Rodrigo Cruz

Antes y después de que Bruno Pacheco pasara a la clandestinidad, el presidente Pedro Castillo era el principal gestor de garantizar que el ex secretario general de Palacio se mantuviera en silencio. Ya sea aprobando la entrega de dinero para que no hable, darle empleo a sus allegados o buscar la manera en que consiguiera un asilo político. Pero como no podía actuar de manera directa, sus directrices eran ejecutadas por otro de sus hombres de confianza: Beder Camacho.

Esta es parte de la explosiva declaración que ha dado el colaborador eficaz de código CE-03-2022. Este nuevo informante con el que cuenta el equipo especial de la fiscalía ha confesado en detalle las distintas maniobras de encubrimiento que se desplegaron con la venia del presidente para evitar que Pacheco sea capturado o se entregase a las autoridades.

De acuerdo con esta manifestación, el pacto entre Castillo y Pacheco se concretó poco después de que se oficilizara la renuncia de este último el pasado 23 de noviembre. Acordaron, por ejemplo, que Pacheco iba a recibir su sueldo de ese último mes de trabajo en Palacio y que los gastos de sus abogados ante el Ministerio Público iban a correr a cuenta del Gobierno. Todo esto, para evitar que en algún momento declare.

De hecho, según el nuevo colaborador, en diciembre del año pasado, cuando Pacheco solo estaba bajo investigación más no prófugo, la primera dama Lilia Paredes le pidió a Camacho que esté al tanto de los movimientos del exsecretario y lo cuide. Indicación que contaba con la aprobación del presidente.

Traigo un “cariño”

Fue el 23 de diciembre del 2021, según el testimonio que tiene la fiscalía, en que se realizó una de las primeras entregas de dinero. El encargado fue Henry Shimabukuro, empleado de la DINI y asesor de Castillo. Él le dijo a Camacho que tenía un “cariño” para Pacheco, en referencia a dinero en efectivo.

Los dos en mención, más Yober Sánchez, sobrino del empresario Fermín Silva (amigo de Castillo), se comunicaron por teléfono con Pacheco y quedaron en que la entrega se daría en el Plaza Vea de Alcázar. Camacho le dio un sobre con 3.000 soles a Sánchez, quien a su vez llamó a la hermana de Pacheco y se lo entregó de inmediato. El informante indicó que el presidente Castillo fue informado al respecto y dijo que se le debía seguir dando.

Días antes de Año Nuevo, ocurrió una segunda entrega en el mismo lugar en la que participaron los mismos personajes, según cuenta el colaborador. Pero esta vez el monto fue de 1.000 soles y también se le comunicó al jefe del Estado para que esté al tanto.

Luego no se “quejen”

El 31 de diciembre, Pacheco llamó a Camacho diciéndole que estaba enfermo e internado en la clínica Guadalupe. Le dijo que nadie lo iba a visitar y que “estaba cansado de toda esta situación”, en referencia a las investigaciones fiscales que enfrentaba. Camacho le informó a Castillo lo que ocurría y este le dijo que vaya a verlo y le diga que esté tranquilo porque lo seguirán apoyando y que velarían por sus familiares.

Pasaron los días y Pacheco, que ya había sido dado de alta, se reunió nuevamente con Camacho para increparle que había conversado con un tal “Rousbel” y este le dijo que le habían enviado 20.000 soles pero solo le había llegado 4.000. “Después no se quejen cuando yo hable”, le reclamó el exsecretario.

En una cita posterior, Pacheco le volvió a reclamar, pero esta vez respecto a que el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, no estaba cumpliendo con darle 8.000 soles mensuales a su esposa como habían acordado. Camacho le hizo llegar el mensaje al ministro, quien respondió que sí se le estaba pagando.

Reunión con Ayala

De acuerdo al testimonio del colaborador, para la primera semana de abril, Pacheco se comunicó nuevamente con Beder Camacho y le pidió que lo movilice al domicilio del exministro de Defensa, Walter Ayala. La razón: le iba a entregar “un apoyo económico”. Según el informante, el presidente estaba al tanto de ese traslado.

Camacho recogió a Pacheco en la Av. Pista Nueva de Villa María del Triunfo y luego lo llevó donde Ayala. Una vez que estuvieron juntos, Pacheco le pidió a Camacho que lo dejase solo con el exministro. Es allí, según el colaborador, que el extitular del sector Defensa le entregó 40 mil dólares en efectivo, no sin antes decir: “Bruno sácame mi alita de ese dinero”, en referencia a que le entregue una parte del dinero.

Pacheco, no obstante, le respondió que que ese apoyo era para asumir el gasto de sus abogados. Además, que con él se habían comprometido en entregarle cien mil dólares. Pero ahora solo estaba recibiendo una cantidad mucho menor. Después de ello, se retiró del domicilio.

Cargos en la ANA

Para la primera semana de marzo, Castillo mostraba preocupación ante una posible delación de Pacheco. Por ello, según el colaborador, le pidió a Camacho que se contactara con su exsecretario para seguir apoyándolo económicamente y le pidiera recomendaciones para funcionarios en altos cargos.

Así fue como el exsecretario le pidió que se nombrara a Pablo Huerta Fernández como jefe de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), a Roberto Rori Puyó Valladares como gerente de esa entidad, y a Yuli Vila Godoy como asesora. Castillo se encargó de solicitar estos nombramientos al ministro de Agricultura, Óscar Zea.

Para mediados de marzo, las designaciones se realizaron tal y como Pacheco lo exigió, a cambio de que se mantuviera en silencio. Sin embargo, el 12 de marzo pasó algo que volvió a inquietar al jefe del Estado y su entorno.


Buscando el asilo

Ese día, Pacheco publicó un video en sus redes sociales diciendo que estaba dispuesto a colaborar con las investigaciones. Frente a ello, el colaborador relata que Camacho le dijo que el presidente lo iba a recibir en Palacio.

Esta reunión se habría llevado a cabo el 20 de marzo de 8:30 a.m. a 11 a.m. Pero para que no quedara registro alguno, Castillo le pidió a la Casa Militar que apaguen las cámaras de seguridad. En aquella cita, Pacheco y el mandatario se comunicaron mediante papeles escritos para evitar grabaciones.

Para inicios de abril, contra Pacheco ya se había solicitado 36 meses de prisión preventiva. Camacho, entonces, para evitar una posible captura lo llevó a Huaral.

El 12 de abril, el exsecretario, ya en la clandestinidad, se comunicó con Camacho, por intermedio de su amiga Silvia Barrera, para decirle que necesitaba más apoyo económico (según Pacheco le estaban cobrando US$130.000 para revocar su orden de prisión) y quería que lo sacaran del país; de lo contrario, contaría todo lo que sabe. Camacho le informó a Castillo y este respondió que “se encargaría” de ver el tema.

El colaborador contó que el presidente se comunicó con su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro, y que este último le dijo que contaba con su respaldo para el asilo no solo de Pacheco, también de sus sobrinos Fray Vásquez y Gianmarco Castillo. Camacho se encargaría de realizar los trámites en la embajada (también se buscó la Embajada de México). Sin embargo, como esto demoraba, Pacheco decidió entregarse el 29 de julio y se acogió a la colaboración eficaz. A cambio, se le varió su prisión preventiva por arresto domiciliario.

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