Autora de ensayos, la antropóloga y feminista argentina participó en la FIL Lima en mesas sobre género, violencia, racismo y colonialidad. (Foto: El Comercio)
Autora de ensayos, la antropóloga y feminista argentina participó en la FIL Lima en mesas sobre género, violencia, racismo y colonialidad. (Foto: El Comercio)
Teresina Muñoz-Najar

"Entrená tus alitas, sé libre", le repetía su madre cuando era niña. "A su modo, me educó feminista". Rita Segato (Buenos Aires, 1951) tuvo una infancia particular: una madre, dos padres, el biológico y el legal, y cero conflictos. "Ella los amó profundamente y ellos a mí. Mi historia es irregular, lo sé, pero me llena de orgullo y me convirtió en la persona que soy". Antropóloga y feminista, Rita enfoca sus investigaciones en la violencia de género y en las relaciones entre género, racismo y colonialidad. Es autora de ensayos fundamentales ("Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres", "Las estructuras elementales de la violencia", "La guerra contra las mujeres", entre otros) y se pasea por el mundo dictando conferencias, seminarios y talleres. Actualmente reside en Tilcara (Jujuy), la ciudad que sigue siendo su fuente de inspiración y preguntas.


—Este año, los feminicidios se han casi triplicado en el Perú. ¿Hay acaso una revancha masculina?
En la violencia íntima, sí, cuando la mujer rompe el equilibrio dado por la desigualdad de género, los casos de violencia son muy comunes. Es el resentimiento masculino por perder su posición de dominancia en una relación de a dos. Pero los hombres que salen a la calle para buscar a una mujer, violarla y matarla no lo hacen por una política de dominación patriarcal, eso no.

—Ha trabajado mucho el tema de la violencia sexual, ha entrevistado a agresores y violadores en las cárceles de Brasilia.
Sí, y las conclusiones fueron sorprendentes. El violador es el "sujeto moral" por excelencia, él entiende que la víctima tiene que ser castigada, que necesita ser colocada en su lugar. La violación es una manera de decir que la mujer tiene que ser mujer, tiene que estar enclaustrada en su cuerpo, ser prisionera de un cuerpo. La violación es un acto de moralización, ¿por qué?, pues porque la mujer, por su cuerpo, está en un potencial desacato al orden patriarcal, la sospecha moral de la mujer es algo arcaico, no es de ahora.

—También sostiene que la violencia sexual es una violencia política.
Es una violencia política de poder que se ejerce sobre el cuerpo del otro, como territorio. La relación central en un acto de violación no es sexual en el sentido de atracción por la libido, sino de poder, de dominación de la víctima. Es una violencia de orden político que es el patriarcado, que por cierto no es una cultura, se disfraza de cultura, de discurso religioso y moral, pero en el fondo es un orden político de poder de la primera forma de desigualdad. La libido está colocada en el espectáculo del poder. Lo que erotiza al hombre es el espectáculo de su propio poder exhibido ante los ojos de los otros hombres. Es una acción autoerótica y homoerótica.

—¿Cómo acabar con el machismo?
Desmontando el mandato de masculinidad. Impidiendo que la masculinidad se siga comprendiendo como se comprende… como potencia y como soberanía territorial, considerando que los cuerpos son territorios. Al hombre se le ha dicho desde chiquito que para ser hombre tiene que mostrarse potente, poderoso y hoy en día es muy difícil mostrarse poderoso, los poderosos son muy pocos; entonces, como al hombre le es muy difícil mostrarse, pensarse como dueño de algo, restaura su posición de potencia mediante la violencia, solo le queda eso. La violencia de género es síntoma de un gran sufrimiento de la humanidad, no es un problema de las mujeres, no es un problema de las minorías, aceptarlo ha sido un gran error. La violencia de género es un síntoma de un mal social general.

—Actualmente, además de luchar contra el sistema patriarcal, hay que pelear contra una ola conservadora que no quiere que la sociedad cambie.
Hay que salir a juzgar a esa ola conservadora, hay que salir a desenmascarar los intereses que se encuentran detrás de ella, y cómo engañan a la gente. Este 15 de agosto, el Festival de Cine de Lima va a pasar un gran documental, se los recomiendo: "Que sea ley", de Juan Solanas. Quien la vea se va a dar cuenta de que el verso de las dos vidas es un cuento. Hay personas que necesitan abortar porque están enfermas, pero su sufrimiento solo se choca con la maldad y la insensibilidad más extremas. La prohibición del aborto es una política contra la mujer, es una política antifeminista. Las clínicas de fertilización asistida tiran óvulos fertilizados a la basura todo el tiempo, es necesario darse cuenta, y en ese caso no son personitas, pero cuando están dentro de la barriga de la mujer, ahí sí lo son. Es estúpido y malvado.

—¿A lo largo de estos años de lucha, siente que algo cambia?
Sí, en mi país los hombres están cambiando. En la calle, me paran y me agradecen, eso quiere decir que mi discurso circuló. Y ese cambio es liberador para ellos. Tienen que liberarse del mandato de masculinidad que los destruye.

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