraneantes demuestran su falta de cultura y civismo al no depositar los desperdicios en los tachos y, más bien, tirarlos sobre las piedras cercanas a la orilla, como sucedió con esta botella de plástico.
Esa misma situación se vive en prácticamente todas las playas de la Costa Verde, en algunas más que en otras. El Comercio fue testigo de cómo serenos de Miraflores instaban a algunos bañistas a levantar lo que arrojaban en la playa. Sin embargo, esos esfuerzos siempre resultarán vanos mientras las personas no tomen conciencia del respeto por el medio ambiente y por sus semejantes.