El nombre de Casey Affleck siempre ha estado vinculado al apellido de otra gran estrella de Hollywood. Ben, el mayor de los Affleck y ganador de dos premios Oscar, estuvo en el foco público siempre, ya sea por su carisma, su versatilidad actoral, o por sus romances públicos con Gwyneth Paltrow, Jennifer López y Jennifer Garner.
Era importante que si que Casey quería entrar a la industria, tendría que separarse de la imagen de superestrella que tiene su hermano. Y lo hizo. Tras algunas participaciones en cintas independientes como “To Die For” (1995), “Good Will Hunting” (1997) y “Persiguiendo a Amy” (1997), Casey se consolidó con dramas halagados por la crítica como “Gerry” (2002), “Gone Baby Gone” (2007), y “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (2007), esta última le valió una nominación a los Oscar como mejor actor de reparto.
Hoy la Academia lo ha vuelto a nominar por el drama "Manchester by the Sea" (2016), pero esta vez, el reconocimiento se ha visto ensombrecido por acusaciones de acoso sexual que el actor habría realizado durante la grabación del ‘mockumentary’ "I'm Still Here", protagonizado por Joaquin Phoenix y dirigido por Casey Affleck.
Según Amanda White y Magdalena Gorka, productora y directora de fotografía de la cinta, Casey las acosó sexualmente en repetidas ocasiones y las maltrató, abusando de su cargo como director.
White señaló que Affleck forzó a un asistente de cámara a mostrar su pene en un vuelo a pesar de que ella protestó el pedido, y que en otra oportunidad no pudo entrar a su cuarto de hotel en Costa Rica porque Casey y Joaquin estaban teniendo sexo con dos mujeres al otro lado de la puerta. Affleck estaba casado por aquel entonces con la hermana de Phoenix, Summer, y tiene dos hijos con ella.
Gorka, por su parte, dejó el proyecto fílmico por un trato que describió en su demanda como "el más traumático de su carrera", acusando a Affleck y otros miembros del equipo de hablar abiertamente sobre su deseo de tener sexo con ella. Además comentó que en una oportunidad, cuando la producción se hospedó en un apartamento en Nueva York, quedó "impresionada y asqueada" de despertar con Affleck desnudo a su lado, hediondo a alcohol y abrazándola. Cuando Gorka obligó a levantarse de la cama a su por entonces jefe, este se fue furioso golpeando la puerta. Al día siguiente, ella abandonó el proyecto.
¿CASEY, INOCENTE?
Casey, quien acaba de ganar un Globo de Oro por su papel en "Manchester by the Sea", negó las denuncias hechas en 2010, contrató al abogado de celebridades Marty Singer, también conocido como el "perro guardián" de Hollywood, y cerró un acuerdo económico nunca hecho público. Sin embargo, se especuló que las mujeres querían extorsionar al actor, pero eso no se ha confirmado ni ha negado por las denunciantes ni por la parte legal denunciada.
Durante una entrevista, él se defendió, y señaló indirectamente que sus excompañeras buscaban sacar algún tipo de provecho. "La gente dice lo que quiere, muchas veces sin importar cómo respondas", dijo Affleck en la revista "Variety" en noviembre. "Creo que la gente piensa que porque eres famoso, está perfectamente bien decir lo que sea", añadió.
Hollywood al parecer no ha querido entrar en polémicas. Casey ha seguido asistiendo a las galas de premiaciones como si el escándalo sexual no hubiese mellado su imagen de chico tímido. Ya ganó un Globo de Oro, el Critics' Choice y el National Board of Review; y legalmente, Affleck es inocente. Pero algunos críticos han señalado que sus conexiones en la industria y la prensa han hecho que este caso no hunda su imagen ¿Sucumbirá la Academia a la presión social y mediática?
HOLLYWOOD EN UN DILEMA ETERNO
No es la primera vez que un artista con muchas oportunidades de ganar un Oscar está envuelto en un escándalo sexual. Sucedió antes con Roman Polanski, quien ganó la estatuilla en 2003 por “El pianista”. A pesar de haber sido condenado por abuso sexual a una menor de 14 años, cuando él tenía 43, no le impidió obtener el galardón a mejor director. Eso sí, no fue a recibir el premio y los televidentes pudieron evitar el incómodo momento.
En 2014, con una nominación por “Blue Jasmine” a cuestas, volvió a escena la polémica relación que supuestamente tuvo Woody Allen con su hijastra Dylan Farrow. La joven, a través de una carta abierta, relató los abusos sexuales a los que la sometió el cineasta cuando ella tenía 7 años. La denuncia fue hecha en 1993, pero Allen siempre negó las acusaciones. Aquella noche no ganó, pero tampoco asistió a la ceremonia, quizás huyendo del escándalo mediático.
Nate Parker, director, guionista y protagonista de “El nacimiento de una nación”, era favorito para los premios Oscar este año, pero no ha recibido nominación alguna. Hace poco se hizo pública una demanda por la presunta violación de una compañera de universidad que acabó suicidándose. Él salió absuelto, pero el fantasma de la trágica muerte lo persigue desde que su película figura como la consentida de la crítica. La Academia, en este caso, parece haber cedido ante la denuncia.
Hollywood parece encontrarse en un dilema eterno ¿Se puede separar los logros profesionales a la reprobable vida personal de un artista?