Valdivieso, Dimas, Asca, Ballesteros, Quiroga, Balerio, Ibáñez. La historia del arco del fútbol peruano resumida en siete apellidos. La octava maravilla se llama Ottorino Sartor, el arquero sobrio y elegante de camisetas verdes del equipo campeón de la Copa América 1975. “Todo eso que dices es muy exagerado, pero me hace muy feliz”, dice una tarde del 2018, sentado al teléfono en la sala de su casa en Chancay, donde vive y entrena a los jóvenes aspirantes al puesto de esa ciudad. Es Coordinador de Deporte, Imagen y Preparador de Arquero de Menores en Municipalidad Distrital de su tierra. En setiembre cumplirá 73 años. Es hincha de la ‘U’ hasta los huesos. Está muy bien de salud, intactos los recuerdos de sus 27 partidos con Perú entre 1996 y 1979. “Solo me duelen las manos algunas veces, pero todo bien. Son las lesiones propias de la edad y de la carrera”, dice. Lo que no cuenta el señor Sartor es que esos dolores tienen que ver con la exigencia, los riesgos y al amor. En aquel mítico partido contra Brasil en Belo Horizonte tapó sin guantes.
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