Impecable OSNJ con Chopin y Mozart
Gran Teatro Nacional, domingo 10 de mayo. Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. Director: Pablo Sabat. Piano: Marian Sobula (Polonia). Programa: Chopin: Concierto para piano y orquesta, Op. 11. Mozart: Sinfonía no. 41 “Júpiter”.
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
En su último concierto, la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, dirigida por Pablo Sabat, presentó un concierto especial con dos obras populares del repertorio, que son el Concierto para piano y orquesta no. 1 en mi menor, Op. 11 de Frédéric Chopin y la Sinfonía no. 41 en do mayor, K 551 “Júpiter” de Wolfgang Amadeus Mozart.
A pesar de que el polaco Chopin es una referencia en la música para piano y escribió decenas de obras para este instrumento, solo escribió dos conciertos para piano y orquesta. Este primer concierto lo compuso a los 20 años y estrenado en pleno auge del romanticismo. Es una pieza que contiene las melodías y virtuosidades típicas del autor, y predicen en cierto estilo al de Franz Liszt mas adelante, por la virtuosidad de ciertos pasajes, y la forma como la orquesta acompaña al solista. Sino, comparen este concierto en forma con el primero de Liszt.
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El solista fue el polaco Marian Sobula, joven solista de nivel que dio una versión lograda, con técnica sobria pero enérgica. El primer movimiento Allegro maestoso fue iniciado por la orquesta con bellos acordes e interesantes volúmenes bajo la conducción de Sabat, con sonido elegante pero contundente. Sobula inicia su primer tema con sobriedad y bella lectura. La orquesta acompaña con delicadeza en el que escuchamos un buen pasaje del corno. Este movimiento es complejo, ya que muestra varios temas y mucha virtuosidad, en lecturas que parecen interminables. Por momentos es evidente que la cantidad de violines es escaso, y junto a los metales se siente el desbalance. Durante el Romance – Larghetto Sobula pronuncia pasajes sollozantes y líricos, junto a un romántico acompañamiento de la orquesta. Acaricia las teclas con delicadeza pero también con gracia. Las cuerdas suenan uniformes y hacia el final se desvanecen en un perfecto diminuendo, muy bien controlado por Sabat. En el Rondo – Vivace Sobula demuestra todo su virtuosismo, aunque su postura tan sobria frente al piano no lo refleje. La orquesta nuevamente se muestra precisa y contundente, con fiel estilo.
La última sinfonía escrita por Mozart, llamada Júpiter (bautizada así por Johann Peter Salomon por la grandeza que refleja), es una obra compleja, escrita en el momento mas difícil pero a la vez mas inspirado de Mozart. Se dice que fue estrenada cuando Mozart tenía 32 años y solo tres antes de mori, aunque lo mas probable es que nunca la haya escuchado. Esta obra por la forma como está estructurada, con repetición de temas y estilo moderno, seguramente influenció a Beethoven para componer sus sinfonías de juventud.
Gran mérito y aplauso para la OSNJ, su director y equipo de maestros por el cuidado como presentaron esta gran obra. Desde el inicio, en el Allegro vivace, los primeros compases se ejecutan rápida y energicamente, pero las cuerdas mantienen su delicadeza y procuran estar dentro del estilo. Destacó la precisión como el conjunto fue llevado por Sabat y como lograron un bello efecto camerístico. Destaca la ejecución de la flauta y oboe, así como todos los matices logrados por los violines, y la energía de cellos y contrabajos. Solo este movimiento tiene muchísimas formas de interpretación y es muy rico en si. El Andante cantabile fue presentado con una lectura mucho mas dramática, que recuerda a la energía que despliega la marcha fúnebre de la Eroica de Beethoven. Las cuerdas nuevamente producen un buen color y los cornos son muy precisos y soportan el ritmo. Los diversos acentos estuvieron mejor logrados. El Menuetto (Allegretto) es mas uniforme y aquí la orquesta logra nuevamente ese efecto camerístico que nos gusta de Mozart. Finalmente, en el Molto allegro las cuerdas se siente seguras e inspiradas y se nota su energía y concentración. Los vientos están magistrales y todo el conjunto cierra con una brillante conclusión.
A pesar de ser Día de la Madre, este concierto atrajo cierta cantidad de público que aplaudió con entusiasmo al solista y a la orquesta.
No entiendo que pasa con el Ministerio de Cultura, que da dos pasos adelante con la OSN pero diez para atrás con la OSNJ. ¿Dónde quedaron esos marcadores de libros que explicaban el protocolo del aplauso? pero aún mas importante, ¿POR QUÉ NO HABÍAN PROGRAMAS DE MANO? La creación de públicos en estos conciertos en que van familias con niños es vital. Sin programas de mano ni ese protocolo del aplauso que resultó tan efectivo e interesante en las últimas semanas, se hubiera evitado que interrumpieran a Sobula en cada movimiento del Chopin. Creo que es tiempo que dejen de menospreciar a un elenco que, a diferencia de la OSN que todavía da resultados irregulares, se mantiene mejorando de forma pareja con el tiempo y brindando un repertorio cada vez mas exigente. La OSNJ da pocos conciertos al año, y ya van casi por la mitad, así que no vale estar ocioseando esfuerzos. Apoyemos al elenco.