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La agitada vida familiar de Yma Súmac: peleas, divorcio y el escándalo conyugal | FOTOS
Fue una época tumultuosa en la vida marital de Yma Súmac, la icónica cantante peruana reconocida por su impresionante rango vocal de cinco octavas. Este hecho se hizo público en Estados Unidos y generó una oleada de asombro, indignación y solidaridad en el Perú hacia la talentosa artista.
Zoila Emperatriz Chávarri Castillo (1922-2008), conocida mundialmente como Yma Súmac, fue una soprano, actriz, compositora y productora musical peruana. Activa desde los años 40, alcanzó la cumbre de su carrera en las décadas de 1950 y 1960 en los EE.UU., donde radicó, y en el resto del mundo. Yma se destacó por su inusual y deslumbrante registro vocal de cinco octavas. Estuvo casada con el músico peruano Moisés Vivanco (tuvieron un hijo), el cual también fue su manager y productor. En abril de 1957, protagonizaron un altercado en la casa de este en Los Ángeles, que resultó en una agresión a la diva. La relación culminó en un sonado divorcio en mayo de 1958, debido a razones de infidelidad y la existencia de hijos fuera del matrimonio por parte de Vivanco.
Esa década de1950, Yma Súmac, la mujer de las “cinco octavas”, hizo lo que quería con su voz. Estaba en sus treintas, en su máximo poder vocal. En 1951, fue la primera cantante latinoamericana en presentarse en Broadway, Nueva York; dos años después, afinó su técnica de canto de la “triple coloratura”, que imitaba el trino de las aves. Entre 1954 y1955 hizo presentaciones en el Lewisohn Stadium, el anfiteatro neoyorquino, así como conciertos como solista en el Carnegie Hall.
Yma Súmac era más diva que nunca en esos años 50 y sus álbumes se vendían en los EE.UU. a la altura de las estrellas Doris Day, Jane Froman o Eartha Kitt. La artista peruana, descendiente del inca Atahualpa, como se decía entonces, estaba en la cima del mundo.
Pero si en lo artístico le iba de maravilla, en lo personal, en la vida de pareja con el músico, arreglista y productor peruano Moisés Vivanco, las cosas no marchaban bien. Pero, no cabía duda de que la artista guardaba por Vivanco un profundo agradecimiento, ya que él la apoyó en sus comienzos en el Perú, a fines de los años 30 y comienzos de los años 40.
Pero, el 21 de enero de 1957, una semana después de haber lanzado oficialmente su quinto álbum “Legend Of The Jivaro”, Yma Súmac anunció su decisión de divorciarse de Moisés Vivanco, quien vivía en medio de un juicio de reconocimiento de dos niñas gemelas, a las que había negaba hasta enero de ese mismo año. Pero cuando la cantante escuchó a Vivanco admitir cuatro días antes, el 17 de enero de 1957, y en pleno juicio, que había tenido relaciones íntimas con su exsecretaria Maureen Shea, la diva tomó la decisión de separarse definitivamente.
Por su parte, el juez del tribunal del caso declaró oficialmente a Moisés Vivanco como padre de las dos gemelas extramatrimoniales, y le dio como sentencia el pago de 150 dólares mensuales para el sostenimiento de las menores que tuvo con la ex-secretaria de su esposa.
La denuncia había empezado su curso desde el 28 de julio de 1955, justo el año en que apareció el anuncio publicitario que nombraba a Yma Súmac como “La voz más sensacional del siglo”. Ese 28 de julio, Maureen Shea, entonces de solo 22 años, acusó a Moisés Vivanco de negarse a reconocer la paternidad de sus hijas. Luego de un año y medio del juicio, la cuestión se definió y no quedaba dudas del involucramiento de Vivanco, el esposo de Yma Súmac, en la vida de la joven madre.
YMA SÚMAC: EN EL CAMINO DE LA SEPARACIÓN Y EL DIVORCIO DEFINITIVOS
La artista peruana, radicada en los EE.UU., estaba en México, promocionando su álbum “Legend Of The Jivaro” cuando la prensa la acosó por el tema de su pareja-mánager, Moisés Vivanco. Allí declaró para las agencias que pensaba “divorciarse de su esposo y mánager, por razones personales”, negándose a hablar más del juicio en los EE.UU., al parecer una situación muy dolorosa para ella.
Lo que estaba claro entonces era que Vivanco era el padre de esas “dos niñas gemelas” que tuvo con Maureen Shea, ya de 24 años. Pero aún en ese momento crítico, Yma Súmac confiaba en Vivanco para que siguiera a cargo de sus asuntos administrativos. “No lo odio… Permaneceré aquí con unos amigos”, dijo la diva. (EC, 22/01/1957)
Se notaba en ella la fuerte impresión del conflicto conyugal; Yma solo sabía que se iba a divorciar, pero era incapaz de decir aun cómo o cuándo. “No quiero discutir el asunto. Como artista no deseo llevar ante el público mis problemas personales o verme envuelta en un escándalo”. A sus 35 años, eso era lo que pensaba de su relación. Era enero de 1957.
