La NASA se prepara para llevar a cabo un alunizaje tripulado en la Luna como parte del programa Artemisa, planificado para 2025. Sin embargo, esto solo es un paso hacia su gran objetivo: Marte. La agencia planea enviar astronautas al planeta rojo a finales de 2030 o principios de 2040, pero enfrenta desafíos enormes que van más allá de la tecnología y que son de naturaleza humana.
Los astronautas que viajen a Marte tendrán que lidiar con una serie de dificultades, como el largo viaje, temperaturas extremas que oscilan entre los -46 ºC y -87 ºC, la escasez de recursos, el limitado contacto social, las demoras en las comunicaciones y un nuevo paisaje. Para abordar estos problemas, la NASA ha buscado voluntarios para un programa de simulación de vida en Marte, con el objetivo de estudiar los efectos físicos y mentales de una misión tripulada.
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La NASA ha seleccionado a cuatro participantes, dos hombres y dos mujeres, para la primera misión simulada de un año en un hábitat de 518 metros cuadrados impreso en 3D, llamada Mars Dune Alpha.
CHAPEA (Crew Health and Performance Exploration Analog), como ha sido bautizada la misión terrestre, comenzará en junio en el Centro Espacial Johnson de la agencia en Houston y es la primera de tres simulaciones de la superficie de Marte de un año planificadas en las que los miembros de la tripulación vivirán y trabajarán.
Los elegidos son la comandante Kelly Haston, investigadora médica, el ingeniero de vuelo Ross Brockwell, ingeniero estructural y administrador de obras públicas, el oficial médico Nathan Jones, médico especialista en emergencias, y la oficial científica Alyssa Shannon, enfermera y ex maestra de escuela primaria.
La agencia espacial ha optado por utilizar una estructura impresa en 3D para este hábitat, ya que se espera que futuros asentamientos en Marte se construyan de esta manera. Esto reduciría la necesidad de transportar grandes cantidades de materiales desde la Tierra, un factor clave para misiones tripuladas.
La estructura utilizada en el hábitat está impresa por impresoras Vulcan, que utilizan “Lavacrete” como materia prima. Este compuesto económico de hormigón semilíquido promete durabilidad, fortaleza y una buena capacidad de aislamiento al frío.