Shirley Meléndez estaba, ayer por la tarde, en la sala de su departamento de Los Olivos, acompañada por su enamorado. Junto a ella había un grueso archivo de documentos: era una copia legalizada de su historia clínica a la que se aferra para culpar a médicos del hospital Almenara de que su problema de cálculos en los riñones haya terminado en la amputación de sus manos y pies.
Su caso motivó incluso que el martes el presidente Pedro Pablo Kuczynski dijera: “Es absolutamente escandaloso que tengamos este tipo de tratamientos médicos”.
Ante esto, los gremios médicos defendieron a los profesionales que atendieron a Shirley Meléndez. El decano de Colegio Médico, Miguel Palacios, dijo que los cálculos coraliformes, que aquejan a la joven, son unos de los más complicados de atender y que se le amputaron partes de las extremidades como consecuencia del tratamiento para salvarle la vida.
Admitió que la bacteria ‘Pseudomona aeruginosa’ está en los hospitales, pero hay casos en los que se ha detectado fuera de estos. “No se puede seguir maltratando a los médicos. Mientras haya una investigación no se puede hablar de negligencia”, declaró.
El presidente de la Sociedad Peruana de Urología, Juan Corrales, indicó que la pérdida de extremidades producto de un shock septicémico “ocurre y va a seguir ocurriendo”.
Dijo que se solidariza con Meléndez y que es injusto que los médicos que la atendieron sean maltratados. “Es imposible que te pongan un catéter infectado”, sostuvo. Agregó: “Los cálculos coraliformes son producidos por bacterias y, en cualquier momento, pueden activarse. Es parte del riesgo del tratamiento”.
–Catéter contaminado–
La joven de 25 años, que trabaja para el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo, dice estar segura de que fue el catéter que le colocaron lo que le generó la infección.
Después de la última operación que le hicieron en el Almenara para retirarle los cálculos, Shirley ingresa a emergencia de este nosocomio la noche del 12 de marzo porque no podía orinar. Hasta la mañana del 13, los médicos constatan que no tenía fiebre. Entonces le colocan un catéter para drenar la orina. Con las horas, cae en shock séptico y luego la inducen al coma.
En la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) intentan frenar la infección con vasopresores, fármacos que ayudan a revertir la insuficiencia circulatoria, pero que pueden matar (necrosar) los tejidos de las extremidades. Y es lo que habría pasado con Shirley: cuatro o cinco días después, le vendan las manos y los pies. El 5 de abril le practicaron la amputación.
Según Meléndez, los médicos de UCI pidieron que el Servicio de Urología le retirara el catéter porque estaba infectado con la bacteria ‘Pseudomona aeruginosa’. Se lo quitaron 21 días después de haber sido colocado.
Shirley Meléndez continúa tratándose del problema renal con el que llegó al Almenara. Esta vez lo hace en la clínica Javier Prado, porque ya no confía en el seguro social. La joven añade con rabia: “En esta clínica me han dicho que mi caso es común y que la operación será con láser, porque ahora los cálculos se operan de esa manera. En Essalud, en cambio, me perforaron dos veces el riñón”.