La pandemia del COVID-19 la dejó sin trabajo pero ella nunca se rindió. Bruna Correia es una brasileña que decidió salir a las calles para vender dulces en los semáforos. Pero su historia se ha vuelto viral por la forma en que rebaja sus precios para obtener más ventas.
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Ella tiene 32 años y fue despedida de la cafetería donde trabajaba debido al Coronavirus.
“No conseguí un nuevo trabajo, así que fui a vender chocolates chicles y golosinas en el semáforo. Es un trabajo digno y honesto. Sé que voy a evolucionar, y tal vez algún día tenga mi propio negocio”, dijo al sitio online osegredo.com.br
Cuando llegó a las calles se dio cuenta que la competencia era fuerte. Así como ella, existen muchos brasileños que venden cosas en los semáforos. Así que decidió hacer una estrategia de marketing que le viene dando muy buenos resultados.
Bruna se inspiró en el youtuber Rick Chester Da Silva, quien se volvió muy conocido por vender agua embotellada en las calles.
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Su plan fue vender dulces a 1 dólar, pero rebajar el precio a 20 centavos solo por un recibir un trato amable. Así se observa en el cartel que lleva en la mano a la hora de vender sus golosinas.
No cabe duda que este método de venta le ha ayudado a obtener mayores ganancias en las calles.
“Cuando ven el letrero, ya dan esa sonrisa. Siempre dicen que la frase mejoró su día”, dice. “La frase no solo es para obtener más ventas, sino también para que la gente se acuerde de sonreír”, agrega.
Si antes tardaba tres o cuatro horas para vender todas sus golosinas, ahora solo le toma una hora.