El analista político Gonzalo Banda afirmó que el jefe del Gabinete Ministerial, Guido Bellido, sabe que debe realizar ajustes en su equipo, pero refirió que el Ejecutivo, tras recibir el voto de confianza del Congreso, “no tiene los estímulos necesarios para hacerlo”. Agregó que tras la investidura, el secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, y algunos defensores de su agenda han salido fortalecidos.
— El Congreso le dio el voto de confianza al Gabinete Ministerial de Guido Bellido. ¿Ha salido fortalecido más Vladimir Cerrón que el presidente Pedro Castillo? ¿Por qué?
Hasta el martes, el presidente Castillo había evaluado seriamente cambiar a Bellido y a algunos ministros. Sin embargo, convencido por Perú Libre y por la izquierda más progresistas como Nuevo Perú [no lo hizo]. Esa primera disputa política entre Castillo y Cerrón- a los que insisto no hay que enfrentar dicotómicamente, porque comparten más cosas que aquellas que los dividen- ha favorecido a Cerrón, porque Bellido ni los ministros cuestionados se vieron en la necesidad de dar un paso al costado [para obtener la confianza]. Es evidente que Cerrón y algunos de los defensores de su agenda política han salido fortalecidos, y el presidente Castillo que creyó que era estratégico cambiar ministros para no perder la confianza, no parece salir fuerte de ese primer choque. Lo más dramático es constatar que la diferencia ha sido grande, fueron 73 votos, Bellido ha obtenido la confianza con solvencia. Y seguramente esto le dará un aire político a él, pero también a Cerrón que no van a dudar en aprovechar.
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— La oposición en el Congreso se fraccionó en dos bloques: Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País que votaron en contra del voto de confianza, y Acción Popular, APP y Podemos Perú, que mayoritariamente respaldó al Gabinete Bellido. ¿Estamos en el inicio de una mayor división?
A mí lo que me sorprendió al inicio del gobierno fue la coordinación que tuvo la oposición para casi dejar sin comisiones a Perú Libre, está inteligencia en la oposición no era algo que habíamos visto en los últimos años. No hemos podido ver la evolución de esta estrategia, porque evidentemente muchos congresistas tienen esta especie de “síndrome Vizcarra”, es decir no quieren ser vistos como obstruccionistas, este síndrome llevó a un gran enfrentamiento y puso al Parlamento como el más impopular. Entonces, Acción Popular y Alianza para el Progreso no han querido que ese fantasma los persiga y han optado por una estrategia más pragmática entre comillas que es darle alas para la gobernabilidad al Gabinete rompiendo el bloque sólido [de la oposición].
— ¿Puede Castillo acercarse a Acción Popular y a APP para armar una agenda mínima?
Lo que pasa es que el acto siguiente a la confianza [desde la oposición] fue un acto de demanda, no fue un acto de vamos a construir una agenda de gobierno mínima. Es muy extraño porque le dan el voto de confianza y luego, en las primeras declaraciones, piden que se cambie a algunos ministros, es bien bizarro. Si la postura era que se debía cambiar a algunos ministros, eso debió quedar claro a la hora de votar. ¿Por qué? Porque es extraño que luego que le has dado la confianza, le pidas al primer ministro que cambie a ciertos integrantes de su Gabinete. O no han medido bien la respuesta política o están tratando ahora hacer de equilibristas, trata de medir si esta decisión tiene o no el respaldo de la ciudadanía.
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— ¿El Parlamento pudo poner algunas condiciones mínimas para brindar el voto de confianza? ¿Cómo?
Lo que pasa es que fueron pocos los congresistas de oposición que hablaron en un sentido bastante enfático, la gran mayoría de ellos optó por el discurso “vamos a darle gobernabilidad al país”, lo que conlleva a que hubo una negociación política. Cuando tú ves el panorama general no encuentras pues la misma organización de la oposición que tuvo cuando hubo el reparto de comisiones. [En Acción Popular y APP], por lo que se ha visto, confían mucho que el Ejecutivo pueda hacer cambios, pero ya no tiene estímulos para hacerlo. Digamos que si ese fuese el escenario y el Ejecutivo cambia a los ministros cuestionados, pues digamos que el voto de confianza habría tenido algún tipo de sentido. Lo que no nos pueden explicar algunos congresistas es cómo así confían que Bellido, más allá de la palabra empeñada, vaya a cambiar [ministros], si es que en medio de crisis serias no lo ha hecho, salvo en Relaciones Exteriores.
