El Congreso ha decidido legislar con un interés político que prioriza el corto plazo electoral por encima de las necesidades reales del país. La reciente aprobación de 21 nuevas universidades públicas en 15 regiones sin justificación técnica ni respaldo presupuestal constituye un golpe directo al sistema universitario. Crear universidades por ley, sin estudios serios de viabilidad o planes de desarrollo académico, solo debilita la educación superior.
El Perú cuenta con 53 universidades públicas, muchas de las que enfrentan grandes desafíos en cuanto a infraestructura, recursos y capacidad de absorber a más docentes calificados. En lugar de consolidar y fortalecer las instituciones existentes, el Congreso opta por crear más universidades que, sin los debidos criterios de calidad, corren el riesgo de ser elefantes blancos: instituciones incapaces de brindar educación de nivel, con escaso impacto en el desarrollo de sus estudiantes y de nuestro país.
Para entender la situación comparativamente, veamos otras realidades en la región y en otros continentes. Por millón de habitantes, el Perú tiene ya un importante número de universidades públicas (1.52/mh), si nos comparamos con Colombia (0.64/mh) y Brasil (0.33/mh). En cuanto a países con una población similar a la peruana, Malasia tiene un ratio de 0.63, y Australia de 1.48. Con la creación de 21 nuevas universidades públicas, nuestro ratio se elevaría a 2.15, muy por encima de estos y otros países más desarrollados.
Siendo que hoy en día las universidades públicas luchan por mantener operativos sus equipos, laboratorios y centros de investigación, este incremento resulta inconcebiblemente irresponsable. Además, la inversión en el sistema de ciencia y tecnología en el Perú, del que las universidades públicas forman parte, apenas alcanza el 0,15% del PBI, una cifra ínfima si consideramos que el promedio en países desarrollados supera el 2%. Crear más universidades sin asignar fondos suficientes solo provocará una fragmentación mayor del presupuesto y un debilitamiento general del sistema de educación superior.
¿Por qué se sigue apostando por universidades sin evaluar su impacto? La respuesta parece simple: la creación de nuevas instituciones tiene un valor político inmediato, pues satisface demandas locales y puede generar réditos electorales en el corto plazo. No obstante, el costo a largo plazo es un sistema universitario insostenible, con miles de egresados sin las competencias necesarias para insertarse en el mercado laboral. No es posible construir un sistema universitario sólido si se sigue apostando por la cantidad y la fragmentación en lugar de la calidad.
Mientras el Congreso legisla en favor de crear nuevas universidades sin justificación, el país sigue careciendo de un número suficiente de institutos técnicos de calidad. Según el INEI, el 37% de los jóvenes peruanos accedió a educación superior (universitaria y técnica). Pero, según la Sunedu, el 29% eligió la universidad y solo un 8% optó por la formación técnica.
La decisión del Congreso de aprobar la creación de 21 universidades públicas refleja una gran falta de responsabilidad política. En lugar de fortalecer las universidades existentes y apostar por la educación técnica, se prioriza el interés político de corto plazo, hipotecando el futuro de los jóvenes y debilitando nuestro sistema educativo. Es momento de exigir políticas responsables, en las que la calidad educativa sea el eje central y se invierta el dinero público en instituciones que realmente aporten al desarrollo del país.
El Perú no necesita más universidades anodinas; necesita un sistema educativo eficiente, inclusivo y competitivo, que forme ciudadanos capaces de transformar nuestra golpeada realidad nacional.