A fines del siglo XIX, la ropa para las mujeres no se trataba de una elección. El vestuario se componía básicamente por blusas de cuello alto, faldas que cubrían los tobillos y un incómodo corsé que acentuaba la cintura por debajo. Hasta que llegó ella, algo desenfadada para la época en que vivió. Coco Chanel sería la encargada de dar los primeros pasos en la revolución que ahora nos permite llevar pantalones.
La pequeña Gabrielle Bonheur Chanel (su verdadero nombre) quedó huérfana de madre a los 11 años y se crió en un orfanato presidido por monjas. De ellas aprendió la costura, y empezó a trabajar de ello a los 17 años. Fue en el año 1913, que Coco Chanel inauguró su primera tienda, ubicada en Deauville, Francia. En ella ofrecía ropa deportiva para mujeres.
Su éxito fue creciendo cada vez más gracias a sus diseños visionarios, y fue así que conseguió el dinero suficiente para abrir más tiendas alrededor de Francia. A Coco Chanel no solo se le atribuye la democratización de los pantalones (prenda que en esa época solo podían llevar los hombres), sino que también popularizó la camiseta navy, incorporó el uso de joyería e inventó uno de los perfumes más populares de la historia: el Chanel N° 5.
Para Coco Chanel "la belleza comienza en el instante en que decides ser tú misma", y fue eso mismo lo que ella aplicó en su vida. Chanel mantuvo libre su espíritu y con ello logró cimentar nuevos conceptos para el clóset de la mujer. Nos libró de las ataduras del corsé, cortó la longitud de las faldas y nos empoderó con trajes tan clásicos como sofisticados.