Hoy se repite parte de la historia. Rodeados de cámaras y ante toda Francia, el actual presidente, Emmanuel Macron, se volverá a sentar frente a la líder de extrema derecha, Marine Le Pen. Así como en el debate presidencial del 2017, los oponentes se pondrán zancadillas y mostrarán su rostro más amable para captar al electorado francés de cara a la segunda vuelta de este domingo 24.
Pero hay una diferencia fundamental. “En las encuestas, Le Pen está muy cerca de Macron. Por otro lado, el presidente ya no tiene el bono de la novedad, sino problemas”, dice el analista Francisco Belaúnde.
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Según el sondeo de Ipsos-Sopra Steria, Macron se llevaría la elección con un 55,5%, dejando a Le Pen con 44,5%. Por su parte, France Info y Le Parisien, sitúan las cifras en 56%-44%.
La victoria para Macron es una posibilidad cierta, pero es difícil que se repita la abismal diferencia (66% a 33%) del 2017. Con pocos puntos de distancia (27% - 23%, según la primera vuelta), Le Pen se encuentra no tan lejos. El frente republicano que, en el 2002 y en el 2017, impidió la victoria de la derechista, está quebrado.
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Por eso, una de las cartas que jugará Macron será la de la defensa de la ecología, cuyo objetivo es extremadamente obvio. Habrá que ver si el nada despreciable 22% del candidato Jean-Luc Mélenchon muerde la carnada. Sin embargo, se trata de un escenario complejo.
“El descrédito y el desgaste de la democracia ha hecho que muchos voten por Mélenchon, un candidato populista de izquierda. Esto se suma al derrumbe de los partidos tradicionales. La derecha clásica, por ejemplo, quedó pulverizada, así como el partido socialista”.
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Golpes y aciertos
Si a Marine Le Pen le fue mal en el debate del 2017, dice Francisco Belaúnde, fue por la poca experiencia, entre otras razones. “Puede sonar extraño, pero Le Pen era ella misma. No tenía mucho filtro y daba declaraciones polémicas”.
“Ahora, sin embargo, va a tratar de esconderse”.
Y ante esa moderación del discurso, Macron responderá cuestionándola y sacará su mejor carta, la democrática.
“No utilizará el término dictadora para referirse a ella. En todo caso, lo dirá sin mencionarlo. Seguramente también hablará de regímenes iliberales, esos sistemas elegidos que van socavando las instituciones”.
Pero, ¿qué tanto daño podría hacerle Macron a Le Pen si es que la extrema derecha ha ganado tanta popularidad en Francia? Tan solo entre Le Pen y Éric Zemmour suman más de 30 puntos.
“Es verdad que hay una especie de corriente de extrema derecha compuesta por gente que está harta de la política, de esos que votan por la extrema derecha o simplemente no lo hacen”.
“La mayoría de franceses cree en la democracia, así que Macron va a apelar a ellos. Él sabe que probablemente no ganará con un gran porcentaje, pero quiere vencer. Por eso va a apelar a la gente que está preocupada por el ascenso de la extrema derecha”.
O en buen cristiano: “Macron quiere evitar la abstención, quiere decirles a los que no piensan votar que tienen que hacerlo”.
Le Pen responderá cuestionando su gestión, quizás reclamando que solo responde a los ricos y no al pueblo. Alguno que otro golpe será certero. Macron hablará de su papel en la geopolítica mundial -no fue gratuita su intención de mediar en la guerra entre Rusia y Ucrania- y de la economía que se viene recuperando lentamente. Podría conectar algún golpe. ¿Presenciaremos un resultado similar al del debate entre Donald Trump vs Hillary Clinton?
“No se puede descartar que eso pase. Creo que es lo menos probable, pero a estas alturas del partido puede haber sorpresas”.