En un país en el que en solo un año se registraron más de 124 mil denuncias de violencia contra las mujeres (Centro de Emergencia Mujer, 2024), es necesario preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo como hombres para contribuir y ser parte del cambio?

Partamos por cuestionar lo que sabemos sobre masculinidades. Desde niños, a la mayoría de los hombres peruanos se nos inculca el ser fuertes, relacionarnos con dominio y dureza, guardar silencio frente a las violencias, e, incluso, a perpetuarlas. Los roles que adoptamos no solo limitan la creación de relaciones respetuosas y saludables, sino que prolongan y normalizan el machismo, la dependencia económica, la violencia de género y desigualdades que perjudican principalmente a las mujeres.

Trabajar para desmontar los estereotipos y roles restrictivos asignados a la masculinidad no solo contribuirá con reducir la violencia hacia las mujeres y feminicidios; también nos permitirá ver y promover un rol activo de las mujeres en el desarrollo de la sociedad: liderando iniciativas, propuestas de ley; encabezando grandes organizaciones y gobiernos, promoviendo políticas a favor de sus derechos. Las mujeres no solo trascendieron a siglos de opresión, sino que siguen demostrándonos que la igualdad de oportunidades está lejos de ser una utopía y más bien un horizonte alcanzable si todas y todos nos ponemos en marcha para construirlo.

Como hombres, nuestra labor reside en reconocer estos liderazgos femeninos y aliarnos para construir y ser parte de sociedades más justas. Cuestionar y desaprender comportamientos machistas en nuestros círculos familiares y laborales, rechazar la violencia en todas sus formas, alzar la voz ante acosos callejeros o injusticias que se nos crucen en el frente, y, especialmente, promover una educación basada en masculinidades respetuosas para la generación actual de hombres y las próximas que seguirán construyendo una sociedad más justa.

Desde Plan International desarrollamos programas nacionales como “Decidir sin Violencia”, que en el último año logró que más de 51 mil niñas, adolescentes y mujeres accedieran a herramientas para estar protegidas frente a la violencia y participar en la creación de entornos más seguros para ellas, y que más de 42 mil niños, adolescentes y hombres jóvenes aprendieron a relacionarse con respeto y equidad. El programa, en articulación con el Ministerio Público, equipó y mejoró 6 cámaras Gesell en Piura, 2 en Loreto y 1 en Cusco, y fortaleció entre sus participantes mecanismos de denuncia y atención a víctimas.

Es urgente trabajar en conjunto y asumir un rol activo en la búsqueda por un Perú más justo. Desde acciones cotidianas conscientes, y ejerciendo nuestras masculinidades con respeto, responsabilidad y valentía, aportaremos en construir el país que queremos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Víctor García Hernández es representante país Plan Internacional Perú

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