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Daido Moriyama
Enrique Planas

Merodea la calle y el callejón de las poco honorables calles del Kabukicho, el distrito rojo tokiota. Alerta, sin detenerse, espera el momento en que ocurra lo que él llama "la sacudida" del mundo exterior. Entonces Daido Moriyama (Osaka, Japón, 1938) dispara su pequeña cámara de mano para capturar un mundo caótico, fragmentado e implacable. Un maniquí mal envuelto, un transeúnte despistado, una provocadora valla publicitaria, una flor falsa, una novia a la que se le descompone el vestido. A veces, el fotógrafo dispara sin siquiera mirar por el visor. No le preocupa la belleza: solo capturar el momento vital y vulgar frente a él.

Moriyama ha repetido este ritual cada día, durante los últimos 50 años. "Creo que la cámara puede hacer que los espectadores acepten la realidad", señala en intercambio vía e-mail a El Comercio. Curiosamente, a pesar de la aparente crudeza de sus imágenes, muchas de ellas resultan más sugerentes que explícitas. Abundan los personajes de espaldas, envueltos en sombras, los desenfoques y barridos.

Todo ello lo podremos ver en "Daido Tokio Color", exposición de la fotografía más reciente del maestro de 80 años inaugurada en el (MATE), dentro de su serie Maestros de la Fotografía.

Hijo de un vendedor de seguros, Moriyama forma parte de la primera generación de fotógrafos de posguerra, aquella que entendió su trabajo como una posibilidad de documentar el mundo, las personas y los tiempos, y que reflejó el colapso de los valores tradicionales en la sociedad japonesa. Contemporáneo de colegas como Ikko Narahara, Shomei Tomatsu, Kikuji Kawada o Hisae Imai, Moriyama reconoce la influencia de íconos occidentales como el padre del pop art Andy Warhol y el padrino de la beat generation, Jack Kerouac. Moriyama encuentra en ellos las posibilidades del nomadismo y la libertad, el placer de viajar sin destino específico en mente, un 'leitmotiv' a lo largo de su carrera fotográfica.

JAPÓN A TECNICOLOR
Aunque a menudo oscurecida por sus cautivadoras imágenes de alto contraste en blanco y negro, Moriyama ha fotografiado a color desde la década de 1970. Para la exposición en el MATE se seleccionaron sus más recientes fotografías digitales, tomadas entre 2013 y 2017.

¿Qué puede mostrar a través del color que no puede transmitir en blanco y negro? El veterano artista responde: "El color puede resaltar las paletas artificiales al intensificarlas, mientras que el blanco y negro enfatiza la abstracción y el simbolismo".

Por cierto, en el trabajo de Moriyama, sea en color o en blanco y negro, la sombra o "el lado oscuro" en sus imágenes podrían considerarse un personaje protagónico en su fotografía. "Luz y sombra son equivalentes", afirma lacónico.

LA OBRA COMPLETA
Durante el primer mes de la exposición (hasta el 18 de noviembre), se presentará de forma paralela a la muestra fotográfica "Color en MATE Lab" una proyección de 128 fotografías de 35 mm, tomadas en los años setenta y que resultan ser las más representativas del trabajo de Moriyama. Una época en que el artista supo perderse en un mundo de experimentación fotográfica y excesos personales.

Allí se proyectan desde las abarrotadas avenidas del distrito de Shinjuku con sus característicos anuncios luminosos hasta los lúgubres callejones de Kabukicho. Un frenético recorrido por las calles y los callejones, a través de imágenes movidas, contrastadas, de grano grueso y geometrías aberrantes. Es el testimonio visual de un hombre obsesionado por la acción callejera. "Se puede decir que mis fotos, mi vida entera, son una combinación de luz, tiempo y acontecimientos: todo lo que pasa en las calles", señala Moriyama.

​Más información

Lugar: Museo MATE.
Dirección: Av. Pedro de Osma 409, Barranco.
Horario: de mar. a dom., de 10 a.m. a 6:30 p.m.
Temporada: hasta el 3 de marzo del 2019.

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