
Era un hecho que Donald Trump partía con ventaja en la carrera republicana a la Casa Blanca, pero su aplastante victoria en las primarias de Iowa ha sido una debacle mayúscula para quienes buscaban hacerle la pelea. Pese a los escándalos y los 91 delitos graves de los que ha sido acusado en cuatro casos penales el año pasado, los partidarios del exmandatario demostraron su fascinación -casi devoción- por el magnate y lo ubicaron en una posición prácticamente inalcanzable en la campaña partidaria por la presidencia.
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El caucus del lunes en Iowa terminó con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, en segundo y tercer puesto. Pero el resultado no fue muy esperanzador. Trump obtuvo el 51% de los votos, imponiéndose por 30 puntos porcentuales al segundo en la carrera, lo que va en línea a lo que dicen las encuestas: que será él quien disputará la presidencia con el actual mandatario, el demócrata Joe Biden.
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El diario “The New York Times” señala que tanto DeSantis como Haley, que en las últimas semanas ha ganado respaldo, han tratado de debilitar los lazos de Trump con sus partidarios sin emitir muchos ataques directos contra el expresidente republicano. “Pero la carrera para emerger como la alternativa a Trump se está volviendo cada vez más urgente, con un tiempo limitado para que los candidatos cimenten esa posición”, apunta.

Iowa no es un estado históricamente decisivo, pero sí un termómetro de hacia dónde van las simpatías de cara a las elecciones de noviembre. La de Trump fue la victoria más abultada de la historia en unos caucus de ese estado. Aunque el proceso de elecciones primarias suele durar meses, Trump espera lograr victorias consecutivas que hagan que sus rivales abandonen la contienda. El exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, fue el último en tirar la toalla este martes.
Fuerte vínculo con sus votantes
Trump, de 77 años, enfrenta casos judiciales civiles y penales, entre otras cosas por incitar el asalto al Capitolio de enero del 2021. Este mismo martes compareció ante un tribunal de Nueva York para el inicio de un juicio por difamación entablado por una escritora que ya le ganó otro proceso por agresión sexual el año pasado.
De hecho, el exmandatario ha estado más enfocado en usar sus líos en los tribunales como escenario de victimización que en atender la campaña electoral republicana. Ha mantenido su liderazgo prácticamente sin esfuerzo. No ha asistido a los debates de su partido y sus mítines tampoco han sido abundantes. No lo ha hecho porque no lo necesita.

“La decisiva victoria de Trump en Iowa reveló una nueva profundidad en el depósito de devoción dentro de su partido. Durante ocho años, ha fomentado una relación con sus partidarios con pocos precedentes en la política. Los valida, los entretiene, habla por ellos y los usa para su ventaja política y legal. Esta conexión, un vínculo duramente ganado para algunos, un culto a la personalidad para otros, ha desatado una de las fuerzas más duraderas de la política estadounidense”, dice “The New York Times”.
Mientras tanto, los análisis coinciden en que el Partido Republicano, que en los últimos años se ha radicalizado hacia la derecha, está dominado por Donald Trump. En el otro lado, el del bloque conservador que no ve con buenos ojos su regreso al poder está dividido y reparte sus votos entre DeSantis y Haley.
¿Qué viene ahora?
Los ojos están puestos ahora en New Hampshire, donde los votantes tienden a ser más moderados y menos religiosos. El estado celebrará las primarias republicanas la próxima semana.
Una encuesta de este mes mostró a Haley a poca distancia de Trump, lo que sugiere una oportunidad para ella. Para la exgobernadora, el tercer puesto en Iowa fue una decepción, pero no la fulminó. “Haley mostró una fuerza importante entre los votantes con educación universitaria, independientes y suburbanos, que han sido durante mucho tiempo los mayores escépticos de Trump. Derrotó a Trump por un margen cómodo en los recintos donde la mayoría de los residentes tenían un título universitario de cuatro años. También ganó el 64% de los autodenominados moderados”, resalta “The New York Times”.
Después de eso la siguiente contienda importante está programada para el 24 de febrero en Carolina del Sur.
Claramente Trump mantiene su confianza en una nueva victoria y ha redoblado sus ataques al gobierno demócrata y a Biden. No hay razones para creer que cambie la estrategia que le ha funcionado hasta ahora: enfocarse en la elección nacional y seguir recurriendo a la victimización.
Brenda Estefan
Analista internacional
El resultado en Iowa confirma lo que decían las encuestas, que la ventaja de Donald Trump es amplia con respecto a los siguientes dos contendientes. Ron DeSantis se quedó corto en esta idea de presentarse como un Trump sin la parte caótica, pero con el mismo proyecto. Al parecer, la base republicana está embelesada con el conjunto de lo que es Trump.
En el caso de Nikki Haley, si bien ha venido con una tendencia ascendente y ha recibido apoyos importantes en términos económicos, los resultados de Iowa tampoco son buenas noticias. Ella tiene que demostrar que puede captar los votos de la base republicana y parece que no le va tan bien. Si la tendencia sigue así, no habrá grandes sorpresas y Trump será el candidato.
El escenario parece claro. En este momento todo parece indicar que Trump va a ser el candidato. El resultado del lunes confirma la preferencia que tiene este partido por seguir apostando a la figura de Trump, a pesar del asalto al Capitolio, de los distintos juicios en su contra en lo penal y lo civil y de los escándalos. Él sigue siendo la figura dominante en el Partido Republicano.
Los candidatos que no tienen posibilidad alguna ya han renunciado. Me parece que al menos Haley y DeSantis querrán seguir dando la batalla. Paradójicamente, creo que este es uno de los procesos internos republicanos que sí genera tensión por la figura de Trump, pero, al mismo tiempo, es como un partido de fútbol ya decidido, en el que muchos crees que el resultado final ya está dicho. No es una ventaja menor la que tiene Trump.
Lo que vendrá serán muchos escándalos. El tono de Trump parece arreciar en esta tercera campaña presidencial, en la que sigue con esa saña contra sus contrincantes y críticos. Es la marca de Trump que quita nivel a la campaña, pero que, finalmente, muchos estadounidenses están dispuestos a apoyar. Más que enfocarse solo en atacar a Biden, la estrategia de Trump es tomar los temas que más encienden a la ciudadanía. Va a centrarse sin duda en el tema migratorio y en el de género. Trump sabe que eso enciende el debate entre la ciudadanía. Esa va a ser su apuesta.
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