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Selección y exclusión: tensiones entre calidad y equidad en la educación pública
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La tensión entre calidad y equidad no es nueva, pero se ha agudizado en los últimos años. ¿Puede una educación que selecciona a los mejores considerarse verdaderamente pública y equitativa? Esta es la pregunta que enfrenta hoy la educación peruana, atrapada entre el ideal de igualdad y las exigencias de calidad.

El modelo educativo peruano prioriza a quienes logran destacar, mientras deja sin apoyo a quienes enfrentan mayores barreras para aprender. En lugar de construir un sistema que equilibre las desigualdades de origen, el Estado ha optado por concentrar inversión, programas y atención en un porcentaje mínimo de estudiantes, generalmente aquellos que ya cuentan con ciertas condiciones favorables. Esto refuerza una lógica excluyente: el mérito como único criterio para acceder a oportunidades educativas de calidad.

Este enfoque no reconoce que el rendimiento escolar no es solo resultado del esfuerzo individual, sino también de factores estructurales: pobreza, inseguridad alimentaria, violencia familiar, falta de acompañamiento o acceso limitado a recursos básicos. En este contexto, los estudiantes que más apoyo requieren son, paradójicamente, los que menos reciben.

Un ejemplo concreto es el caso de los Colegios de Alto Rendimiento (COAR), que atienden a menos del 1 % del total de estudiantes de secundaria, bajo estrictos filtros de admisión centrados en pruebas estandarizadas. Mientras tanto, la mayoría estudia en escuelas públicas con deficiencias graves de infraestructura, materiales y personal docente, como lo muestran los propios datos del Ministerio de Educación.

Esta dinámica no solo profundiza la desigualdad educativa; también construye un mensaje problemático: solo quienes cumplen ciertos estándares merecen una educación de calidad. Se trata de un sistema que margina silenciosamente a miles de escolares que podrían desarrollarse con el acompañamiento adecuado.

Testimonios de estudiantes y docentes del Colegio AVA
Testimonios de estudiantes y docentes del Colegio AVA. Video de Corresponsales Escolares.

Los testimonios recogidos dan cuenta de una preocupación transversal: el sistema no toma en cuenta las distintas realidades del alumnado. Los estudiantes identifican que las mejores oportunidades están reservadas para quienes ya tienen ciertas ventajas previas como estabilidad familiar, tiempo para estudiar o acompañamiento en casa. Los docentes, por su parte, destacan que ningún estudiante carece de potencial, pero muchos carecen del apoyo necesario para desplegarlo, además coinciden en que el sistema educativo prioriza el rendimiento académico, sin valorar otras formas de inteligencia.

Frente a esta problemática, el Estado debe asumir una responsabilidad concreta.

Proponemos la creación del programa Mentores Regionales, una estrategia nacional que articule a estudiantes universitarios de últimos ciclos con escolares de bajo rendimiento de escuelas públicas. Este acompañamiento —académico, motivacional y vocacional— estaría orientado a cerrar brechas reales desde el aula. A su vez, los mentores recibirían reconocimiento académico, integrando esta labor a su formación profesional como parte de la responsabilidad social universitaria. Una política educativa debe crear las condiciones para que todos, sin excepción, tengan la oportunidad de destacar .

Mientras se espera que el Estado replantee su enfoque educativo y construya un sistema más justo e inclusivo para los estudiantes de bajo rendimiento, el equipo de corresponsales escolares del colegio Innova Schools Cusco – Larapa decidió tomar acción. Así nació Waynakunaq Ayni, un programa que busca llevar herramientas claras, útiles y accesibles a estudiantes que hoy no las tienen. Su primera implementación se realizó en el colegio nacional Velasco Astete (AVA), en San Jerónimo, una de las zonas donde se concentran muchas de las brechas que esta nota busca visibilizar.

A través de una serie de charlas sostenidas entre estudiantes de ambas instituciones, se generaron espacios de intercambio de conocimientos y sobre todo, construcción de vínculos humanos basados en el respeto y la empatía.

En el Perú, la educación pública no puede seguir valorando únicamente el mérito individual sin atender las desigualdades que lo condicionan. Hoy, mientras unos acceden a programas de alto rendimiento, miles quedan atrás sin orientación ni oportunidades. La solución no está en discursos, sino en políticas que partan de una verdad incómoda: muchos talentos no destacan porque nunca tuvieron las condiciones. Iniciativas como los mentores regionales o Waynakunaq Ayni ya prueban que hay alternativas viables. Ahora, el Estado debe asumir su parte: mirar hacia donde nadie está mirando y actuar.

Autores

Informe realizado por los corresponsales escolares Kiralina Teressí Loayza Goyzueta, Daphne Ariana Roman Ramos y Marcia Rocio del Pilar Sotomayor Trujillo. Con la asesoría de la docente Astrid Cassandra Quispehuanca Mendoza y la mentoría de la periodista de El Comercio Solange Lizzet Soto Valdiviezo.

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