Fernando Vivas

Está rodeado de sus cientos de libros de márketing, derecho y autoayuda. Sobre un atril, hay un tomo abierto de Peter Drucker con 365 consejos para leer día por día del año. Pero más que de Drucker,  es devoto de Ayn Rand, la autora de “El manantial” y “La rebelión de Atlas”, títulos esenciales del individualismo idealista en el siglo XX. Los predicadores del emprendimiento necesitan stockearse de citas para levantar el ego emprendedor y en ese afán –no en el de la aventura política– es que Nano se hizo popular. Su “Somos empresa”, tuvo temporadas radiales y televisivas. 

Nos ponemos a discutir sobre la actuación de Gary Cooper en la versión hollywoodense de “El manantial” y olvido por un rato que estoy con el hombre del spot faltoso que manda a todos los candidatos al carajo. Vamos al grano. ¿Lo impulsivo y angurriento es una marca de tu carácter o una táctica para llamar la atención y soltar mensajes más políticos?. “Quienes me conocen saben que soy enérgico. Obviamente el carajo es el medio [no el fin]. Siempre lo he usado. Mi primera sección en ‘El Peruano’ se llamaba ‘Los perfiles del carajo’ haciendo una analogía con el libro ‘Los perfiles del coraje’ de John Kennedy. Mi primer libro se llamó ‘Los secretos del carajo’. El problema es cuando hay etiqueta y no hay contenido”. Entonces, luego del primer spot, serás más propositivo. “Hay temas donde no podemos ser light, como cuando hablas del Estado ogro chupasangre que no permite avanzar”. Le replico que propositivo no es light sino demostrar que estás preparado con propuestas técnicas. “Me he preparado para esto, tengo una visión del Estado a partir de una ideología. Mi visión no es programática y coyuntural, es ideológica”. 

¿Nano Guerra García es socialista? “Me formé en la izquierda, estuve en el Partido Socialista Revolucionario. En 1990 estuve en Moscú en un curso de cuadros y sufrí una crisis de identidad. Hasta mis profesores me decían ‘esto es una mentira’. Dejé de ser un socialista y empecé a dedicarme a temas que me llevaron al emprendedurismo, que es una de las ideologías del siglo XXI”. 

No solo ideología sino religión, le digo. ¡Eres un predicador! “Uno tiene que predicar sus ideas con fuerza. El emprendedurismo es sobre todo una actitud ante la vida, una forma de enfrentar el mundo con tu inteligencia”. El problema cuando predicas es que puedes imponer a la gente un sueño que no es necesariamente el que le conviene. “De acuerdo. Usé tu metáfora, pero no es una religión, es una filosofía racional”.

¿No puede ser contraproducente que un peruano crea que tiene que hacer empresa cuando de pronto lo mejor para él es canalizar sus ambiciones como empleado? “Emprender no es hacer empresa, es una ac titud ante la vida. El que quiera emprender dentro de una empresa es un ‘intraemprendedor’, que puede escoger ser empleado de otro para realizar su sueño y avanzar. Ninguno es mejor que el otro. No sueño con un país donde todos sean empresarios porque si no, ¿quién va a trabajar en las empresas? Pero sí sueño con un país que avance siguiendo su razón y creando sin que el Estado le impida crear”. 

Como dice ahora Alan García, el perro del hortelano es el Estado, lo pico. “Mi atención se fija en el hortelano, no en el perro. Alan García tiene una visión borbónica del Estado, no ha buscado un capitalismo popular como nosotros si lo buscamos”. ¿Cómo resolverías las dificultades para que los beneficios de las grandes inversiones lleguen a las poblaciones vecinas? “Hay una corriente entre los demócratas norteamericanos, el comunitarismo, no comunismo, de la que bebemos mucho. Los recursos deben llegar no solo a las comunidades, sino a las Apafa, a las juntas de regantes. Debemos caminar hacia la propiedad del subsuelo”. Otra coincidencia con García. “Ahora. No lo dijo antes. Peter Drucker decía que en el siglo XXI si haces política pensando solo en el criterio económico, estás equivocado”. 

Lucho y Pepe
El izquierdista convertido al capitalismo popular, con un nicho en la televisión, era un especialista predecible. Pero cuando lo vimos pasar, en muy pocos días, de precandidato presidencial del Partido Humanista a candidato de Solidaridad, entró en trompo. Vinieron el spot infame y cambios súbitos de opinión sobre la unión civil. Torpeza de candidato en mudanza, pues bien pudo mantener su posición liberal en ese punto aunque le pesara a la muy conservadora Solidaridad. 

