A inicios de los setentas, decenas de parejas estadounidenses empezaron a viajar a Las Vegas para consumar su amor en capillas forradas de luces neón y terciopelo. La facilidad de conseguir una licencia de matrimonio y los bajos costos de las ceremonias hicieron que la ciudad más popular de Nevada comenzara a lucir atractiva para las parejas jóvenes que querían gritar su amor por encima de todo.
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Fue en ese momento, quizá, que las escapadas románticas para dar el ‘sí, acepto’ empezaron a cobrar protagonismo. Hoy por hoy, las parejas no ‘huyen’ precisamente en búsqueda de precios bajos y trámites sencillos, sino más bien con la ilusión de casarse en lugares mágicos alejados de la ciudad; muchos de los cuales cobran importancia en su historia de amor.
“Casi siempre los destinos elegidos por los novios tienen una conexión especial con ellos. Aunque no es requisito, siempre se logra una energía distinta cuando la pareja regresa a ese lugar particular”, rescata Estrella Carbone, creadora de The Planning Co., empresa especializada en configurar bodas destino.
El desierto de Ica, las montañas de Valle Sagrado y las playas de Tumbes son algunos de los espacios preferidos por los novios últimamente, que en muchas ocasiones se animan a extender la celebración de su matrimonio hasta por tres días, con un evento previo a la ceremonia central y otro posterior. “La conexión que se logra entre los invitados es más orgánica en comparación a una boda local de un día. Al final, todos terminan siendo familia”, comparte Carbone.
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-MENOS, ES MÁS-
Aunque muchos piensan que los costos de las bodas destino son exorbitantes, la verdad es que todo recae en el código que la pareja desee mantener. Por ejemplo, las bodas en clave glamorosa cuestan mucho más que las rústicas y minimalistas. Asimismo, el costo también recaerá en la cantidad de invitados que se quiera tener, que en este tipo de bodas no suele exceder a 120.
“Hay algo especial en invitar a pocas personas a las bodas destino. Al fin y al cabo, quienes van son aquellos que realmente tienen el deseo de ver a la pareja, y están invirtiendo su tiempo y dinero”, defiende la wedding planner.
Otro punto especial de este escape romántico es que se personaliza según el destino. Por ejemplo, si el marco de la celebración es la selva, el catering suele cambiar y ofrecer platos típicos de la ciudad. En la sierra, por su parte, destaca la entrega de ‘toritos de pucará’ como recuerdos, una mesa de quesos típicos del lugar y ceremonias andinas.
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-AMOR FUGITIVO-
Las ‘elopement weddings’ (bodas de fuga, en español) son otra tendencia que se ha impuesto en los últimos años por su espíritu minimalista y secretismo mágico. Estas, se dan cuando la pareja de novios decide viajar a un lugar especial para ambos y se casa solo en compañía de los testigos, quien oficia la ceremonia y algún fotógrafo que inmortalice el evento. El plan, además, se ajusta perfecto para aquellos que no quieren frenar su amor en tiempos de pandemia y aforos limitados.//
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