La jornada del pasado domingo 28 de agosto, el Festival de Salzburgo, en Austria, tenía en agenda a dos de las mejores orquestas del mundo: por la mañana se presentaba la Orquesta Filarmónica de Viena; por la noche, la Orquesta Filarmónica de Berlín. Y por la tarde, en medio de las dos, tenía lugar el espectáculo de la Orquesta Juvenil de Sinfonía por el Perú, acompañada por la imponente voz de Juan Diego Flórez.
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Los más de 70 chicos y chicas salidos de los núcleos de Sinfonía por el Perú a lo largo de todo el país conquistaron con su talento a uno de los públicos más exigentes del mundo de la música clásica. Apoteósica primera fecha de su gira europea 2022, que se completó el ultimo miércoles en el Festival Menuhin de Gstaad y el viernes en el Festival de Lucerna, ambos en Suiza. Dos festivales que también se ubican entre los más prestigiosos a nivel internacional.
Invitado especialmente para la dirección de la orquesta en esta gira estuvo el español Roberto González-Monjas, director principal del Musikkollegium Winterthur, con un programa que incluyó obras de Rossini, Donizetti, Bellini, entre otros. Pero como atractivo central un conjunto de jóvenes peruanos, muchos de ellos provenientes de grupos vulnerables, que han encontrado en la música una feliz salida a sus problemas. Sobre eso conversamos con Juan Diego Flórez.
—¿Cómo ha sido el recibimiento del público de festivales tan prestigiosos?
Muy bueno. El primer concierto fue en Salzburgo, en el festival más importante del mundo, y en el escenario más importante de todos, el Großes Festspielhaus. Es el auditorio más grande y estaba súper lleno, con un público realmente entregado, que aplaudía y gritaba. Yo me quedé sorprendido con toda esa euforia del público. Además, cuando las manos ya no les daban para aplaudir, empiezan a zapatear. Y la orquesta tocó muy bien, fue un concierto en el que ellos tocaban solos en algunos momentos, y en otros yo cantaba con ellos. Fue realmente espectacular.
—Ha sido un espectáculo diferente al que está acostumbrado ese público, ¿verdad? Menos “serio”, por decirlo de alguna forma.
Sí, claro que sí. En realidad hay un poco de todo, se hacen óperas, conciertos, es un festival muy largo, que dura como dos meses. Pero sí, la primera parte de nuestra presentación estaba dedicada a la música clásica, a las arias de ópera, y también hubo momentos en que la orquesta tocaba piezas clásicas. La segunda parte empezaba con romanzas de zarzuela y la luego venía música peruana: “Ojos azules”, “Valicha”, “El alcatraz”, un lindo arreglo para orquesta de “El cóndor pasa”, y así hasta el final. La gente se puso a cantar y bailar, porque la orquesta también tocó mambos de Pérez Prado, y yo canté un ‘medley’ de música más del tipo caribeña, “Guantanamera”, “Piel canela”. Todo terminó en una fiesta. Incluso en “El alcatraz” una chica de los contrabajos [Nicole Revoredo] salió a bailar, la gente se volvió loca. Pero lo más importante es que la orquesta tocó muy bien.
—Esta gira llega cuando Sinfonía por el Perú cumple 11 años. ¿Imaginaste algo así cuando creaste el proyecto? ¿O se superó la valla?
No, nunca imaginé estar en el Festival de Salzburgo, ni el de Lucerna o en Gstaad. Sí me imaginé que en algún íbamos a viajar, quizá en Latinoamérica o en otra parte de Europa. Pero no que la primera gira que tuviéramos, y el primer concierto, fuera en el Festival de Salzburgo.
—¿Y cómo te gustaría pensar en Sinfonía por el Perú en 10 u 11 años más?
Bueno, Sinfonía por el Perú no es solo esta Orquesta Juvenil. La Orquesta Juvenil es el elenco central –así lo llamamos–, que reúne a varios elementos. Son más de 200 instrumentistas de distintas partes del país, que han estado en los núcleos de Sinfonía por el Perú, y tienen un nivel superior. Pero también tenemos una Orquesta Infantil y, por supuesto, la base del proyecto, que son los núcleos que tenemos en todo el Perú. Son miles de niños y jóvenes en edad escolar, que por las tardes van a clases de música, de coro y orquesta, en zonas vulnerables de todo el país. Esa es la base de Sinfonía por el Perú. Y en 10 años yo quisiera ver el proyecto impactando en muchos más miles de niños. Porque, al final, la música la hacemos bien pues la excelencia es muy importante, pero sobre todo se trata de un programa de transformación social y lo que quisiera es que haya un mayor impacto en peruanos y peruanas de todo el país.
