“El cargo (director de fútbol) parece ser la primera escala hacia la presidencia de la FPF”: Ortiz Bisso y un análisis de la decisión de Ferrari para dejar la ‘U’

El 8 de noviembre del 2023, cuando Universitario jugaba uno de los clásicos más importantes de su historia, Jean Ferrari se recuperaba de una delicada operación al corazón en los Estados Unidos. Las reconvenciones de médicos y familiares no evitaron que le pidiera a uno de sus hijos que le contara desde Lima, vía WhatsApp, cada cosa que ocurriera esa noche sobre el césped de Matute. En algún momento, la transmisión se interrumpió y la incertidumbre estuvo a punto de convertirse en pánico. Afortunadamente para él, las buenas noticias llegaron y la algarabía, aunque disparó su ritmo cardíaco, se transformó en alivio.

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Trabajar en un club grande es el sueño cumplido de cualquier hincha, pero en la vida real puede hacerte pedacitos. Algo de ello debe haber influido para que Ferrari concluyera abruptamente su exitosa gestión como administrador del club crema. El alto protagonismo tiene también su costado amargo y la familia es la que más sufre.

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Su destino, si no hay un ‘plot twist’ en esta historia, será la Federación Peruana de Fútbol. El cargo de director de fútbol con poderes especiales -más de los que tuvo Juan Carlos Oblitas- parece ser la primera escala de un camino que tiene un destino mayor: la presidencia del ente máximo de nuestro balompié. Con la segura reelección de Agustín Lozano, hay tiempo suficiente para reunir los requisitos que le permitan postularse en cuatro años. Por lo pronto, tendrá a su cargo las selecciones nacionales y la promesa de que su palabra no solo será escuchada, sino cumplida. Mientras tanto, el virrey de la Videna tendrá un parapeto poderoso y respondón que diluirá las críticas que reciba.

Conversaba días atrás con Rubén Marruffo, periodista e historiador del planeta crema, y coincidíamos en que Ferrari, sin haber llegado a serlo, está a la altura de los grandes presidentes que ha tenido la U. Reconstruir un club arrasado, con sus instalaciones convertidas en escombreras, acechado por víboras y buitres, que solo generaba desconfianza entre sus hinchas y las marcas, lo pone hombro a hombro con Plácido Galindo, Rafael Quirós y Jorge Nicolini.

Más allá de la diferencia de estilos, Jean entendió que su trabajo no solo era rehacer una de las instituciones más emblemáticas del país, sino también pelear contra los enemigos (los de siempre y los nuevos) y buscar alianzas con el poder político a fin de conseguir las normas que permitieran que Universitario tuviera un futuro viable.

Reemplazarlo va a ser muy difícil. En lo que haga en adelante, solo se le puede desear que le vaya bien.

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