No hay discoteca de Lima en la que no se escuche “Rebota”, canción que ha introducido al vocabulario popular la desconocida palabra “mamarre” y que lanzó a la fama a Juan Carlos Santiago, famoso en el mundo del reggaetón como Guaynaa. Este joven intérprete se ha hecho un espacio en esta industria llena de competencia.
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Juan Carlos siempre disfrutó de la música, sobre todo del género urbano y del freestyle. Sin embargo, al terminar el colegio y entrar a trabajar en una empresa petrolera, imaginaba que su futuro seria muy diferente del que ahora disfruta.
“De muchachito yo andaba con mis amigos al rededor de la casa, y básicamente era yo quien rapeaba. Ellos se sentaban cerca a escucharme. Yo tenía muchos videos de mí en mi celular haciendo freestyle. Probablemente estaba diciendo un montón de incoherencias, cosas sin sentido”, bromea. “Pero creo que tengo el talento de conectar palabras, lo estoy puliendo poco a poco para llevar un mensaje”, añade.
Estudió ingeniería química y se proyectaba como ingeniero petroquímico. “Poquito a poquito fui desempañándome en la compañía de petróleo francesa, y pensé que a eso me dedicaría toda mi vida. Me estaba visualizando en eso”, cuenta.
Este giro desde las ciencias a la música no fue sencillo para él. “Ha sido un cambio drástico, repentino. Mi carrera ha crecido bastante rápido en poco tiempo. Y uno siempre tiene que buscarle el lado bueno de las cosas. De hecho, las ciencias me sirven para la música. Fue un cambio para bien. Uno tiene que sacrificar unas cosas para obtener otras. No me arrepiento de nada. Nunca me rendí”. indica.
REGGEATÓN OLD SCHOOL
Guaynna desde que probó suerte en la música profesionalmente, siempre lo hizo con el reggaetón. “Se me hacía muy difícil porque quería hacer algo diferente a los de mis compañeros de este género”, recuerda.
Según indica cuando incursionó en el reggaetón, este estaba ausente, en su país (Puerto Rico), pues se escuchaba mucho más el trap, así que se las ingenió para revalorar el reggaetón de inicios de los años dos mil. “Lo que yo quiero hacer es reggaetón pesado, old school, con flow, pero que a la vez tenga un sonido fresco”, añade el intérprete que ha logrado con un solo video más de 271 millones de reproducciones en YouTube.
Guaynaa no lo tuvo sencillo, tampoco tuvo un ‘padrino’ en la industria que lo ayudar a potenciar su carrera. “Cuando se grabó ‘Rebota’ yo fui con 20 dólares que tenía en el bolsillo que me dio mi papá y mi mamá para echarle gasolina (al carro) y poder llegar al estudio”, recuerda. “El lugar en dónde grabé no era moderno. No tenía aire acondicionado, había abanicos, la gente se filtraba por el micrófono. Eran bloques de cemento. Básicamente, yo digo la música puede salir de donde sea, no importa en dónde la grabes sino quien la grabe”, agrega.
“Rebota”, compuesta en 20 minutos, tiene como protagonista la ‘palabra’ “mamarre”. Este término “sale de una pose jamaiquina de una película. Básicamente le puse un filtro”. Para él, “mamarre” es un grito de guerra porque cuando la gente la escucha se descontrola.
“La música es impredecible. Una canción puede tener éxito un año después que tú la sacas, puede ser que sube y baje, o suba y se quede. Nunca pensé que rebota fuera tan famosa”, cuenta. “Uno puede pensar: ‘este tema va a ser un palo (éxito), pero no es así. O puede pasar que sueltas un tema y se convierte en un palo, y es el que menos te gusta del disco, pero se pega y es el mega hit”, agrega.
SPICY PERO NO VULGAR
Después de “Rebota”, el cantante sacó un remix de este single junto a Nicky Jam, Farruko, Becky G y Sech, además de la canción “Chicharrón” y su recién estrenada “Buyaka”. Todas le auguran un futuro prometedor en esta industria, tan criticada por ser sexista, e incluso algunos la denominan vulgar. Sin embargo, para Guaynaa el reggeatón puede ser spicy (picante en español), pero no vulgar.
“Yo no creo que mi música sea muy vulgar o explícita. Yo creo que vulgar seria si le digo a una mujer que voy hacer con ella algo, la voy a poner hacer lo otro”, afirma. “Se puede ser un poco spicy, sin ser vulgar, sin faltar a respeto ni hablar mal. Creo que esa es la clave”, cuenta.
Además, afirma que jamás lo escucharán denigrar a una mujer con la letra de sus canciones. “Nunca diré: ‘agarro a una mujer, le hago esto o hago que me haga aquello’. Eso nunca lo van a escuchar de Guayna. Me gusta meterme de cabeza a la composición. Al final, esa canción la van a escuchar adultos, niños y personas de la tercera edad. Uno debe pensar en todos”, concluye.