—¿La pandemia fue particularmente dura para una iniciativa sin fines de lucro como esta?
Ha sido difícil, en primer lugar, porque los chicos y chicas no pudieron ir a los núcleos y por tanto no pudieron tocar juntos. Nosotros pudimos implementar la enseñanza virtual y eso fue importantísimo. De hecho, esta Orquesta Juvenil no tocó junta durante más de dos años. Y es impresionante cómo han podido hacer esta gira, porque se han reunido recién hace solo unos meses y han podido en poco tiempo prepararse realmente bien. Y en segundo lugar la pandemia también ha sido difícil económicamente. Por eso creo que, viendo cómo es que esta orquesta está representando al país, las empresas peruanas tendrían que ponerse las pilas y apoyar más a Sinfonía por el Perú como proyecto.
—Por cierto, hace poco tuviste tu primera participación como director artístico del Festival Rossini de Pésaro. ¿Qué tal esa experiencia?
Sí, fue mi primer año. Ha sido bonito porque es un festival que quiero mucho, al que estoy ligado desde hace muchos años. Y también ha sido toda una experiencia cantar al mismo tiempo que ser director de orquesta, porque canté en una ópera también. Aún así, nada se compara con mi trabajo con Sinfonía por el Perú y con esta gira, que es un sueño hecho realidad. Quién iba a pensar que íbamos a estar aquí, que íbamos a conquistar estos escenarios. Es como si en el fútbol se llegara a la Champions League, algo así. Más que esto, no existe. Y además siendo la primera vez que tocan en el exterior como orquesta completa. Quizá sea difícil de entender para mucha gente, pero es un hito muy importante.
—¿Sigue siendo la escena de la música clásica muy eurocéntrica? ¿Podría pensarse en un circuito con el mismo prestigio en Latinoamérica?
Bueno, si uno entiende la música como herramienta para la transformación social, entonces en el Perú y algunos otros países de Latinoamérica la música clásica les pertenece a varios miles de niños y niñas, en su mayoría pobres. Eso es impresionante. Ellos desde chicos conocen a Beethoven, a Mozart, a Tchaikovski, al igual que conocen a cualquier grupo popular. Para ellos eso es parte de sus vidas. Si hablamos de escenarios, festivales o teatros, hay algunos importantes como el Colón de Buenos Aires, el Municipal de Santiago, donde se hace bastante ópera y música sinfónica. En Brasil también. Quizá en Perú estamos un poquito más atrasados en cuanto a música clásica, pero hay escenarios también. Está la Sociedad Filarmónica, el Festival de Ópera Alejandro Granda… pero creo que estos chicos que ahora están en Sinfonía por el Perú, que son muchos, van a hacer que en el Perú haya mucha más música clásica. Porque ellos son los que crean ese “mercado”, ese gran espacio nuevo.
TESTIMONIOS DE SINFONÍA POR EL PERÚ
María Paola Tarazona (19)
Vivo en Ate e ingresé a Sinfonía por el Perú porque uno de sus núcleos estaba en mi colegio, Pedro Labarthe. Esta gira me está ayudando mucho porque he aprendido a desarrollarme en entornos diferentes. Me llevo como recuerdo los aplausos del público en Salzburgo. Conectar con gente que ni siquiera habla tu idioma es emocionante.
Keely Cornejo (21)
Soy de San Martín de Porres y actualmente estudio en la Universidad San Ignacio de Loyola con una beca de Sinfonía por el Perú. Ingresé a la orquesta, pese a que era algo que nunca había hecho. Y esta gira ha sido mi primer viaje al exterior. Ver el mundo de la música clásica de una manera más abierta me ayuda mucho en mi carrera.
Santiago Gabriel Leiva (18)
Yo vivo en Comas, y me uní a Sinfonía por el Perú gracias a un amigo que me invitó a cantar. La experiencia de la gira ha sido emocionante, pues he podido conocer más a mis compañeros, y recibir su ayuda en cuestiones como la técnica y la actitud. ¿Una anécdota que me lleve? El haber conocido a la Orquesta Sinfónica de Berlín.
Niemka Silvana Valdiviezo (18)
Vengo de Barranco. Ingresé a Sinfonía gracias a una beca. Estoy muy agradecida con esta gira porque me ayuda como música y como persona: conocer nuevos escenarios, experiencias, sensaciones. La interacción con el director, Roberto González-Monjas fue demasiado dinámica y divertida. Me ayudó mucho a romper el hielo.
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