Este 2022 ha tenido como principal desafío la recuperación de los aprendizajes perdidos por el cierre de escuelas y el limitado alcance de las clases remotas. Urge enfrentar el aumento de la deserción escolar, pues basta observar las cifras del 2021, en el que 124.533 escolares interrumpieron sus estudios.
Frente a ello, surgen algunas preguntas: ¿cuál será el daño a mediano o largo plazo cuando estos estudiantes (que han abandonado las clases) lleguen a la edad adulta? ¿qué tan productivos serán?, ¿cuál será el impacto en sus habilidades como ciudadanos y ciudadanas?
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Es muy importante comprender la trascendencia que tiene dentro del sistema educativo la deserción escolar, ya que son muchos los niños, niñas y adolescentes que por diferentes motivos abandonan sus estudios, lo que perpetúa desigualdad y falta de oportunidades, especialmente entre aquellos que tienen pocos recursos y son más vulnerables.
¿Es posible evitar la deserción escolar? Un caso para reflexionar
Según la subdirectora de la Institución Educativa Fe y Alegría N°2, Mirtha Robladillo, “la deserción escolar es una de las mayores problemáticas del país, puesto que los estudiantes pierden la posibilidad de superarse en la vida y aportar positivamente al desarrollo de nuestro Perú”.
Al consultarle sobre la estrategia que empleó la IE para evitar la deserción escolar, ella nos contó que vienen trabajando incansablemente junto a la Congregación Amor de Dios en una coeducación que ofrezca acompañamiento espiritual y pedagógico a los estudiantes más vulnerables.
Durante el 2021, impulsaron una campaña denominada “Todos Conectados”, que les permitió contribuir con algunos dispositivos móviles a estos estudiantes para que no interrumpan su educación. De igual manera, se les brindó atención psicológica a aquellos que tuvieron problemas emocionales a causa de la muerte de familiares o sentirse encerrados.
La subdirectora mencionó que no solo el factor económico es determinante para una deserción escolar, sino que “la soledad que sienten los alumnos debido a la pandemia ha hecho que se refugien en juegos cibernéticos, en amistades inadecuadas por internet y eso los ha limitado, definitivamente, para ser sociables o tener aspiraciones en la vida… y en la actualidad hay vacíos que debemos trabajar respecto a su proyecto de vida, de esta manera estaríamos colaborando para que no abandonen sus estudios”.
De esta manera, podemos nos damos cuenta que cuando hay compromiso con la educación se pueden buscar diferentes formas para evitar la deserción escolar. Esos compromisos están envueltos con acciones visibles de valores, que caracteriza a la Institución Educativa Fe y Alegría 2, de Condevilla Señor, en San Martín de Porres.
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La educación actual: un reto
La educación en tiempos de pandemia ha sido un reto para estudiantes y docentes. La posibilidad de continuar con el sistema de enseñanza ha proporcionado aspectos positivos, pero también negativos. Al mismo tiempo, la encuesta realizada a una muestra de 30 estudiantes de secundaria de Fe y Alegría Nº2 muestra que más del 50% de alumnos considera que los centros educativos en el Perú y las autoridades no han intervenido frente a las cifras altas de deserción escolar.
Estos niños, niñas y adolescentes desertores no podrán continuar con su educación ya que los procesos de aprendizaje y desarrollo de competencias básicas se ven vulnerados, incrementando el riesgo de participar en actividades ilícitas como alternativas negativas en sus vidas. De esta manera, se generan menos oportunidades y posibilidades para acceder a los programas complementarios que ofrecen las escuelas. Se perpetúa la pobreza, se amplían las brechas de desigualdad, la democracia pierde la posibilidad de tener ciudadanos políticamente activos y con ideas claras de bienestar y vida en comunidad.