Fernando Vivas

Es el ejemplo de lo que muchos colegas quisieran cometer pero no pueden: estar más horas al aire que en la cama, escribir una columna diaria, prodigarse en charlas y eventos de toda laya. En la radio cocinó un estilo de desembozada opinión e interacción con el público. Siempre me he sentido 'a gusto con Augusto' –el lema cachoso de sus segmentos radiales– aún en medio de crisis que han estremecido el gremio periodístico. Por eso, celebro que, con su ingreso a Frecuencia Latina, se fatigue menos delante de micrófonos y cámaras, para concentrarse en reformar –ya sé que me va a decir que no se espere tanto de él–  la prensa televisiva.

¿Tú que eres tan trabajador, te vas a aburrir solo en TV?
No creo que me aburra. He vivido los últimos 5 años levantándome a las 4:07 de la mañana y procuré que eso no afectara mi vida social. Si tenía que salir, pues me acostaba a la medianoche. Y ahora, que no estoy en el noticiero, me levanto a las 5:37. 

Ahora podrás responder la pregunta de si todo este obituario sangriento es necesario en TV.
Tengo la ilusión y la apuesta de que sí se puede cambiar, y es una de las razones por las que he aceptado este trabajo. Y no estoy haciendo una crítica a lo que hay, sino una autocrítica porque he sido parte de eso. Hay que innovar o volver a lo básico, sin recurrir al expediente cargado de atropello policial y mamá que le robaron al hijo, que es parte de la vida pero no es lo único.

¿Y crees que se puede lograr desde un solo canal o se puede conversar con el gremio para lograr algunos cambios?
No me gustaría hacer eso porque siento que los medios tenemos que conversar de manera autocrítica sobre valores fundamentales, pero siento que la estrategia es de cada uno. Pactos no, me gusta competir.

¿Qué es exactamente un gerente de informaciones?
Tengo los dos cargos, gerente de informaciones y director periodístico. Supongo que cuando hable con los periodistas seré director y cuando hable con los gerentes seré lo otro. La gerencia es el manejo de los recursos para que los periodistas puedan hacer su chamba. Recién me incorporo mañana (hoy) y no voy con la arrogancia de creer que voy a cambiar las cosas.

Vas a tener que coordinar egos particulares, Aldo Mariátegui, Beto Ortiz, Nicolás Lúcar, Mónica Delta. ¿Ya has hablado con ellos?
He conversado con ellos y con el directorio. Hay que trabajar sobre la base de ideas y coordinar esfuerzos. En el periodismo buscas que todo sea horizontal para que todos aporten ideas pero en algún momento se impone la jerarquía para tomar decisiones sobre la marcha.

¿Te interesa esa pluralidad de tener a un Mariátegui, un Lúcar?
Así es. La pluralidad es importante en el periodismo. Me aburren los medios previsibles, que ya sabes por dónde van a ir, por dónde van a atacar.

O sea, para ese pluralismo vas a buscar a un Aldo Mariátegui caviar. Pero no existe.
[Risas]Debe haberlo. No es mala idea. Tener la gente que ahora hay en el canal es un excelente punto de partida. Y el camino es largo, porque esta no es una apuesta solo de renovación, sino de rigor. Hay que fortalecer los principios básicos de no mentir, de contrastar fuentes, de construir credibilidad.

¿Has pensado en dar la cara?
No al comienzo. Tengo un trabajo bien grande por ahora, luego está previsto que dé la cara. Digamos que en unos 6 meses.

¿Vas a incorporar a alguien?
No lo tengo previsto. El único incorporado soy yo y lo que quiero hacer es apostar al equipo que tengo. Además, es un canal al que le va bien.

¿Vas a mantener tu columna en "La República"?
Sí, la voy a mantener.