Para ese invierno norteamericano, Moisés Vivanco, de 38 años, aún guardaba escasas esperanzas de volver con su esposa. Incluso viajó de Los Ángeles (Hollywood) a Ciudad de México en automóvil para estar con la notable soprano.
Yma Súmac estaría allí, en México, hasta el sábado 26 de enero de 1957, luego de haber pasado el año nuevo y casi todo el mes de enero en presentaciones en el cabaret “Chanteclair” y en el Hotel Reforma. De allí viajó en avión a Nueva York, donde estaría en un set de televisión el 27 de enero. A fin de ese mes iniciaba una nueva temporada.
YMA SÚMAC: ¿QUÉ DIJERON QUE HABÍA OCURRIDO EN ABRIL DE 1957?
El peor escándalo en las fricciones de la popular pareja sucedió esa primavera en Los Ángeles (EE.UU.). Fue algo que Yma Súmac había tratado de evitar por todos los medios, pero no pudo con la realidad. La cantante había presentado la demanda de divorcio contra su marido el miércoles 17 de abril de 1957 por “crueldad mental”. En ese contexto, el martes 23 de abril, una semana después, la divaperuana llegó a la casa donde aún vivía Vivanco, en Los Ángeles, acompañada con dos fornidos detectives privados, para llevarse sus cosas que aún permanecían allí.
Al resistirse Vivanco al trámite de Yma, aquel fue controlado físicamente por la seguridad de la artista de una manera no tan amable. El esposo de YmaSúmac denunció en la estación de Policía, “que había sido agredido retorciéndosele el brazo y amenazado con balearlo por los detectives privados, si trataba de causar dificultades”, decía el escueto cable de noticias que llegó primero a la redacción de El Comercio.(EC, 23/04/1957)
La denuncia de Vivanco fue rechazada por Ymac y sus custodios privados. La famosa cantante peruana declaró que solo buscaba “recoger algunos efectos personales porque pensaba mudarse hoy”. En tanto, los detectives señalaron que apenas Vivanco vio los documentos del divorcio, se tornó agresivo. (EC, 23/04/1957)
YMAC SÚMAC: LA VERDADERA HISTORIA DE LA BRONCA EN LA CASA DE LOS ÁNGELES
Pero los primeros cables noticiosos habían dado una versión inicial algo edulcorada, maquillada del asunto. Al día siguiente, el miércoles 24 de abril de 1957 se reveló los detalles de ese choque entre Yma Súmac, sus dos guardaespaldas (o “detectives privados” como se dijo), contra el propio Moisés Vivanco, dos bailarinas “incaicas”, un arpista y un perro Collie. Fue un gentío entreverado en la casa de Los Ángeles.
La nota de la agencia AP, firmada por el reportero Howard V. Heyn, dio los verdaderos alcances de esa lucha, dio los detalles de ese choque de fuerzas en la que se vio obligada a entrar la cantante peruana y estrella del espectáculo Yma Súmac. Y lo que ocurrió fue un verdadero escándalo. La residencia de Moisés Vivanco, avaluada en 100 mil dólares en esos años, fue un escenario casi de batalla campal.
¿Qué pasó, en verdad?Vivanco había recibido a Yma Súmac y a su seguridad, al lado de dos bailarinas “incaicas” (así fueron identificadas), aunque ellas dijeron luego que eran las “mucamas” de la casa. Una de ellas se llamaba Esmila Zevallos, de solo 18 años, y la otra Yola Rivero, de 40 años. La primera de ellas estaba cantando, junto al arpista José Farfán, recién llegado del Perú. Ella cantaba mientras el otro tocaba un arpa antigua. Todo parecía andar en paz.
Pero, “palabras van, palabras vienen” entre la ex parejaSúmac-Vivanco y todo cambió. Entonces, la joven Esmila Zevallos, levantó la voz y mandó callar a Yma Súmac. Zevallos a Súmac. Y la primera le dijo, según los testigos: “¡He trabajado para ti como sirvienta. He lavado tu… tus diversas cosas. Eres una mala mujer!”, vociferó la aspirante a cantante.
Las palabras de Zevallos incendiaron la pradera. Yma Súmac no se iba a quedar con esas hirientes frases sin desquitarse. Entonces, “la srta. Súmac respondió con una rotunda bofetada, propinada con el dorso de la mano, contra la boca de la Zevallos”, decía El Comercio. (EC, 24/04/1957)
Allí fue todo se desbocó. El arpista bajó su instrumento, mejor dicho, lo protegió, y dijo algo ininteligible en castellano; en tanto el grupo de periodistas que había seguido a Yma Súmac hasta la casa, debió ponerse a buen resguardo, sin dejar de ubicarse estratégicamente cerca de los protagonistas.
