Ángel Navarro Quevedo

Dos años después del éxito de Las Muchachas ―ya bajo el nombre de Las Chicas del Can― en República Dominicana, el empresario textil Jorge Villanueva emprendió una cruzada musical para replicar esa exitosa experiencia, agregándole un toque peruano. Así fue como recorrió las calles de Huancayo, seleccionando una por una a las nueve jóvenes de distintas edades que formarían parte de la primera agrupación femenina de cumbia en el Perú,

La banda debutó en 1984 bajo la dirección musical de la fallecida guitarrista Zulma Nieto, con Villanueva como su representante. Además, contaron con el apoyo del productor musical Miguel Ángel “Chombo” Rosales, con quien entrenaban y ensayaban en el tercer piso de un edificio ubicado entre la calle Real y el jirón Cajamarca en la ciudad de Huancayo.

Lucy Carbajal, Doris Oré, Zulma Nieto, Moris Aliaga, Mariluz Mashan, La Bamba y Mirta Clemente eran parte de la agrupación La Gota Dulce (Foto: Archivo Guepaje)
Lucy Carbajal, Doris Oré, Zulma Nieto, Moris Aliaga, Mariluz Mashan, La Bamba y Mirta Clemente eran parte de la agrupación La Gota Dulce (Foto: Archivo Guepaje)

“Éramos muy jóvenes y la idea de formar un grupo de chicas nos llamó la atención a todas. No solo debíamos cantar y tocar nuestros instrumentos, también bailábamos y fuimos creando nuestra propia identidad como banda, en un proceso donde no intervenía ningún hombre”, recuerda la vocalista Doris Oré, actual solista folklórica conocida como Doly del Perú, quien en aquel entonces tenía 14 años.

Juntas compusieron temas como “Tristeza de amor” y “Un día más”, éxitos que surgieron casi como un juego, dedicando sus canciones a amores ficticios o imaginando el despecho que, a su corta edad, casi ninguna había experimentado. “Cada una agregaba una partecita a la historia que contábamos, era como armar un cuento”, nos explica Oré, quien en aquel entonces era la segunda voz de la agrupación que recién comenzaba su aventura por los escenarios huancaínos.

Una banda muy joven

Aunque en ese entonces la libertad musical les permitió ensayar con la normalidad de cualquier agrupación de cumbia, la vida de muchas de las adolescentes de La Gota Dulce se dividía entre sus días en los pupitres de la escuela de monjas Nuestra Señora del Rosario y una carrera artística en pleno despegue.

“Fue muy difícil para las más jóvenes porque muchas madres se oponían a que nos expusiéramos a un ambiente musical donde el público era adulto. Nuestras madres nos acompañaban a los conciertos, incluso si eran en provincias, y nuestros papás se reían, pues era motivo de orgullo. Cuando no nos dejaban ir, lo solucionábamos rogando y limpiando la casa”, menciona Oré, también llamada La Gotita.

Asimismo, Jorge Villanueva siempre estaba pendiente de brindar seguridad adicional a las chicas, aunque muchas veces no fue necesario, dado el impacto que causaba en el público ver a un grupo de chicas tocando en vivo con ritmos que los hacían bailar.

“Una vez fuimos a dar un show en Huancavelica, lleno de hombres, no había ni una sola mujer. Mi madre quería sacarnos, pero teníamos que dar el concierto. Nos miraban expectantes, era la novedad de ver qué iba a pasar. Zulma empezó con un solo de guitarra eléctrica y la gente comenzó a bailar. Esa noche terminó en una gran ovación, aunque con el reclamo de nuestras madres y el descontento de nuestros papás”, recuerda Oré.

La Gota Dulce fue protagonista de diversas entrevistas en los años 80, donde compartían su experiencia como la primera agrupación femenina de chicha en el Perú. Muchos de estos archivos, aunque difíciles de encontrar, son un testimonio del impacto que tuvieron en la escena musical de la época, y algunos han sido rescatados por investigadores en eventos como Güepajé. (Foto: Archivo Doris Oré)
La Gota Dulce fue protagonista de diversas entrevistas en los años 80, donde compartían su experiencia como la primera agrupación femenina de chicha en el Perú. Muchos de estos archivos, aunque difíciles de encontrar, son un testimonio del impacto que tuvieron en la escena musical de la época, y algunos han sido rescatados por investigadores en eventos como Güepajé. (Foto: Archivo Doris Oré)

Al son de los éxitos

Por aquel entonces, vestían zapatos rojos, pantalones y polos blancos, con un saquito rojo, además de llevar un peinado corto y crespo para mantener la uniformidad. Así debutaron en el Costa Azul del Tambo, en Huancayo, donde tocaron junto a la recordada banda Los Shapis, con quienes compartieron escenario en diferentes oportunidades.

