El Premio Nobel lo agarró por sorpresa, no porque pensara que su descubrimiento no lo valiera, sino porque había pasado más de una década desde el día en que dio con el óxido nítrico (NO), la elemental molécula que produce nuestro cuerpo para regular la presión sanguínea.
“Nosotros producimos óxido nítrico para mantener nuestro flujo sanguíneo, para que la sangre llegue a todos los órganos del cuerpo. Si es que produces suficiente óxido nítrico, puedes evitar sufrir derrames cerebrales o infartos”, explicó el Nobel y director del departamento de Farmacología Médica y Molecular de la Universidad de California (UCLA), Louis Ignarro, en su paso por Lima.
Fue ciertamente un Nobel compartido, que se le otorgó también a los médicos Robert Furchgott y Ferid Murad, ambos estadounidenses. Nunca trabajaron juntos, pero cada cual de forma independiente aportó con sus investigaciones para la identificación de este gas vital, que en el año 1992 ya había sido elegido ‘molécula del año’ por la revista Science.
Ignarro tenía 57 años cuando recibió de la Academia sueca el máximo reconocimiento científico en Estocolmo. Una ceremonia de la que guarda el recuerdo del momento en que le entregaron el libro que firman todos los ganadores del Nobel. “Eché un vistazo por las páginas y vi la firma de Einstein y las dos de Madame Curie. Me puse tan nervioso que se me caía la pluma, así que me dieron un papel para que ensayara en sucio hasta que se me pasara el temblor”, confesó en una entrevista con El Mundo de España.
Ese mismo año que el óxido nítrico era celebrado con el Nobel, la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) daba su aprobación al Viagra como tratamiento para la disfunción eréctil. ¿Coincidencia? Ninguna. El Viagra existe en gran medida gracias al óxido nítrico, que fue utilizado en la formulación de la famosa píldora azul.
“Antes de este descubrimiento, la comunidad científica no entendía bien cómo es que funcionaba la excitación, especialmente la masculina. Muchos hombres sufrían de disfunción eréctil y no había ningún tipo de medicamento que pudiera ayudarlos. Nosotros nos dimos cuenta que el óxido nítrico ayuda a tener una función eréctil sana y debido a este descubrimiento una farmacéutica muy grande en el Reino Unido creó el Viagra. Desde ese momento fui conocido como el padre del Viagra”, cuenta entre risas el Nobel.
Pero además de levantar los ánimos e ilusiones que se creían perdidas, diversas investigaciones de Ignarro y otros más han demostrado la importancia del óxido nítrico para el sistema nervioso, las vías urinarias y respiratorias, la memoria, la piel y más. Es por eso que Ignarro trabaja para difundir la importancia de esta molécula y cómo estimular su producción en nuestro organismo.
Basado en su investigación, Ignarro logró identificar dos aminoácidos esenciales que se encargan de estimular la producción de óxido nítrico, la arginina y la citrulina, componentes que utilizó en la creación de un suplemento llamado Niteworks que apareció por primera vez en el mercado en el año 2003, a través de Herbalife.
Niteworks fue todo un suceso, en sus dos primeras semanas superó los 4 millones de dólares en ventas en Estados Unidos. Ese mismo año, Ignarro fue incorporado como miembro del Consejo Consultor Médico de Herbalife.
Casi dos décadas después de su lanzamiento, el mismo Nobel, ahora con 78 años, llegó a Lima para la presentación en nuestro país de este suplemento que previene problemas cardiovasculares, y que, según él mismo, es aprovechado por deportistas para tener un mejor desempeño en sus disciplinas.
Consejos del Nobel
Aprovechamos el paso de Louis Ignarro por nuestra ciudad para preguntarle acerca del óxido nítrico, su suplemento Niteworks, y sus consejos para mantener una buena salud.