“Los lentes obscuros de la Súmac se cayeron, siendo destruidos bajo los pies de otro combatiente. Así pudo verse que la cantante tenía un ojo “en tinta”, a causa de un golpe que le dio el propio Vivanco el jueves pasado, dijo la artista”. (EC, 24/04/1957)
Uno de los detectives o guardaespaldas de Ymac trató de poner calma, aunque temporalmente. Luego, Vivanco discutió con este acerca de si portaba una pistola la noche anterior. Le increpó: “¡Si usted dice que no llevaba una pistola, es un gordo mentiroso!”, y le gritó finalmente: “¡Salga usted de aquí!”. Pero el detective ni se inmutó. De inmediato, el otro agente privado sujetó a un Vivanco desaforado.
El cuadro se completó cuando la otra “bailarina incaica” o “mucama”, Yola Rivero, cogió al primer detective (el “gordo mentiroso”, según Vivanco) de los cabellos y no lo soltó por nada del mundo. El Comercio señaló en su nota:
“La Srta. Súmac agarró a Vivanco. El perro, Prince, entró ladrando en medio de la refriega. Vivanco cayó en un macetero de hierro forjado. Farfán, murmuraba algo en castellano, dejó el arpa y se lanzó contra otro el detective (el “gordo mentiroso”). De pronto, todos hicieron un alto para recobrar la respiración”, resumía la nota del cable que recogía el diario decano. (EC, 24/04/1957)
Parecía una escena de vodevil, una que una diva y estrella del canto como Yma Súmac no se merecía. Ante los periodistas, ella abrió su “abrigo de visón” para mostrar las contusiones en la espalda, mientras uno de los detectives buscaba un botón de su saco que salió volando en la trifulca. Finalmente, alguien escuchó, pero no entendió, lo que dijo al arpista Farfán. Lo pronunció con cólera y en quechua.
Todo acabó cuando a la elegante casa de Moisés Vivanco en Los Ángeles, llegó un patrullero de la Policía, y luego “funcionarios de la fiscalía de distrito”. Se impuso una tregua. Todos fueron citados a la oficina del fiscal para dar sus versiones. A todo ello, Yma Súmac no pudo llevarse nada de lo que había venido a recoger.
YMA SÚMAC: LA VERSIONES DE LOS INVOLUCRADOS DADAS AL FISCAL
El día siguiente, ante el Segundo Fiscal del Distrito, Allan H. McCurdy, Yma Súmac se presentó con un ojo amoratado y negó cualquier acusación contra ella o sus acompañantes. Declaró que aquello, lo del ojo morado, era un “ejemplo de amor peruano”.
Se suponía que la cita con el fiscal McCurdy era lo que se llamaba una “conferencia de paz”. Pero las acusaciones vinieron de ambos lados. Sin embargo, el fiscal se negó a expedir una acusación formal de tipo delictivo contra Súmac y sus detectives pues no hallaba “suficientes pruebas” que los incriminaran. Vivanco insistió en un ataque coordinado, pero se le negó esa acusación. El principal argumento del fiscal fue que no hubo “armas mortíferas” en la gresca ni hubo ningún crimen verificable.
Con el apoyo de su abogado Jerry Giesler, Yma Súmac salió bien librada del careo. Se negaron los cargos y el fiscal lo admitió. Giesler e Yma dieron luego una conferencia de prensa. Allí el defensor de la cantante anunció que se proponía conseguir “una orden del Tribunal para impedir que Vivanco abandone el país con Charles, el hijo de ocho años de él e Yma Sumac”.
Yma Súmac, por su lado, negó la afirmación de Vivanco de que él “le había enseñado todo lo que sabe de canto”. (EC, 25/04/1957)
La diva peruana se divorció finalmente de Moisés Vivanco en mayo de 1958, pero siguieron unidos profesionalmente, pues Yma Súmac confiaba, pese a todo, en la capacidad de su ex marido como administrador, organizador y gestor musical. Pero, eso sí, el amor y el trabajo no volvieron a juntarse nunca más.
Ella siguió brillando, él siempre se mantuvo bajo su sombra. Tres años después de las peleas y careos antes del divorcio, la peruana de las “cinco octavas” fue considerada en 1960 la “primera mujer latinoamericana en ganar una estrella fonográfica en el Paseo de la Fama de Hollywood”. Ya con ese estupendo galardón viajó por todo el mundo, incluido la URSS, especialmente invitada por el presidente soviético Nikita Jruschov.
La gloria artística opacó en Yma Súmac cualquier momento aciago como los que vivió en esa tumultuosa segunda mitad de la década de 1950. Hoy, pese a su muerte en el 2008 (a los 86 años), es una estrella perfecta, intocable, del canto peruano en el mundo.