La serie “The Penguin” cierra su temporada con un episodio que redefine el concepto de villano en el universo de Gotham, brindando un cierre oscuro y perturbador a la historia de Oswald Cobblepot. Con una brillante interpretación de Colin Farrell en el papel principal, la serie explora hasta dónde puede llegar el mal en una ciudad sin redención a la vista.
En Saltar Intro de El Comercio ya hemos visto el final de temporada y aquí te contamos los puntos clave de este impactante desenlace y cómo los personajes secundarios, en particular Sofía Falcone, contribuyen al desarrollo de una narrativa que resaltar por no requerir la presencia de Batman para cautivar y aterrorizar.
El camino al infierno de Oswald Cobblepot
“The Penguin” presenta a Oswald Cobblepot como un antihéroe despiadado que se consolida como el rey del inframundo de Gotham, aunque para ello deba destruir a todos a su paso. En este episodio, vemos cómo el personaje de Oswald, quien ya había mostrado su naturaleza manipuladora y despiadada en capítulos previos, llega a un nuevo nivel de frialdad y cinismo. A lo largo de la temporada, sus relaciones han sido una herramienta para alcanzar el poder, y el episodio final no es la excepción.
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La narrativa se centra en el origen de Cobblepot y sus traumas, particularmente su relación con su madre. Mediante flashbacks, se revela la historia detrás de la muerte de sus hermanos, una tragedia que marcó a su madre y definió su percepción de Oswald como “un monstruo desde el nacimiento”. Esta revelación no solo enriquece el trasfondo de su personaje, sino que también hace que su descenso hacia la locura sea inevitable, culminando en un acto final de autoengaño en el que se convence a sí mismo de que todo lo que ha hecho fue por amor y protección.
Un mundo sin héroes: el caos en Gotham
Gotham es más que una ciudad; es un personaje en sí mismo que, sin la intervención de un héroe, cae en manos de villanos como Cobblepot y Sofía Falcone. La serie destaca cómo la corrupción y el crimen se han apoderado de cada rincón de la ciudad, creando un ambiente en el que la violencia y la traición son moneda corriente. Los personajes que rodean a Cobblepot representan diferentes aspectos del crimen en Gotham, desde los narcotraficantes hasta los políticos corruptos que apoyan sus planes.
Sin embargo, la gran ausente en esta historia es la figura del héroe, lo que intensifica la desesperanza en cada episodio. Esta decisión narrativa permite explorar el vacío de justicia y cómo los habitantes de Gotham aceptan y se adaptan a una vida gobernada por la ley del más fuerte. La serie muestra cómo la ausencia de Batman crea un ecosistema en el que los villanos prosperan y las instituciones se ven completamente superadas.
Sofía Falcone: una pieza clave en el ajedrez de Gotham
Cristin Milotti, en el papel de Sofía Falcone, ofrece una interpretación impresionante como la antagonista que desafía constantemente a Cobblepot. Su personaje es el “as bajo la manga” de la temporada, aportando una visión calculadora y ambiciosa que rivaliza con la de Oswald. A diferencia de otros personajes de Gotham, Sofía actúa por motivos personales, impulsada por la herencia de su padre y su deseo de destruir todo lo que Oswald representa.
A lo largo de la temporada, Sofía se muestra como un personaje de gran inteligencia y manipulación. En el episodio final, ella se convierte en el catalizador de varios de los momentos más críticos de la serie, enfrentándose a Cobblepot en una lucha de poder que culmina en una conclusión impactante. Su último acto, quemando la mansión de los Falcone, simboliza su liberación de su legado familiar y su rechazo al pasado, aunque también marca el fin de su aspiración de convertirse en la jefa del crimen en Gotham.
La monstruosidad de Cobblepot: ¿nace o se hace?
