La salud pública del frío
Las cuatro estaciones se repiten invariablemente cada año. La primavera, el verano, el otoño y el invierno siguen un curso periódico y natural desde hace cientos de miles de años y, dependiendo del lugar en que viven, los seres humanos han aprendido a prepararse a recibir esas estaciones de una manera proactiva y previsora. Aparte de los fenómenos climáticos anormales de los últimos años (con el niño costero como ultimo ejemplo), los cambios de temperatura, cantidad de lluvia y nieve y presencia de tornados y huracanes siguen un curso directamente relacionado a las estaciones del año. En otras palabras -y así suene a Perogrullo- todos sabemos que en el verano hará calor y que en el invierno hará frío, situaciones que dependiendo de la zona en que vivamos, podrán ser suaves y manejables o intensas e impredecibles.
Lamentablemente, en el Perú la época de invierno no solo viene con frio sino también con la muerte de centenares de niños en las punas altoandinas del país. Es el famoso friaje, peruanismo que, dicho sea de paso, no esta registrado en el diccionario de la Real Academia Española. Tanto nos hemos acostumbrado a este vergonzoso fenómeno, que su periódica ocurrencia no causa mayor impacto en la opinión pública, nadie se da por enterado.
El asunto mas curioso es que -a no ser por hipotermia accidental- el frio no mata al ser humano, que a través de los siglos ha aprendido a protegerse. La prueba de eso la dan miles de comunidades distribuidas en la frígidas zonas del norte de Europa, Norteamérica y Asia. En esas zonas, el estado ha dispuesto –y financiado- que los pobladores que viven en esas regiones tengan vías de comunicación terrestre, fluvial o aéreas operativas, que tengan casas preparadas con suministro de energía para generar calor y electricidad que les permita almacenar agua y alimentos y sobre todo que tengan participación en las actividades económicas de la región y puedan subsistir con esas ganancias.
La Oficina Regional Europea de la Organización Mundial de la Salud, en un reporte titulado “Cambio climático, eventos climáticos extremos y salud pública”, menciona que las consecuencias del frio sobre la salud son de dos tipos: enfermedades y lesiones por el frio. Las enfermedades incluyen las respiratorias (asma y enfermedad obstructiva crónica), cardiovasculares (infartos cardiacos y derrames cerebrales), vasculares periféricas (síndrome de Raynaud), musculares (tenosinovitis, síndrome del túnel del carpo) y de la piel (psoriasis, dermatitis del frio, dermatitis atópica). Las lesiones por el frio incluyen sabañones, hipotermia, pie de trinchera, y caídas u otros accidentes.
Pero de acuerdo a los datos del Ministerio de Salud (Minsa), ninguna de esas enfermedades o lesiones explica la muerte de cientos de niños peruanos en las zonas altoandinas. ¿De qué mueren entonces los niños peruanos en las punas en cada invierno? Los niños peruanos mueren por complicaciones pulmonares causadas por infecciones respiratorias comunes, tales como resfríos, gripes y bronquitis. Los niños peruanos mueren de neumonía.
Pero si la neumonía no está en la lista de enfermedades causadas por el frio, ¿cómo es entonces que esa infección pulmonar sea la causa número uno de muerte por el frio en los niños peruanos? En un artículo titulado “Investigaciones para reducir la mortalidad por neumonía en países en desarrollo” la Universidad de Oxford de Inglaterra hace una revisión del tema y nos da la respuesta: la razón por la cual la neumonía mata a los niños peruanos es por la pobreza y la desnutrición.
La secuencia de hechos ocurre entonces de la siguiente manera: Miles de peruanos olvidados viven en situación de aislamiento y pobreza permanente en las alturas de los andes, ellos son parte del 21.8% de pobres peruanos identificados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 2015. Es casi seguro que los hijos de esos peruanos son parte del 27.7% de niños con desnutrición crónica y del 51.1% de niños con anemia crónica de las zonas rurales en el Perú. Los niños anémicos y desnutridos son incapaces de formar una adecuada cantidad de células de defensa (linfocitos) y de anticuerpos (proteínas) para luchar contra las infecciones virales propias del invierno. Al no poder defenderse, una simple infección viral causa una severa infección bacteriana pulmonar (neumonía y bronconeumonía), que causa la muerte. La muerte por neumonía constituye entonces un indicador de la pobreza de una región.
Si bien es cierto que la revisión de Oxford recalca que la vacunación contra los virus de la gripe y las bacterias que causan neumonía es importante para prevenir esas muertes, dice también (coincidiendo con la recomendación de diversas organizaciones internacionales), que la única solución a largo plazo es la corrección de la pobreza y las condiciones de vida de esas olvidadas comunidades. Es decir, un plan de desarrollo socio económico de la región.
Corolario
Todos los años sabemos que viene el invierno y con el, el friaje. Y todos los años también, la sociedad se esfuerza en colectar ropa y abrigos para los niños afectados. Pero de acuerdo a como la ciencia describe el modo en que se desarrolla la neumonía y la muerte de esos niños andinos, el asunto no es el frío, ni la ropa ni el abrigo. El asunto es que esas comunidades tengan carreteras, trabajos bien remunerados, educación nutricional, servicios médicos innovadores, variedad de alimentos y casas equipadas con calefacción. Es decir esas comunidades deberían tener planes de desarrollo bien pensados para salir de la pobreza. Mientras tanto, cada invierno, sigamos lavando nuestra conciencia enviando algunas chompitas, vacunas y un poco de comida a esos olvidados niños de los andes.