
La rabia es una de las zoonosis más antiguas que se conocen. Transmitida principalmente por la mordedura de perros infectados, este virus ataca al sistema nervioso central y, una vez que aparecen los síntomas, no tiene cura. El desenlace es inevitable tanto en humanos como en animales.
Sin embargo, la ciencia nos da una gran noticia: es prevenible al 100 % gracias a la vacunación oportuna y a los tratamientos post exposición. Aun así, sigue siendo una amenaza silenciosa en muchos países donde el acceso a campañas de vacunación es limitado.
La situación en el mundo
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 59,000 personas mueren cada año a causa de la rabia, la mayoría en Asia y África. Más del 40 % de las víctimas son niños menores de 15 años, lo que revela la vulnerabilidad de este grupo y la urgencia de fortalecer la educación en comunidades donde el contacto con perros callejeros es parte de la vida cotidiana.
La rabia no solo es un problema de salud pública, sino también de desigualdad: mientras en ciudades con buena cobertura veterinaria el riesgo es bajo, en zonas rurales la falta de campañas de vacunación y de información expone a miles de familias.

El panorama en el Perú
En nuestro país, el trabajo conjunto de las autoridades sanitarias ha permitido reducir notablemente los casos en los últimos años. No obstante, no debemos bajar la guardia. En regiones como Puno y Arequipa, donde la población de perros callejeros es numerosa y la interacción con ellos es parte del día a día, se han registrado brotes que nos recuerdan la necesidad de mantener campañas constantes de vacunación masiva y de control poblacional.
El Ministerio de Salud organiza jornadas gratuitas de vacunación canina y felina en distintas ciudades, pero la participación ciudadana es fundamental. Vacunar a las mascotas no solo protege a la familia, sino también a toda la comunidad.
Claves para prevenir y salvar vidas
El Día Mundial contra la Rabia busca algo más que recordar la gravedad de esta enfermedad: es una oportunidad para movilizarnos como sociedad y reconocer que la solución está en nuestras manos:
- Vacunar a perros y gatos de manera anual, ya que son la principal barrera para frenar la transmisión.
- Promover la tenencia responsable, evitando que animales sin control se conviertan en un riesgo para la comunidad.
- Acudir inmediatamente a un centro de salud si se sufre una mordedura o arañazo sospechoso, ya que el tratamiento post exposición puede salvar vidas.
- Educar a niños y familias sobre cómo actuar frente a animales desconocidos o callejeros, fomentando el respeto y la prevención.

La meta global
Cada vacuna aplicada, cada familia informada y cada perro o gato protegido es un paso más hacia la meta impulsada por la OMS y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA): lograr que al 2030 no se registren más muertes humanas por rabia transmitida por perros.
Para alcanzar este objetivo, es necesario que gobiernos, organizaciones y ciudadanos trabajen juntos. En ese esfuerzo, las asociaciones que promueven la adopción responsable y la protección animal cumplen un rol clave, llevando información y esperanza a las comunidades.

Protegerlos es protegernos
La rabia no distingue edades, fronteras ni especies. Es una enfermedad que puede cambiar vidas en un instante, pero que también nos demuestra que la prevención es poderosa.
Este 28 de septiembre, el mensaje es claro: vacunar es un acto de amor y de responsabilidad. Cuidar a nuestras mascotas significa cuidar a nuestras familias, a nuestros vecinos y a nuestra sociedad.