— Renovación Popular anunció que interpelará ministro por ministro, pero la respuesta de Bellido ha sido que en ese escenario presentará cuestión de confianza. ¿Qué tipo de relación es la que avizora entre el Ejecutivo y el Congreso?
Bueno, la danza eterna de los últimos años, la danza eterna de “te vaco o te disuelvo” o de “te doy la confianza o te la niego”. La experiencia nos dice que en ese escenario lo único que hacen los actores políticos, tanto a corto como mediano plazo es apretar los botones de autodestrucción. En la frágil democracia peruana, estos son botones de emergencia, y ya los hemos usado hace poco y mira que tanto el Legislativo como el Ejecutivo terminaron pagando las consecuencias. Si es que volvemos a activar esa danza de confrontación, otra vez vamos a estar en ese marasmo político, y lo que vamos a obtener son más crisis. Y hay un profundo sentido de irresponsabilidad en quien hace las declaraciones como Bellido, quien no entiende que gran parte de nuestros dramas de los últimos años se debe a esa estéril confrontación, en la que los más perjudicados terminan siendo los peruanos. El enfrentamiento del Ejecutivo y el Congreso no es inédito, ya es un escenario común.
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— ¿El presidente Castillo debe realizar ajustes en el Gabinete para evitar llegar a ese escenario? ¿Por ejemplo, en qué carteras?
Hay denuncias públicas en contra del ministro de Trabajo [Iver Maraví], su presencia, a mí, me parece insostenible en el sentido de que ni siquiera los sectores más moderados de Perú Libre defienden su nombramiento. A mí me pareció interesante una serie de declaraciones que da Béjar cuando ya no es ministro y dice que algunos ministerios se pagaron a favores personales. Hay ministros que no tienen la experiencia ni la competencia ni la formación, y a duras penas llegarían a pasar un CAS para un puesto inferior en el Estado […] Se necesitan ministros calificados en Transportes y Comunicaciones, también en Trabajo. Y el propio ministro de Cultura con todo lo simbólico que haya en su pedido de reivindicaciones, pero también tiene exabruptos que hacen pensar que él mismo no está entendiendo los asuntos que están relacionados a su cartera. Hay muchas cosas que Bellido sabe que tiene que cambiar, pero en este momento no tiene los estímulos necesarios para hacerlo.
— Verónika Mendoza refirió que en el Gabinete Bellido “se expresa por primera vez la diversidad de nuestro pueblo”, pero solo hay dos mujeres en un equipo de 18. ¿No está dejando de lado la izquierda moderada sus principales ejes para acoplarse a Perú Libre?
Ahí vuelve el viejo dicho leninista “salvo el poder, todo lo demás es ilusión”. Cuando tú ves las declaraciones de la vanguardia de la izquierda peruana como Verónika Mendoza diciendo que la diversidad del Perú simplemente está representada por una suerte de distribución geográfica hay creo una lectura errónea de lo que es la pluralidad y la diversidad en el Perú. Ciertamente, la inmensa mayoría de ministerios ha sido ocupado por cuotas tecnocráticas limeñas, es verdad que esto tiene que romperse, pero no pueden pasar de una argolla a otra, de la argolla tecnocrática limeña a la argolla de reparto de favores políticos, personales y partidarios. Es evidente que estás dejando espacios vacíos, por ejemplo, el de las mujeres, que ha sido una lucha de la izquierda progresista en todo el mundo. También hay personas capacitadas en las regiones que sí podrían ocupar estos lugares.
Lo que está tratando de hacer Verónika Mendoza es blindar al Gabinete Bellido, porque entiende que, si este cae, el poder político que [Nuevo Perú] va a perder es muy grande. Es una estrategia de supervivencia política y también de no retroceder. Mendoza entiende que si la izquierda en este momento retrocede se vería débil y comprometería las reformas de futuro. Mi lectura es otra: han perdido la oportunidad de presentar un Gabinete rico en diversidad cultura, regional, de género y sólido.
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— En su discurso ante el Parlamento, Bellido no mencionó la asamblea constituyente, pero ese mismo día en las calles Perú Libre inició un proceso de recolección de firmas para hacerla viable. ¿Este tema puede provocar un verdadero choque entre el gobierno y el Congreso?
