Otto Von Bismarck: A dos siglos de su nacimiento
El año que Napoleón Bonaparte era vencido en Waterloo nacía Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro, el hombre que unificó Alemania y consolidó el segundo Reich alemán. El 1 de abril de 1815 Bismarck ve la luz en Schonhausen, Alemania. En Huellas Digitales hacemos un repaso por su trayectoria, al cumplirse 200 años de su natalicio.
De familia noble, sus primeros estudios los hace en Berlín, y luego opta por la carrera de Derecho. Es con la revolución de 1848 que emprende su carrera política.
De la vida de este connotado estadista alemán se pueden extraer tres grandes características. Participó activamente en la unificación de Alemania. Estableció un tejido de alianzas para mantener la supremacía alemana en Europa. Y marcó distancias ante el liberalismo ideológico proveniente de Francia.
Se puede considerar que su carrera política empieza cuando obtiene la representación de Prusia en la Dieta de Francfort. Luego, en 1862 el káiser Guillermo I lo nombra ministro y presidente, cargo estratégico que convierte a Bismarck en el artífice de la consolidación política y económica del país.
En su propósito de unificar Alemania sometió a los partidos de la oposición y redujo la libertad de prensa. Diplomáticamente se alió con Rusia. Forjó también la Confederación de los Estados Alemanes del Norte; y con las victorias militares en Sedán y Verdún sobre Francia aceleró la caída de Napoleón III.
Así, a lo largo del siglo XIX el pequeño Estado de Prusia se transforma en una potencia que pone en jaque la hegemonía de los ingleses. Además, el Canciller de Hierro desarrolló la industria, impulsó el establecimiento de la seguridad social y eliminó la enseñanza religiosa. Asimismo, promulgó el código de procedimiento civil y criminal, e implantó el servicio militar de siete años.
Sin embargo, su poder generó enormes inquietudes en el nuevo y joven emperador Guillermo II, quien no deseaba gobernar a la sombra del mítico Bismarck. Por eso lo aparta del poder en 1888 o por lo menos presiona lo suficiente para que Bismarck presente su dimisión.
Al morir Otto von Bismarck, el 31 de julio de 1898, El Comercio publica una nota necrológica recopilando los principales episodios de su vida política. Un día después amplía la información indicando que el emperador había mostrado un profundo dolor al enterarse de la noticia.
Inmediatamente ordena que se envíe a Friedrichsruh, lugar del deceso, una guardia de honor. “Con la muerte de Bismarck Europa y el mundo entero pierden a uno de los grandes estadistas del presente siglo”, indica El Comercio.
“Todas las clases sociales alemanas se mostraron profundamente acongojadas. Bismarck parecía encontrarse mejor, pero en las últimas horas empeoró súbitamente. El Canciller de Hierro pidió que sus restos fueran inhumados en la colina que existe frente a su castillo”, informó finalmente el Decano.
Miguel García Medina / Archivo
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