El final de temporada profundiza en la pregunta central de la serie: ¿cómo se crea un monstruo como Oswald Cobblepot? La historia sugiere que, en parte, Oswald siempre fue un “monstruo”, pero también enfatiza cómo las circunstancias y sus propias decisiones lo llevaron al borde de la locura. Desde sus primeros años, marcados por la tragedia y la pérdida de sus hermanos, hasta sus últimos momentos en el episodio, Oswald demuestra ser un personaje que utiliza la manipulación y el autoengaño para justificar sus crímenes y sus ambiciones.
La serie plantea que Oswald no es solo un mentiroso que engaña a los demás, sino un individuo que se engaña a sí mismo. Esta es una de las características que lo hacen tan peligroso, ya que su autopercepción distorsionada le permite actuar sin culpa ni arrepentimiento. En una de las escenas finales, cuando Sofía lo enfrenta y lo acusa de ser el responsable de sus hermanos, Oswald niega cualquier culpabilidad, convencido de que sus acciones fueron inevitables.
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Un final en el que todos obtienen lo que merecen
El episodio final también es un ajuste de cuentas para varios personajes secundarios. Desde Vic, el fiel aliado de Oswald, hasta los lugartenientes de las familias criminales que cayeron en sus intrigas, cada uno obtiene el destino que parece merecer, o que al menos estaba destinado a cumplir. Vic, quien a lo largo de la temporada mostró cierta lealtad hacia Cobblepot, sufre una trágica conclusión, confirmando que en el mundo de Oswald, la traición y la lealtad solo son herramientas temporales.
El destino final de Oswald es especialmente macabro. Tras asegurarse el poder y eliminar a sus enemigos, Oswald se retira a su lujoso apartamento, donde convierte a Eve, su novia, en un símbolo de su madre, completando así su ciclo de locura. En una de las escenas más inquietantes, Eve se viste con la ropa de su madre y escucha la misma música que ella solía escuchar, mientras Oswald se convence de que finalmente ha alcanzado su idea de “paraíso”; sin embargo, la señal en el cielo sabe que ha llegado el momento de que la venganza pase sobre él, dándonos una pequeña pizca de “The Batman 2″.
El legado de “The Penguin” en el universo de DC
La serie logra destacarse en el universo de DC al ofrecer una historia donde el protagonista no es el héroe, sino uno de sus villanos más complejos. Con una atmósfera de desesperanza y oscuridad que recuerda a las mejores producciones de HBO, “The Penguin” redefine lo que significa ser un antihéroe en el universo de Batman. Colin Farrell se sumerge en el papel, otorgándole una profundidad y una complejidad que difícilmente se olvidarán.
El enfoque de la serie sobre los orígenes de Cobblepot y su compleja psicología contribuye a construir una narrativa que ofrece una reflexión sobre la naturaleza del mal. En lugar de redención o justicia, “The Penguin” presenta un final en el que el mal y la locura triunfan, sugiriendo que en Gotham, la corrupción es tan profunda que no necesita ser combatida para prosperar.
El villano que el bajo mundo de Gotham merece
“The Penguin” no es solo una serie sobre el origen de un villano, sino un estudio detallado de una ciudad en decadencia y de cómo el mal se desarrolla en ausencia de justicia. Sin Batman para equilibrar la balanza, Gotham se convierte en un reflejo oscuro de nuestra propia sociedad, donde el poder y la corrupción son las fuerzas que determinan el destino de todos. El cierre de la temporada deja la puerta abierta para más exploraciones en este universo, y posiblemente la aparición de Batman en futuras entregas.
En resumen, “The Penguin” es una serie que marca un antes y un después en el universo de Gotham, presentando un villano que redefine el arquetipo del antihéroe. El final de temporada es oscuro, inquietante y, sobre todo, memorable, dejando a los espectadores con una sensación de inquietud y anticipación por lo que podría suceder en una futura confrontación entre el caballero oscuro y el nuevo rey de Gotham.
“The Penguin” ya se encuentra disponible con todos sus episodios en Max.
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