Hogan no solo era fanático de los carros con motores grandes, sino que también les gustaba modificarlos. (Foto: Difusión)
Hogan no solo era fanático de los carros con motores grandes, sino que también les gustaba modificarlos. (Foto: Difusión)
/ Difusión

Durante las décadas de 1980 y 1990, fue una de las mayores figuras de la lucha libre profesional. Su imagen estaba en todas partes y su popularidad parecía imparable. Hogan era un hombre de lucha, pero también de “fierros”. Tenía una gran colección de autos y era fanático de los estadounidenses.

Entre las joyas de su garaje destaca un Plymouth Road Runner de 1969 en color rojo con franjas negras, que protagoniza uno de sus más recientes videos. También posee otro Road Runner del mismo año, aunque en color negro, que no aparece en el material.

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Otra de sus piezas más valiosas es un Dodge Demon, el Mopar de producción más potente de la historia, al que habría realizado varias modificaciones. En el video también se aprecia un Dodge Charger R/T de 1968, personalizado por el propio Hogan con detalles como un interruptor de encendido oculto detrás del faro del conductor. El vehículo está conectado a un cargador de batería lenta, señal de su preocupación por mantenerlo siempre listo.

Hulk Hogan junto a su Dodge Viper RT/10. (Foto: Difusión)
Hulk Hogan junto a su Dodge Viper RT/10. (Foto: Difusión)
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La colección continúa con un elegante Chevrolet Caprice negro decorado con franjas rojas, pero la estrella del clip es, sin duda, un imponente Plymouth Hemi ‘Cuda de 1971, con un motor 426, capó tipo shaker y pintura Plum Crazy, una tonalidad icónica que enloquece a los fanáticos.

Hulk Hogan es un aficionado de los muscle car, especialmente en los Dodge V8. (Foto: Difusión)
Hulk Hogan es un aficionado de los muscle car, especialmente en los Dodge V8. (Foto: Difusión)
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Aunque solo se muestran algunos modelos, todo apunta a que la colección de Hogan es más extensa. Sin embargo, informes señalan que durante el proceso de divorcio perdió varios vehículos, incluidos un Rolls-Royce, múltiples Hummers y una Ford F1 de 1952.

Para los entusiastas del motor, el video no tiene desperdicio. Eso sí, si vas a reproducirlo en público, no olvides los audífonos: el rugido del motor del Charger puede ser tan estridente como un grito en el cuadrilátero.

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