Horas después de la vacancia del presidente Martín Vizcarra votada por el Congreso de la República, todos los funcionarios de alto rango del Ministerio de Cultura han puesto sus cargos a disposición tras la renuncia del Ministro Alejandro Neyra. Una gestión que en pocos meses se abocó al fortalecimiento institucional del ministerio. Consultados por El Comercio, ninguno de ellos ha querido declarar oficialmente, pero está claro que lo que se vive en el Ministerio de la avenida Javier Prado es una profunda incertidumbre. Tras cesar en sus puestos dejando proyectos inconclusos, la frustración es obvia. “El servicio público no se comprende desde afuera, pero el trabajo en el ministerio exige una demanda en exclusividad. Uno renuncia a familia y estudios. Mucha gente del ministerio está totalmente abocada a su trabajo”, nos explica uno de sus más altos funcionarios. El reto será ejecutar las próximas seis semanas, habiendo muchas decisiones por tomar. Cualquier retraso puede afectar su ejecución.
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Así, consultadas diversas fuentes al interior del Ministerio de Cultura, queda claro que si bien la intención de la gestión liderada por el ministro Alejandro Neyra buscaba cerrar sus diferentes proyectos para una transición ordenada con el gobierno elegido el 2021, ahora todos los plazos se han adelantado, poniéndose en riesgo varios de ellos. Cuando solo faltan seis semanas para que termine el año, el ministerio atendía procesos apretados en sus plazos y que exigían conocimiento de los procesos.
Según fuentes del ministerio, la misma existencia de la institución está en riesgo, pues existe el escenario en que el nuevo gobierno decida disolverlo o fusionarlo. “No sabemos si una medida como esta pueda realizarse en tan corto tiempo, o si cuenten con la legitimidad suficiente para hacerlo”, se afirma.
El MUNA, proyecto icónico del ministerio para celebrar el Bicentenario, pierde su norte. Fuentes del ministerio señalaron que hace pocos días se habían conseguido los equipos para implementarlo antes de su inauguración a mediados del 2021. Está claro que vendrán otros nuevos funcionarios para asumir la responsabilidad, pero se teme que se pierda la mirada transversal, equilibrada e inclusiva del proyecto.
El frenazo en la gestión del ministerio pone en riesgo varios proyectos: a saber: la compra de libros para las bibliotecas públicas, la nueva relación de beneficiarios de los apoyos económicos, para la cual se estaba solicitando una ampliación presupuestal visto que la demanda resultó mucho mayor de lo esperado. En efecto, junto con la asignación para la promoción del libro y la lectura, los apoyos económicos diseñados para enfrentar la pandemia en el sector cultural fue el mayor gasto que tenía proyectado este año el MINCUL.
Asimismo, trascendió que hay planes que ya se tenían listos y que se verán cancelados. Por ejemplo, los documentos que se venían trabajando para implementar la Política Nacional de Cultura. También estaba en proceso de elaboración un nuevo Reglamento de Organización de Funciones, que buscaba modernizar tanto del marco normativo del MINCUL como sus instrumentos de gestión. También se frustra el proceso de diálogo que se iniciaba con las regiones para discutir esta política, mientras que han renunciado cuatro miembros de la Comisión Consultiva Nacional de Cultura, los escritores Karina Pacheco, José Carlos Agüero, Manuel Cornejo y la gestora cultural Ángela Delgado.
También se dejan suspendidas iniciativas como el proyecto de subsidio al consumo cultural, que buscaba entregar recursos a estudiantes universitarios o en pobreza extrema para adquirir servicios o bienes culturales por Internet con lo que se buscaba facilitar la reactivación del sector.
La misma celebración por los 200 años de nuestra vida republicana está entre paréntesis. Si ya el Proyecto Especial Bicentenario había perdido valioso tiempo al salir de la Presidencia del Consejo de Ministros para volver al Ministerio de Cultura, este nuevo retraso complicará la transferencia de fondos necesarios para solventar lo ya avanzado. Una fuente al interior del proyecto lamentó que justamente ayer, la nueva directora Ejecutiva, Laura Martínez, se iba a reunir por primera vez con el Ministro Neyra, pero tras la destitución del presidente la inseguridad es evidente. La preocupación al interior es que los alcances del proyecto se vean recortados. Ya se lanzó el concurso curatorial para la Exposición Nacional del Bicentenario, a celebrarse en el Museo de Arte de Lima (MALI) y el Museo Metropolitano de Lima, a la que se han presentado un centenar de equipos. Sin embargo, nadie garantiza que su organización llegue a buen término. A eso se suma la renuncia de su comité editorial y el recorte de fondos para el proyecto de los parques del bicentenario. “Ahora todo está paralizado”, señaló la fuente.
La despedida de Neyra
La mañana de hoy, desde su oficina, el ministro Alejandro Neyra ofreció a los trabajadores del Mincul unas palabras de despedida. “Esto tiene una sensación de deja vu”, señaló, recordando su salida también imprevista tras la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski el 21 de marzo de 2018. “El haber vuelto al Ministerio de Cultura a fines de mayo de este año fue una posibilidad de trabajar por algo en lo que todos creemos, la cultura de nuestro país (…) Creo que lo hicimos con mucha ilusión y con el deseo de hacer lo más posible en tan corto plazo”, afirmó.
“Una de las cosas fundamentales que yo he aprendido en este tiempo en el servicio público es que hay que trabajar en la gestión, en las políticas públicas, en las normativas, porque finalmente, uno puede tener muchas ganas y capacidades, y no necesariamente trabajar para que el sector vaya creciendo y cumpla sus metas”, señaló.
“Cuando el presidente Vizcarra me llamó para asumir el cargo, teníamos dos objetivos fundamentales: atender a nuestros hermanos indígenas y a los trabajadores de la cultura. Los dos sectores más afectados en esta pandemia. Creo que para el trabajo diario, lo que buscamos en estas dos áreas fue trabajar lo más posible, en coordinación con distintos sectores”, añadió.
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