Lulú Beltrán

El personaje de la foto es , mediocampista nacional al que ya por entonces llamaban El Diamante Negro. La imagen fue captada el 12 de agosto de 1981: cuatro días después del triunfo contra Colombia que marcó el inicio de la campaña rumbo al Mundial del año siguiente, y diecinueve días antes de la victoria ante Uruguay que consolidaría nuestra clasificación.

Uribe, con un buzo que hoy podía pasar por vintage, sentado con las piernas en V, luciendo unos chimpunes propios del siglo anterior, responde las preguntas de un reportero que, rodilla al suelo, lapicero en mano, anota velozmente sus declaraciones en una libretita.

El gesto del Diamante es de una seriedad profesional inequívoca. No regala ni media sonrisa, en la cancha se divierte, pero aquí, se pone serio y busca en el aire las palabras correctas para hablar del próximo partido, del sueño del Mundial. Aún no sabe que él será uno de los héroes del Centenario y ni se imagina que, una vez conseguido el objetivo, lo dejarán de lado para que Cubillas tome su puesto.

12/08/1981
SELECCION PERUANA DE FUTBOL ELIMINATORIAS ESPANA 1982.
EN LA IMAGEN: JULIO CESAR URIBE
FOTO: EL COMERCIO
12/08/1981 SELECCION PERUANA DE FUTBOL ELIMINATORIAS ESPANA 1982. EN LA IMAGEN: JULIO CESAR URIBE FOTO: EL COMERCIO

Fijémonos por un instante en los curiosos que se han acercado a escuchar. En realidad, a ninguno parece interesarle mucho las frases del jugador, solo quieren estar cerca de él, dejarse irradiar por la magia de su talento. Me llama la atención el escolar con flequillo largo que se encuentra allí detrás, en cuclillas. En su chompa, el escudo del colegio parece una réplica diminuta del escudo de la Federación que luce Uribe. ¿Se habrá tirado la pera ese día para ver a los jugadores de la selección? También es llamativo el rictus del muchacho trigueño ubicado al otro lado, el que se ha peinado con raya de costado y mira a Julio César con respeto y prudencia, como si fuera un Tumi, un objeto de museo que no se puede tocar. Ninguno de los presentes olvidará se día. Todos se volverán, si ya no lo eran, hinchas acérrimos del número 10. Por haberlo tenido tan próximo, cantarán con más orgullo su gol en el Centenario. Renegarán cuando se enteren de que no irá con los demás a España.

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