El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. (Foto de Jairo CAJINA / Presidencia de Nicaragua / AFP)
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. (Foto de Jairo CAJINA / Presidencia de Nicaragua / AFP)
/ JAIRO CAJINA
Agencia AFP

El jefe de la escolta del presidente de , , fue destituido de manera “deshonrosa” y será juzgado por “insubordinación” y otros graves cargos, informó este miércoles la policía.

El Comisionado General Marcos Alberto Acuña Avilés, desobedeció flagrantemente órdenes superiores [...], se le impuso baja deshonrosa y será juzgado por el delito de incumplimiento de deberes, desobediencia e insubordinación, dijo la policía en un comunicado.

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Medios opositores editados en el exilio afirmaron que el oficial era el jefe de la escolta de Ortega.

El comunicado no menciona si Acuña está detenido. El rango de Comisionado general es el más entre los oficiales de la policía en Nicaragua, equivalente a general en otros países.

Con 25 años en la policía, Acuña se convirtió en 2007 en el jefe de la escolta presidencial cuando Ortega volvió al poder democráticamente, según el medio opositor El Confidencial, que se publica en Costa Rica. Desde entonces el mandatario ha sido reelegido en comicios cuestionados por la comunidad internacional.

El mismo medio, citando fuentes en la policía que no identificó, afirmó que la destitución de Acuña fue una decisión de la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo.

La caída de Acuña, ordenada por Murillo, se produjo después ‘que tuvo una discusión con la vicepresidenta’ el 24 de julio, en torno a una situación y un tema que no pudieron identificar”, escribió El Confidencial.

La Policía no dio más detalles de lo ocurrido en su comunicado.

El exembajador de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA), exiliado en Estados Unidos, Arturo McFields, comentó en la red social X que la baja de Acuña “debería abrir los ojos a miles de agentes policiales” en Nicaragua.

Ortega los abraza, los promociona, les pide que maten en su nombre, hasta que llega el día que ya no le son útiles y los tira a la basura. Los dictadores no tienen amigos. Acuña lo entendió demasiado tarde, afirmó McFields.

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