Edición del 11 de setiembre de 1919, en la que se da cuenta de los ataques contra El Comercio y La Prensa.
Edición del 11 de setiembre de 1919, en la que se da cuenta de los ataques contra El Comercio y La Prensa.
/ Archivo El Comercio

Como no podía dejar de suceder, en toda la capital se ha despertado el sentimiento de protesta por los atentados de ayer, que se ha exteriorizado en las conversaciones sostenidas en la mañana de hoy, comentando aquellos sucesos y en las demostraciones de simpatía que nos han sido tributadas por elementos de todos nuestros círculos sociales y políticos.

Damos a continuación los datos recogidos hoy sobre los diversos y considerables daños ocasionados por las turbas; y las valiosas protestas que hemos recibido por el inicuo atentado de que fue víctima El Comercio y que agradecemos profundamente.

En la casa del doctor Miró Quesada

Durante la mañana de hoy, numerosas personas de los más distinguidos elementos sociales han desfilado delante de la casa donde residía el señor doctor don Antonio Miró Quesada, y que las turbas saquearon e incendiaron en la noche de ayer después de haber prendido fuego a algunas oficinas de la imprenta en que se edita este diario.

No solamente caballeros de respetable condición social, sino también distinguidas damas, a pie y ocupando automóviles, han pasado por delante de la casa de la familia Miró Quesada. Todas esas personas, al apreciar la magnitud de los daños causados por las turbas, que han hecho una destrucción total de los valiosos enseres de la casa, al extremo de no haber dejado ni la más leve huella de aquella mansión, tenían expresiones de protesta por estos salvajes atentados.

Los daños del fuego

En el incendio de la casa que ocupaba el señor Antonio Miró Quesada, que es de propiedad del señor don Ricardo Bentín, estuvieron amenazados, y han sufrido daños, también, por efectos del incendio y del agua, varios, establecimientos comerciales de importancia.

La casa comercial de los señores Cassinelli ha sufrido enormemente por cuyo motivo no han podido en la mañana de hoy abrir las puertas de su establecimiento.

En igual situación se encuentran los establecimientos de los bueyes mecánicos, perteneciente a una firma comercial, cuyos enseres han sido totalmente destruidos por el fuego.

Los departamentos que ocupa la “National Paper” han tenido igualmente pérdidas por efecto del agua que se arrojó para dominar el incendio.

Otras casas de la vecindad han sufrido, también, daños de cierta consideración.

En La Prensa

Durante la noche de ayer ha continuado la compañía de bomberos “France” arrojando agua sobre los escombros que han quedado de la imprenta de La Prensa. Durante la mañana de hoy han desfilado por delante de las puertas de ese diario gran número de personas que acudían a demostrar sus simpatías por el periódico; pero se encontraban con la imposibilidad de poder penetrar, porque la policía estaba en las puertas y no permitía el acceso de ninguna persona.

Como decimos, la bomba “France” ha estado arrojando agua sin descansar un solo momento, durante la mañana de hoy, para refrescar los escombros.

De La Crónica de hoy

El diario La Crónica, en su edición de esta mañana, protesta en los siguientes términos de los bochornosos sucesos de ayer:

“Con la misma indignación con que en nuestras anteriores líneas hemos condenado el descubierto conato de revolución que, según se ha asegurado, iba hasta el crimen político, reprobamos el atentado cometido contra El Comercio y La Prensa por turbas inconscientes, excitadas en sus más bajos instintos. Cualesquiera que fueran las opiniones que esos diarios expusieran, cualesquiera que fueran sus conceptos políticos, frente al gobierno del señor Leguía, tenían el derecho al respeto del pueblo, que debía ser el más celoso cuidador del derecho de pensamiento y de opinión. El acto salvaje que el bajo pueblo, no el pueblo obrero, no el pueblo consciente, sino la hez dispuesta siempre a todas las vilezas y crueldades, acaba de cometer, ha venido a macular la justicia. […]

Los crímenes cometidos anoche por las turbas, incendiando y destruyendo los diarios que no aceptaban el nuevo orden de cosas, han dañado seriamente las expectativas serenas y generosas que todos los hombres honrados alentábamos de una sólida reconstrucción nacional. El esfuerzo tiene que ser más intenso, porque el salvaje crimen de ayer ha venido a manifestar cuan hondo es el estrago de la desmoralización que se ha fomentado por los anteriores gobiernos, ha producido en el alma popular. No es suficiente disculpa de los atentados de ayer la enorme irritación y la violenta exaltación de pasiones vengativas que ha causado la noticia de los planes extraviados que se fraguaban contra la persona del presidente provisorio y contra el orden público.

“Acto salvaje e indigno, y censurable imprevisión de la autoridad política, al no presumir los terribles desbordes que iban a ser la consecuencia de la exaltación popular y de la soliviantación (sic) de las masas irresponsables, lo acontecido ayer tiene que despertar la reprobación y la protesta de todos los hombres honrados. Y el presidente provisorio, estamos seguro de ello, será el primero en deplorar que el afecto popular haya dado frutos de incultura y brutalidad tan bochornosos para país”.