¿Has conversado con Luis Castañeda, el líder de Solidaridad?. “Sí, una conversación larga. Me daba consejos, ‘te recomiendo que apenas seas elegido, hagas gestión inmediatamente’”. Tú eres un reformista, porque crees que hay que adecuar el Estado a las necesidades de la gente. ¿La gestión de Castañeda adolece de no haber emprendido reformas? “Es el alcalde que más obras ha ejecutado, unas 7.000 de las que unas 400 han sido auditadas y no han tenida objeción”. No objeto las obras, pregunto si ha descuidado las reformas. “No creo. Su visión es primero dotar de infraestructura. Cuando uno es elegido no puede hacer todo a la vez. Eso me aconsejó, escoge dos o tres cosas, porque si no vas a ser esclavo de tus promesas”. ¿Qué escoges luego de ese consejo? “Simplemente, reformar el Ejecutivo. Me contentaría con poner al Gobierno Central al servicio de la gente. Que nos traten como clientes porque nosotros pagamos para que nos traten con esa eficiencia. Y luego, entrar a combatir la corrupción. Yo no tengo ninguna deuda ni amarre que explicar”. 

El desplante de Simon, al erigirse él mismo en candidato, le vino bien a Nano Guerra García por una razón práctica: el afán y los recursos de Solidaridad para saltar la valla son ingentes, y eso le garantiza gran exposición. El primero de la lista,José Luna, dueño del consorcio Telesup, parece el candidato principal, le digo. “Pepe Luna es un hombre que me ha abierto su organización, que ha sido generoso, que me ha puesto recursos. Simon me tiró la puerta en la cara. Me gusta tener al lado a alguien como José Luna que es un emprendedor que representa lo que yo he predicado siempre”. ¿Sabes en qué se basa su fortuna? “Te aseguro que un trabajo y en una capacidad extraordinaria”. ¿En qué rubros estuvo antes de estar en educación? “Él estudió para profesor y tiene un doctorado no plagiado. Es un hombre muy solvente, yo aprendo cuando hablo con él. Lo que pasa es que tenemos prejuicios. (...). Llegó de Huancavelica a Lima a los 8 años, vendió panetones junto a Acho. A mí no me sorprende, porque son las historias que he recogido en los últimos 10 años. Yo quiero buscar la representatividad de ese sector emergente”. 

Nano y el ANDE 
Hernando no emergió como aquellos a quienes quiere representar. “Soy un serrano blanco de origen cajamarquino, nací en Lima. No somos de la clase alta, sino de clase media intelectual, profesional. El padre de mi abuelo compuso sus apellidos al no tener un origen claro de donde venía”. Estudió Derecho como tantos jóvenes que no atinamos con nuestro vocación al primer intento. “Me costó terminar Derecho. Fui dirigente universitario, me suspendieron un ciclo por sacar un periódico. Soy zurdo, he sido medio disléxico, pero terminé y me propuse entrar en ESAN. Saqué adelante mi maestría sobre los emprendedores de Gamarra, mi asesor fue Rolando Arellano, un gurú verdadero, porque yo no soy gurú”. 

Hay algo evidente en el perfil político de Nano Guerra García, algo que no oculta la parafernalia de campaña montada por su estratega Carlos Raffo y la fortuna de Luna: tiene un proyecto propio, el de la Asociación Nacional de Emprendedores (ANDE), que no es necesariamente el de Solidaridad. Pero tampoco se le opone, según me explica. “Creo que es parte de una mirada que ya expresa Pepe Luna. Antes buscaron a Hernando de Soto, se quedaron con otro Hernando. Ojalá avancemos en tener una organización cuya matriz puede ser Solidaridad Nacional, que represente este nuevo país emergente”. 

Nano Guerra García está casado con Milagros Muñoz y tiene dos hijas. Espera que Milagros lo acompañe en la agitación de la campaña. La lista al Congreso ya está decidida, y asegura que si pillan a alguien con algún antecedente, “lo obligaremos a renunciar”. Y cuenta, feliz, que Ángel Calvo, el cerebro y los dedos que mueven a Nicolasa, va con el número 1 al Parlamento Andino. Es el detalle más naif en esta ríspida campaña.

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