El pueblo está de cumpleaños
Incluso si me acusaran de vende humo, hoy no dejaré pasar la oportunidad de hacer un alto al análisis de la campaña del equipo por reconocer el día del onomástico de los colores del pueblo. Alianza Lima cumple hoy 109 como máximo referente del fútbol peruano, el punto de partida de la historia de este deporte en esta tierra, el amor de su gente, su decepción y los latidos de millones de corazones que hacen eco desde Matute.
(Para que vean que Alianza Lima es más que fútbol. PARA TODO EL MUNDO)
Me pregunto yo: ¿Cuándo se hizo grande Alianza? Pues bien, creo que me indujo a la respuesta el desaparecido periodista Guillermo Thorndike en su libro “El revés de morir”. Él, tras sus investigaciones profundas para vestir la historia del gran Alejandro Villanueva, acudió a todo tipo de registros históricos de la época y llegó a percibir lo que era aquella sociedad peruana en los albores de la década del 20.
Alianza no dejaba de ser el equipo amateur que se paseaba con el resto de sparrings como el Association o los de la liga chalaca. Dejó de ser Sport Alianza porque sus partidarios, aquellos que no dejaban de estar informados sobre la próxima presentación del equipo de rayas azules y blancas cada quincena o mensualmente, empezaron a llamarlo Alianza Lima desde que se armaba como el único combinado peruano que podía hacerles frente a los equipos argentinos, uruguayos o españoles que venían de gira.
En San Marcos, desde años atrás, un grupo de estudiantes se preparaba para ser algún día dignos rivales de los zambos (denominación peyorativa con la que intentaban siempre menoscabar el ánimo de los aliancistas por su condición humilde y de la clase baja). Surgió el Universitario con un origen absolutamente diferente al Alianza. Los íntimos tenían apellidos de fama solo en el fútbol como Valdivieso o Villanueva y los apellidos de los cremas sencillamente eran aristocráticos.
Esto ahora no significa nada; pero volver al ayer lo significa todo. El blanco contra el cholo y negro era la traducción del rico contra el pobre y fue una lucha en la que solo el fútbol los pudo poner al mismo nivel durante 90 minutos. La procedencia del callejón de Cotabambas en La Victoria contra los estudiantes de una universidad legendaria y a la que en dicha época no todos tenían acceso por tratarse de educación superior, marcó para siempre la naturaleza de ambos sentimientos.
Luego Alianza apostó por lo que el corazón le dictó; siempre obteniendo jugadores de talento en las clases bajas y varias décadas después los rivales optaron por el camino parecido, incluso, aceptando a jugadores de raza afroperuana a despecho de la mortificación de muchos de sus hinchas, que, ojalá, ya hayan desaparecido.
La denominación de ‘El equipo del Pueblo’ no tardó en caer en poder de los íntimos por su propio peso. Este post no pretende ser extremista en el fanatismo ni aleccionar a los hinchas que saben perfectamente quienes son los ídolos de la historia blanquiazul; peruanos con habilidad máxima y que también supieron darle jornadas gloriosas al país con la blanquirroja al pecho. Creo no caer en un error al afirmar que las épocas de gloria del Alianza Lima fueron las propias de la selección que llegó a México 70, Argentina 78 y España 82, cuando los grones eran columna y esqueleto de aquellos inolvidables equipos.
Pero vino una tragedia que enlutó al país y quedamos en manos (y piernas) de los Chemos, Barcos, Pumas y Roberts, etc… en fin. La sequía de campeonatos fue inevitable y Alianza sufrió por la inacción de muchos años sin apostar por la cantera y por culpa de un puñado de socios que olvidaron justamente lo que la historia siempre dictó: Alianza es grande por su gente y por su condición de equipo popular y del pueblo.
18 años sin títulos apenas sirvieron para demostrar el contenido de estas líneas: nadie se movió de las tribunas hasta ver a su equipo campeón, no dejó de ser el más grande y no recurrió a la indiferencia que a otros caracteriza cuando los resultados no acompañan.
Un triunfo ante Bolívar o una derrota en Huánuco no son más que 109 años de tradición y fervor. Felicidades a todos quienes comparten este amor.
(Insisto!!! PARA TODO EL MUNDO!!!)