Detención política

Nuestro corresponsal en el Callao nos comunica que en la mañana de hoy fue notificado de la detención del señor Orestes Ferro y conducido a la subprefectura de ese puerto.

Intento de asalto

Ayer a las 7:30 p.m., la muchedumbre desbordada, intentó asaltar la casa del señor Aurelio García y Lastres, situada en la avenida de La Colmena, y luego de romper los vidrios quiso proceder a incendiar el edificio, atentado que consiguieron impedir los prestigiosos facultativos doctores Enrique Febres Odriozola y Wenceslao Salazar, quienes con sagacidad y energía se opusieron a que en nuestra ciudad tuviera lugar un delictuoso suceso más.

La bomba “Inglesa”

Una causa involuntaria, explicable tan solo por la precipitación natural con que tuvimos que relatar a nuestros lectores los bochornosos sucesos de anoche, hizo que omitiéramos a la bomba “Victoria” entre las compañías de ese género que se constituyeron en esta imprenta, desde los primeros momentos a prestar sus importantes servicios en forma abnegada y resuelta, que han comprometido, como todas las que citamos en nuestra edición de esta mañana nuestra profunda gratitud.

Hacemos, pues, gustosos la aclaración:

En libertad

Han sido puestos en libertad, mediante la garantía de varios caballeros, los señores Ramón Aspíllaga y Miguel Echenique.

Parte oficial de los bomberos

Parte oficial del comandante general de bomberos. Protesta contra los ataques que también fueron víctimas los bomberos.

Lima, 11 de setiembre de 1919

Señor coronel prefecto del departamento

Ciudad

S.C.P.

A las 7.30 de la noche de ayer, se daba en la ciudad la señal de incendio, señalándose al cuartel 6º como el lugar amagado. Constituida esta comandancia en la calle de Baquíjano, se pudo apreciar que el edificio de La Prensa estaba incendiado en tres lugares distintos, tanto en la planta baja como en la alta. Pocos momentos después, recibía la comandancia aviso de haberse iniciado otro incendio en la imprenta de El Comercio, e igualmente que en la calle de Santo Toribio Nº 70b, casa habitación del señor Antonio Miró Quesada se había iniciado un tercer incendio. Ante la gravedad del caso, estimó oportuno el comandante dividir el servicio para atender simultáneamente a estos tres siniestros haciendo la distribución siguiente: Bombas “Internacional”, “France” y una sección de la “Salvadora Lima”, para atender al incendio de La Prensa y salvaguardar las oficinas de las Empresas Eléctrica y de la Cerro de Pasco Mining Corporation colindantes al edificio, bomba “Victoria”, para conjurar el incendio de El Comercio y dos secciones de la “Roma”, una de la “Salvadora Lima” y “Cosmopolita”, para atacar el incendio que con mayores proporciones se desarrollaba en la calle de Santo Toribio y que amenazaba igualmente casas de comercio de apreciable valor y todo el corazón de la manzana comprendida por dicha calle, la de Arzobispo, Pescadería y Rastro de San Francisco.

Debido a estas medidas y al arrojo y decisión de los miembros que componen el cuerpo de bomberos, pudo bien pronto dominarse la situación: el incendio de La Prensa era dominado en una hora de trabajo y terminaba completamente a las 11 de la noche; igual cosa pasaba con la imprenta de El Comercio, pudiendo retirarse la “Victoria” más o menos a esta misma hora. El incendio de Santo Toribio quedaba circunscrito y dominado a las 12:00 p.m., quedando aún en pie algunas habitaciones interiores y no habiendo el fuego pasado a los almacenes de la planta baja, debido a la activa labor desplegada por las compañías que actuaron en él.

Durante la labor efectuada en la noche de ayer, me es grato dejar constancia que ninguno de los socios de las distintas compañías sufrió accidente alguno, a pesar de lo dificultoso del trabajo, pero sí debo declarar que los grupos de gente del pueblo apostados en las inmediaciones de los distintos siniestros, no guardaron para con el cuerpo de bomberos las consideraciones a que en largos años de servicios se ha hecho merecedor; ataques a piedra, palo y arma de fuego se han perpetrado contra nuestros socios y el material de apagar incendios, olvidándose completamente lo desinteresado y altruista de nuestra labor, tan solo en beneficio de intereses comerciales y particulares amagados por los incendios que se habían perpetrado.

Permaneció, hasta avanzada hora de la madrugada, en los lugares del siniestro, la “Salvadora Lima”, por tocarle el turno durante el presente mes.

Es cuanto tengo que comunicarle, para los fines del caso.

Dios guarde a Ud. ­­

J. Robert Wakeham

Comandante general

Orestes Boitano

Secretario general


Contenido sugerido

Contenido GEC