No es que al hincha de Alianza Lima se le haya ido el gusto por los jugadores quimbosos como Kevin Quevedo. Lo que pasa es que ahora se aplaude más la entrega. Se ovaciona al que corre, mete, presiona y termina el partido con las pulsaciones a mil. Y en eso los uruguayos son expertos. Esa fórmula, la de la garra charrúa, parece ser el camino que se sigue en La Victoria para llegar al éxito. Por ejemplo, los últimos dos técnicos que salieron campeones nacionales nacieron en la tierra de Obdulio Varela y Luis Suárez: Gerardo Pelusso (2006) y Pablo Bengoechea (2017). Este último es el actual entrenador y el año pasado llegó a los cien partidos con la blanquiazul, una cifra que no es para cualquiera.
En Matute el discurso ha sufrido una metamorfosis con el pasar de los años. Más aún desde el arribo de Bengoechea. La frase del delantero Adrián Balboa luego de meter su primer gol con la camiseta blanquiazul –“Nunca daré una pelota por perdida”- describe la nueva filosofía aliancista. Con ‘Rocky’ y Federico Rodríguez, los fichajes para este Clausura, son ocho los uruguayos que llegaron a Alianza en los últimos dos años y medio. Siete de ellos fueron con el ‘Profesor’ (Gonzalo Godoy, Luis Aguiar, Gabriel Leyes, Maximiliano Lemos y Mauricio Affonso, además de los dos mencionados antes) y uno (Felipe Rodríguez) con Miguel Ángel Russo, el técnico argentino que apenas duró cuatro meses al mando del equipo.
Esa química entre el futbolista oriental y el peruano va más allá de un campo de fútbol donde el primero pone la entrega y el segundo la gambeta. En el 2017; Godoy, Aguiar y, luego, Leyes, se encontraron a dos conocedores de la cultura futbolística de su país: Rinaldo Cruzado (jugó en Nacional en la temporada 2013-14) y Alejandro Hohberg (su abuelo, Juan Eduardo, es ídolo en Peñarol). El buen ambiente, acompañado de los infaltables mates –bebida típica de Uruguay-, fueron claves para conseguir el título y cortar una sequía de once años.
—El gol es oriental—
Así como Alianza le abrió la puerta a muchos delanteros uruguayos, ellos supieron pagar con goles. No todos, claro. Pero así como llegó Jonathan Charquero (marcó dos goles en 19 partidos), también vinieron goleadores que dejaron huella como Mauro Guevgeozián y Mauricio Affonso.
Estos dos últimos atacantes son de los máximos anotadores del cuadro blanquiazul en los últimos diez años, una época en la que la escasez de jugadores con gol ha sido evidente.
El ‘armenio’ jugó dos temporadas en tienda íntima (2013-2015). Más allá de sus 29 goles en 81 partidos, el delantero es recordado por lo que daba en el campo. Affonso llegó a mediados del año pasado y se fue hace unas semanas. En 34 encuentros anotó 17 veces. Sus goles aportaron para que el elenco íntimo juegue la final del Descentralizado 2018. Los otros dos máximos anotadores son el paraguayo Roberto Ovelar (25) y el colombiano Lionard Pajoy (23).
—Defensores—
A Matute no solo llegaron atacantes charrúas, también defensores que se hicieron un nombre en la historia íntima. Walter Ibáñez firmó por Alianza en el 2012 y se quedó hasta el 2014. Su gran rendimiento en sus dos temporadas (en la última ganó el Torneo del Inca) hizo que no solo sea capitán sino referente. En ese camino está Gonzalo Godoy, titular indiscutible del equipo de Bengoechea.
El futbolista uruguayo ha encontrado en Matute su lugar en el mundo. Y el hincha aliancista los recibe con los brazos abiertos.