Quito. Los indígenas en Ecuador han derrocado presidentes y llegaron a ser parte de un triunvirato que gobernó fugazmente en 2005. Ahora están de vuelta a las calles para tumbar los ajustes pactados por el gobierno con el FMI.
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— ¿Quiénes son? —
Los indígenas conforman 13 nacionalidades y hacen de Ecuador un país pluricultural y multilingüe. Su población representa el 25% de los 17,3 millones de habitantes.
Son temidos por su coraje y capacidad de organización en la protesta. Desde 1990 son un sector influyente que ha escalado posiciones. Actualmente una indígena shuar, Diana Atmaint, preside el órgano electoral.
También han ocupados ministerios, altos tribunales y embajadas. “Somos longos (una palabra despectiva de origen quichua contra los engreídos), pero con cerebro”, dice Arturo Culqui, de 23 años y originario de la provincia de Chimborazo.
Culqui es parte de la guardia indígena que vigila un campamento adonde miles de indígenas llegaron a Quito para protestar por la eliminación de subsidios que encarecieron hasta 123% en los precios de los combustibles.
Con fuste en mano, Culqui busca “infiltrados” para expulsarlos.
Los indígenas lidian con la falta de servicios básicos. En este siglo aún existen aldeas sin electricidad ni agua potable. Un 50% de los niños indígenas menores de cuatro años sufre de desnutrición crónica, según estadísticas del Ministerio de Salud.
Los indígenas son vistos por los mestizos, mayoría en Ecuador, como tercos y rudos. “El mundo indígena ha sido históricamente segregado, es una cuestión de respuesta al racismo que viven a diario; solo confían en sus iguales”, explicó el estudioso de la Universidad Salesiana de Quito Pablo Romero.
Gran parte de población aborigen acata los lineamientos de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que en 1990 impulsó el primer levantamiento aborigen en Ecuador que movilizó a miles hacia Quito.
Los nativos dejaron de ser invisibles y consiguieron 2,3 millones de hectáreas de tierra.
La Conaie, que agrupa a la Ecuarunari y Confeniae, tiene en Pachakutik su brazo político de izquierda, creado en 1995.
Hoy ese partido ocupa cinco de los 137 escaños del Legislativo, aunque han llegado a obtener hasta un 10% de curules.
Ante medidas consideradas impopulares, la Conaie promovió protestas, que junto a otros sectores derivaron en el derrocamiento de los expresidentes Abdalá Bucaram (1997), Jamil Mahuad (2000) y Lucio Gutiérrez (2005).
— ¿Cómo les afectan las medidas? —
Un 68% de los pobres en Ecuador son indígenas. Las reformas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) implican el fin de la ayuda, por 1.300 millones de dólares al año, que destinaba el Estado para amortiguar el precio de los combustibles en el país petrolero.
Detrás de esa medida asoma el miedo a una inflación generalizada. Dedicados a labores agrícolas y comerciales, el primer impacto para los indígenas será el encarecimiento del precio de lo que producen, habitualmente en monocultivo de papa, trigo, cebada, cebolla larga, brócoli o zanahoria.
La cosecha la sacan a los mercados por carreteras secundarias o terciarias. En sus territorios se mueven principalmente en camioneta y camión pequeño, de preferencia de combustión a diésel, que era el más barato. El precio del galón americano de diésel pasó de 1,03 a 2,30 dólares (123%) y el de gasolina corriente de 1,85 a 2,40 (123%).
Esto también implicó un aumento de 30% en los pasajes del transporte dentro de sus provincias.
“En mi caso somos siete hermanos y subidos los pasajes es un platal. Ustedes como no saben que el pasaje en los pueblos es más caro”, espeta Lucrecia Caiza, una indígena otavaleña.
Para el catedrático Romero, “en la cosmovisión indígena es normal tener muchos hijos, son mano de obra propia para el futuro, es un tema económico y de supervivencia”.
— ¿Qué buscan? —
La Conaie quiere que el gobierno dé marcha atrás en la eliminación de subsidios, que según Moreno se mantuvieron durante 40 años y le significaron al Estado unos 60.000 millones de dólares.
Las alzas llevaron a que miles salieran de Los Andes y territorios amazónicos para protestar.
“Estamos en Quito para rechazar un modelo económico capitalista que va en contra de los diferentes niveles de economía”, explica Jorge Herrera, exjefe de la Conaie.
“No tenemos ninguna otra intención, peor, menos aún, de tumbar gobiernos”, manifestó a su vez el líder Salvador Quishpe.
Moreno ha dicho que sin los subsidios, el Ejecutivo recuperará unos 1.400 millones para destinarlos a los más pobres. Sin embargo, los indígenas exudan desconfianza. “No confían en alguien que toma medidas antipopulares y los reprime duramente en las calles”, comentó Romero.
Fuente: AFP