¿Cómo crees que desde un canal como Frecuencia Latina se deba plantear la relación con el poder?
Con el poder hay que tener una relación cordialmente tensa. Cordial para acceder a fuentes de información que siempre son relevantes, pero con la suficiente tensión para que sepan que no les vas a perdonar nada. Aspiro a que un medio tenga la capacidad de reconocer las cosas positivas que ocurren en el gobierno y en el país y hacer notar las cosas negativas y las denuncias. Por eso, hay que fortalecer la capacidad de investigación. Cuando dirigía "Perú.21" y sacábamos una denuncia contra Alan, yo ya iba pidiendo la denuncia contra Keiko. Que no se perciba que estás de un lado, hay que chocolatear parejo. El periodismo es, en esencia, un negocio de construcción de credibilidad, y eso lo consigues con este tipo de actitudes.

¿Crees que se va a incentivar la tendencia de incluir comentarios de las redes?
Me gusta la idea del aprovechamiento de las redes y del mundo digital en TV. Siento que lo enriquece, pero también siento que se sobrerreacciona. He estado con colegas pendientes de un tuit y el 90% que te está viendo no sabe qué es el pajarito azul.

¿Buscarás entrevistas con la primera dama y los personajes del momento?
Oh, sin duda. Quiero que sea un canal potente y que tenga las entrevistas en primicia y estoy dispuesto a pelear para tenerlas.

En la TV no hay la misma concentración que en la prensa escrita, donde tú eres parte de un grupo que ha hecho una demanda.
No estoy en contra de que los medios crezcan pero hemos preguntado al juez si 80% es mucho o poco. Siento que hay un nivel exagerado.

¿Y crees que es necesario contar con medios fuertes porque son el contrapeso de las tendencias autoritarias del poder?
Sí, y por varias razones: como contrapeso al poder político, como ejercicio de la libertad de expresión. Para que tengas un periodismo autónomo, tiene que ser un buen negocio, con buena circulación, buen ráting.

Ese es un argumento a favor de la concentración.
Creo que se puede combinar buen periodismo con buen negocio, con rigor.

El rigor es control de calidad y elimina la desconfianza del público.
Así es. Dejémonos de cosas: los peruanos hemos visto a dueños de canales siendo coimeados por Montesinos con fajos de dólares en la mesa. Por lo tanto, la gente tiene todo el derecho de desconfiar. Que no nos den patente de corso a los periodistas.

¿Se puede moderar la cobertura de los hechos de sangre?
Aspiro a que sí, porque como televidente, me molesta y a muchos les molesta.
 

No me gustó la entrevista de Lúcar al hijo de Orellana.

Sentí que lanzaba una especie de amenaza: "Ahora van a ver los periodistas lo que les va a pasar por hacerle daño a mi papi". Había que jalarle las orejas, pero  Nicolás optó por otro tipo de entrevista.
Me gusta el ejercicio de pensar, ¿por qué lo hicimos de esta manera? El periodismo es un ejercicio de discutir para mejorar.

La gente reclama cosas buenas en TV y las hay.
Y reclaman buenas noticias, pero cuando las hay, no reparan mucho en ellas.

El canal tiene un segmento, El Peruano del Día. En “Perú.21” teníamos La Buena Noticia del Día, pero a veces nos costaba encontrarla [ríe].

¿Vas a dejar radio Capital?
Sí, es una pena. No sabes cómo he disfrutado ese espacio. Logré una comunicación muy horizontal con la gente.

Con los que te decían señor Álvaro Rodrich, o señor Goodrich.
[Ríe] Los voy a extrañar enormemente.

La prensa cuenta las historias que nos hacen falta en la ficción, como el caso de Corazón Serrano. Y, a veces, el relato se distorsiona para hacerlo más eficaz.
He descubierto que se suele distorsionar porque algunos medios cometen el error de comprometerse con un lado de la historia para asegurarse las primicias de ese lado. Así se pierde el compromiso con la verdad.

La verdad es lo que más emociona al público.
Así es, y la autenticidad la consigues cuando tienes la capacidad de decirle al televidente: "Estimado televidente, ayer hice un reportaje y la cagué, metí la pata, por tanto me quiero rectificar y estoy tomando las precauciones para que no vuelva a ocurrir". Pero los periodistas somos muy arrogantes y creemos que lo que decimos es siempre la verdad.

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