La para por selecciones y una nueva decepción del Perú de Juan Reynoso, alejaron las miradas de La Victoria, en donde en menos de un año los sueños se transformaron en pesadillas. Alianza Lima inició el 2023 ilusionado con gritar tricampeón por partida doble, en los equipos masculino y femenino, pero cerró de la manera menos esperada: con las manos vacías, a oscuras y con la imagen dañada. El ‘apagón’ en la derrota ante Universitario solo fue la última muestra del desconcierto entre los que dirigen el club íntimo, teniendo a José Sabogal como uno de los principales responsables. Al aun gerente general (dejará su puesto en la próxima Junta de Acreedores) el cargo le quedó grande, siendo señalado por su falta de liderazgo en la toma de decisiones, el corte de la luz en la final de la Liga 1 y su escasa identificación con los colores de la institución en sus casi seis meses de gestión.
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“Es tanta la desconexión del señor Sabogal con el club, que pasa más tiempo conversando con sus amigos Jean Ferrari y Elio Casareto, que con los directivos o miembros del comando técnico”, me comentó un exintegrante del Fondo Blanquiazul fechas previas a la culminación del Clausura, cuando la definición con los cremas era inminente. El disgusto también alcanzaba a José Bellina, quien al igual que el administrador aliancista, optó por el silencio en momentos claves, como cuando aparecieron las dudas en el trabajo del cuerpo médico debido a la cantidad de lesionados que afectaron al primer equipo. Al gerente deportivo también se le achaca el fichaje de Christian Cueva, que fue un sí señor de Diego Gonzales Posada.
El fracaso de Sabogal estuvo relacionado a su ‘estilo’ de dejar hacer y dejar pasar. Los problemas también estuvieron en el Fondo Blanquiazul, principal acreedor de Alianza, que avanzó entre tropiezos y terminó por quebrarse antes de mitad de año, careciendo de horizonte y liderazgo. Lo más rescatable, que no se les puede negar, fue el retorno a Primera a través del TAS y haber logrado el bicampeonato entre 2021 y 2022.
Es hora de dejar atrás el pasado, ahí en donde están Diego Gonzales Posada, Salomón Lerner, Fernando Farah, Antonio Armejo, Remigio Morales Bermúdez y César Torres. Con sus aciertos y errores, ellos no están más en el Fondo Blanquiazul y ya no se les puede responsabilizar por el presente ni el futuro.
Ahora, con el principal acreedor en nuevas manos, en La Victoria se debe comenzar a escribir una historia distinta, que mire hacia el futuro. En las próximas semanas habrá novedades en Alianza Lima, tanto institucionales como deportivas, con la responsabilidad en Carlos Hiraoka o en quien se defina como vocero. Lo importante, que no deben olvidar, es que se debe comunicar de manera formal y no dejar que los rumores sean la fuente oficial de información del club con la mayor hinchada del país. Este nuevo Fondo Blanquiazul debe tener muy claro que en sus manos está la tarea de devolverle el brillo al club íntimo en el centenario del clásico rival.
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