Pero fíjate que esta es una estrategia o un estilo al que ya nos tiene acostumbrado Perú Libre, que viene desde la campaña. Recuerdas las declaraciones [de Castillo] sobre la Defensoría del Pueblo y el Tribunal Constitucional. Una cosa era el mensaje en la plaza pública, otra la estrategia de campaña y otra cuando le ponían los micrófonos y las cámaras. El primer ministro cuando va al Congreso trata de sacarle peso político a las propuestas más polémicas, como la asamblea constituyente y las rondas campesinas. Pero, en paralelo, van avanzando un proceso. Y si el presidente no dice nada y su partido Perú Libre opta por seguir esta ruta [de las firmas], con el tiempo nosotros tenemos que deducir que Castillo está de acuerdo con esta estrategia.
— ¿El allanamiento a los locales de Perú Libre y a inmuebles de Vladimir Cerrón, en el marco de una investigación por presunto lavado de activos, debilita al exgobernador regional?
Creo que Cerrón ya se acostumbró a convivir en esa área, hay algo en la política subnacional, con los alcaldes y gobernadores regionales, cuando hacen política están acostumbrados a confrontar con toneladas de denuncias. Cerrón entiende esto como parte de la convivencia con el poder político y en parte se parece a los políticos tradicionales, como Keiko Fujimori. Y sí, lo afectará, pero su credibilidad ante la opinión pública es bajísima y aún así sigue sobreviviendo.
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— ¿Puede Castillo marcar distancia de Cerrón en este contexto?
Aquí hay algo que tenemos que entender, Castillo ha tenido oportunidades de sobra para tomar esa distancia [con Cerrón], ha tenido esas oportunidades, pero no lo hizo nunca. Qué nos hace pensar que un proceso judicial más, porque Cerrón ya tenía otros, hará que finalmente tomen distancia. No ha habido una sola declaración pública después de que el presidente haya jurado sobre Cerrón, ni siquiera después de este brindará entrevistas políticas, nada, ningún mensaje.
El presidente en el fondo está tratando de convivir con Cerrón, porque sabe que esta primera batalla política la ha perdido y tal vez ve que es más conveniente llevarse bien con el líder de su partido. No pienso que Cerrón y Castillo, en este momento, sean necesariamente incompatibles. Yo diría que Castillo se entiende desde la dinámica política que Cerrón intenta darle a su partido y Cerrón entiende que necesita ese aire de renovación que Castillo le otorga, se necesitan mutuamente.
— En poco más de un mes en el poder, el presidente Castillo no ha brindado una sola entrevista. ¿Por qué crees que guarda silencio? ¿Debilita a su administración con ello?
A ver, el silencio de Castillo es una cosa a la que ya nos tuvo acostumbrados en el tramo final de su campaña. ¿Es una estrategia? Puede ser. Pero también puede ser el reflejo de las serias limitaciones que tiene para transmitir seguramente algún tipo de propuesta política que pueda hacer realidad su reforma. Yo creo que más obedece a esto. No veo que el presidente más allá de eslóganes populistas pueda plasmar eso en un programa de gobierno. ¿Hemos tenido presidente que han hecho eso? Sí, Toledo fue uno. Toledo casi ni hablaba, tenía un Gabinete que hablaba por él. Pero en el caso de Castillo, tiene a un primer ministro que defiende las ideas de Perú Libre, ahí hay un problema porque Castillo al no comunicar sus ideas deja que la cancha sea ocupada por Bellido, Cerrón y otros políticos.
Evidentemente, [este silencio] se trata de una debilidad del presidente, que ya no se puede ocultar, no podemos romantizar diciendo que él no da entrevistas porque saben que lo van a golpear. Sí, es verdad, pero un presidente de la República tiene que entender que necesita un estilo de comunicación cercana a la gente, sobre todo si como lo sabemos su primer ministro no le parece del todo confiable. No hay manera de justificar ese silencio. Y en ese contexto, los demás aprovechan para tender sus redes, sus vinculados de poder y para afianzase, mientras Castillo palidece. Un presidente pálido pues termina siendo a veces, y la historia peruana lo demuestra, siendo manejado por los intereses detrás del gobierno.
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