"Secretos ocultos". (Foto: Agencia)
"Secretos ocultos". (Foto: Agencia)
Sebastián Pimentel

una grata sorpresa es esta producción española que, además, marca el debut en la dirección de Sergio G. Sánchez, el guionista de “ (2007) y de “Lo imposible” (2012), ambas de J. A. Bayona. Si bien se trata de una producción hispana, hecha en locaciones asturianas y catalanas, y con técnicos del país de Cervantes, esta cuenta la historia de una familia británica que toma posesión de una casa suburbana en Norteamérica. En consonancia con el relato, el reparto es enteramente anglosajón, por lo que estamos ante una película hablada en lengua inglesa y, al parecer, pensada para conquistar mercados internacionales.

Jack (George MacKay), el joven protagonista, arriba a una enorme casa en el Estados Unidos suburbano de los años sesenta, con un antiguo enrejado que habla de otras épocas. Llega con su hermana Allie (Anya Taylor-Joy), su hermano Billy (Charlie Heaton) y el pequeño Sam (Matthew Stagg). También los acompaña una madre enferma (Nicola Harrrison). Todos huyen del ‘pater familias’ (Robert Nairne), misterioso hombre del que solo sabemos que podría quitarles todo, hasta la vida. El clima de suspenso, recogimiento y temor se cierne desde las primeras imágenes.

“Secretos ocultos” se propone como un híbrido casi imposible: es un melodrama y, a la vez, una película de horror. Al parecer Sánchez toma la inspiración de “La bruja” (2015), de Robert Eggers, aunque esta última escapa a los códigos estéticos y narrativos del cine de Hollywood, cosa que no hace Sánchez. “Secretos ocultos”, si bien se concentra en los desafíos que Jack deberá resolver, también juega, como Hitchcock o Brian de Palma, al thriller y a las vueltas de tuerca de una historia que va adquiriendo texturas y niveles de interpretación cada vez más psicológicos.

Pero lo más destacable del filme quizá no esté en los mecanismos del suspenso o de la paranoia persecutoria. Sánchez se revela como un director de actores más talentoso que su compatriota y socio J. A. Bayona. McKay, por ejemplo, logra componer a un joven de carácter, aunque quebrado por la cruenta gesta de sobrevivencia que sufre, determinado a no separarse nunca de sus hermanos, promesa hecha a su madre moribunda. Mia Goth y Charlie Heaton cumplen también con retratar a personajes al límite de la compostura en su mezcla de orfandad y violencia contenida.

A diferencia del estilo de Eggers, quien en “La bruja” se inspira en la pintura barroca y se deleita en sacar de las sombras –como hacía Ingmar Bergman– unos rostros atemorizantes por su hermetismo religioso y puritano, Sánchez propone un estilo de homenaje al clasicismo de Hollywood. Sin embargo, el refinamiento y la sofisticación no son ajenos a ese “estilo invisible” que logra un formidable uso de las locaciones asturianas, y, sobre todo, de la expectativa propiciada por el “fuera de campo” (aquello que no se ve, pero cuya presencia es sugerida) que sobrevuela en todas las estancias de la enorme casa embrujada.

Se ha reprochado a Sánchez algunos giros argumentales concentrados en la parte final. No obstante, lejos de ser pies forzados, esas vueltas de tuerca están muy bien estudiadas en su engarce con lo que vimos anteriormente. El personaje de Jack –versión romántica del Norman Bates de “Psicosis” de Hitchcock– llega a conmover en su gesta por la unión familiar. De igual manera, es logrado el desempeño de Anya Taylor-Joy como la chica que se enamora de héroe. Otro punto a favor del filme es su inspirada poética de metafísicas presencias latentes detrás de las paredes, quizá inspirada en los cuentos de Edgar Allan Poe, siempre más cerca de la sugerencia que del burdo golpe de efecto.

MÁS INFORMACIÓN:
“Secretos ocultos”
Puntuación: 3/ 5
Título original: “Marrowbone”.
Género: drama, horror.
País y año: España, 2017.
Director: Sergio G. Sánchez.
Actores: George McKay, Anya Taylor-Joy, Charlie Heaton.

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