Nací en Chiclayo y tengo 27 años. En mi casa siempre se escuchaban valses y marineras norteñas. Mi abuela bailaba tondero y de allí nació mi curiosidad por aprender a bailar. Vivo en Lima y soy la promotora de “Tondero, pedagogía para el buen vivir”, una propuesta educativa que busca enseñar parte de nuestra historia a partir del baile. Soy tan feliz bailando tondero que mi sueño es contribuir a que más niños y jóvenes crezcan como personas y peruanos a través de esta danza.
Rita García Guerrero
Susan Torres creció oyendo marineras y tonderos. Su abuela y su madre se encargaron de sembrar en ella el amor por la danza norteña. Ella no se negó y abrazó al tondero como su forma de vida y una herramienta para difundir y enseñar parte de nuestra cultura.
— Podría haber sido cualquier otra danza, ¿por qué específicamente el tondero?
Crecí escuchando valses norteños y cuando supe que mi abuela bailaba tondero, me dio curiosidad y decidí aprenderlo. Siento que es parte de mi historia.
— ¿Cuál es el mayor atractivo que tiene para usted este baile?
Es una danza muy fresca y cadenciosa, me gusta la energía y el salero que tiene, creo que yo soy así. Cuando escucho un tondero y lo bailo, me conecto con la tierra, es una forma de volver a mis raíces. Saber que mi propia historia está enlazada a este baile me inspira.
—¿Cómo fue su proceso de aprendizaje?
Cuando viajé a Piura y visité Morropón, me quedé dos semanas aprendiendo con una maestra a la que llaman ‘Mamá Tondero’. Es interesante visitar el lugar donde nació la danza porque entiendes cuál es su esencia y sabes el por qué de cada movimiento. Eso fue lo más hermoso que me pudo pasar, me ayudó mucho como bailarina.
—¿Cuál diría que es el encanto del norte del Perú?
La gente tiene su salero y picardía. El norteño es pícaro, fresco y trabajador, eso no lo ves en cualquier lado. Tenemos un legado muy rico, los tonderos son cantos acerca de la vida, expresan alegrías y tristezas, pero siempre hay una forma de terminar celebrando. En resumen, podría decir que difundir y bailar el tondero es mi manera de vivir y además me hace libre.
—¿Cuál es el aporte del baile en la enseñanza?
La idea es generar acercamiento entre los niños y el baile, quizá ellos no saben nada del tondero, pero al momento de conocerlo, creas empatía y empiezan a valorarlo como un elemento de la cultura peruana. Formas nuevos espectadores, ese es el objetivo.
— ¿Cómo una danza puede hacer mejores personas?
De nuestras manifestaciones culturales podemos aprender la disciplina, solidaridad y perseverancia que llevan en su historia. El pasado nos hace reflexionar, no podemos evitar lo que somos.
—¿Cuál es su valoración acerca de la forma de enseñar historia del Perú?
Falta educar en base a lo que somos, no solo por fechas conmemorativas. Si el docente tiene un pasado de tradiciones y costumbres, debería transmitir eso. Muy pocos se atreven a enseñar a partir de lo que son y solo se quedan con el contenido y las teorías.
—¿Cree que se está priorizando la difusión de las nuevas tecnología antes que las expresiones culturales?
Esta vida acelerada hace que reflexionemos muy poco sobre la historia. No hay promoción de nuestras danzas.