“Sentíamos que éramos famosas al codearnos con los grandes de la cumbia, mientras el público nos aplaudía y nos miraba no con desprecio, sino con alegría por lo nuevo. Nunca nos sentimos extrañas en los escenarios, y el público tampoco lo hizo”, comenta Oré. “En nuestro repertorio también cantábamos covers, pero adaptábamos las canciones para cantarlas desde el punto de vista de la mujer lo que les gustaba a las mujeres del público, se sentían identificadas”, agrega.

Doris Oré y Zulma Nieto, integrantes de La Gota Dulce, compartieron escenarios con Los Shapis en múltiples oportunidades durante la efervescencia de la cumbia andina en los años 80, siendo su principal apoyo. (Foto: Archivo Los Shapis)
Doris Oré y Zulma Nieto, integrantes de La Gota Dulce, compartieron escenarios con Los Shapis en múltiples oportunidades durante la efervescencia de la cumbia andina en los años 80, siendo su principal apoyo. (Foto: Archivo Los Shapis)

Después de un tiempo, emprendieron su camino a Lima para tocar junto a Jaime Moreira y Chapulín El Dulce, lugar donde aprovecharon en grabaron algunos de sus temas en un disco de vinilo, para luego regresar a dar conciertos en distintos eventos al rededor del Perú, donde el público las pedía por ser el peculiar grupo de chicas que podía animar cualquier ocasión.

“Durante nuestros casi cinco años de vigencia, viajamos a diferentes provincias, dábamos entrevistas y la gente nos perseguía para conversar con alguna de nosotras. Las personas hacían cola para ingresar a nuestros conciertos, donde se armaban grandes fiestas”, recuerda Oré.

El fin de la adolescencia y la agrupación

Con el paso de los años, las diferencias en sus vidas profesionales afectaron a la agrupación, y finalmente se separaron, cada una tomando su propio rumbo en el ámbito artístico o académico. “Siempre estaba la frase: ‘recuerda que tienes que ser profesional’. Nuestros padres no consideraban que la música era una carrera, así que muchas lo veíamos como algo pasajero”, confiesa Oré.

Sin embargo, siempre existió la esperanza de reagruparse para revivir aquellos momentos de éxito musical. “Intentamos traer de regreso a La Gota Dulce, pero el manager se fue del país, dos integrantes fallecieron jóvenes y no pudimos continuar con ese sueño”, explica Oré, quien tiene una licenciatura en Educación.

Aunque ya casi no mantiene contacto con las exmiembros de La Gota Dulce, Doris Oré continúa activa en su carrera musical y preservando el legado de la agrupación. No obstante, afirma que algunos músicos han patentado canciones compuestas por la extinta banda femenina. “A veces tocan nuestras canciones y ni siquiera dan los créditos, o tratan de apropiárselas”, comenta.

A pesar de ello, sigue buscando expandir y difundir el trabajo que realizaron hace muchos años, incluso cuando se presenta en solitario, como lo hizo recientemente en el aniversario del Callao, para demostrar que La Gota Dulce fue una propuesta única, aun hoy, cuando la presencia femenina está bien establecida en la música peruana.

La diferencia con otras bandas, como Corazón Serrano y otras agrupaciones femeninas, es que nosotras tocábamos todo. Ellas solo son las vocalistas, porque los músicos son varones, y ellas son las que afrontan con todo y dan la cara. Pero, con el debido respeto, La Gota Dulce no tiene comparación”.

Próximamente, Oré está preparando un homenaje, aún por definir si será un concierto o un disco recopilatorio, en honor a La Gota Dulce, una agrupación que surgió y desapareció rápidamente en el corazón del valle del Mantaro, no sin antes dejar constancia de que las mujeres siempre marcaron el ritmo del género musical más popular del país.

Más información

El redescubrimiento de la agrupación La Gota Dulce fue parte fundamental de la exposición Güepajé Vol. 2, un evento curado por Lucho Pacora, que se llevó a cabo en el Centro Cultural de España. Esta muestra buscó visibilizar los aspectos olvidados o invisibilizados de la historia de la cumbia peruana, especialmente aquellos que incluían la participación de mujeres en este género musical. La Gota Dulce, formada en Huancayo en los años 80, fue un ejemplo destacado dentro de la exposición como la primera banda de chicha femenina, que rompió barreras en una época donde el protagonismo musical de las mujeres era reducido.