Las emociones traspasan la pantalla. Las sensaciones de Kimberly García de ser campeona mundial la llevan a la sonrisa enorme, a la risa fácil, esa risa nerviosa que guarda los mejores momentos de su carrera deportiva. El último viernes logró la segunda medalla de oro mundial, esta vez en los 35km marcha. Hace una semana lo hizo en los 20km.
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Tras culminar su participación en el Mundial de Atletismo Oregon 2022, Kimberly abrió sus redes sociales y atendió a la prensa y El Comercio tuvo la oportunidad de conversar con ella en una breve conversación vía Zoom. Ahí, la atleta peruana nos comentó las sensaciones del momento.
La parte más emotiva, sin duda, fue cuando cruzó la meta y pensó en todo lo que vive una deportista para llegar a ese lugar, a estar entre las mejores del mundo.
—¿Qué se siente después de una semana tan increíble?
Me siento muy feliz, satisfecha por el trabajo realizado. Me había propuesto desde hace mucho lograr estar en el podio. Estoy satisfecha, orgullosa conmigo misma.
—La semana pasada decías en una entrevista: “Soy Kimberly García, campeona del mundo”. ¿Qué se siente cuando dices esas palabras?
No lo creía; campeona del mundo. No es fácil llegar. No lo creía, pero con el pasar de los días lo iba asimilando mejor. Y decía “verdad, soy la número uno”. Era lo que tango he anhelado y ahora se ha hecho realidad
—Lo vas asimilando, pero imagino que el abrazo con tu madre, la conversación con tu padre en Huancayo será cuando caigas de ser campeona mundial
Cuando esté con todo mi entorno, que te feliciten, que te digan “Kimi lo lograste”, seguramente ahí la felicidad va a ser más. La familia que siempre ha estado ahí y cuando llegue a casa vamos a celebrar todos.
—¿Qué te dijeron cuando lograste los títulos?
Ni bien terminé la competencia, lo primero que hice fue llamar a mi papá: “Kimi lo hiciste”, me dijo. Yo: “no lo puede creer, no sé qué pasó, he ganado”, le dije. Cuando gané los 35km otra vez lo vuelvo a llamar: “Papi otra vez gané. No lo creo” y mi papá me decía: “créelo, has estado muy bien. Estamos muy orgullosos de ti”. La verdad no lo creía. Ganar dos medallas de oro en un mundial es algo que no se asimila así de fácil.
—Y ya te tocó llorar de la alegría
He llorado en los 20km, mi primera medalla. Llegué y no sabía qué hacer en la meta porque nunca había llegado primera en un campeonato tan importante. Vino mi entrenador y lloré de alegría. Ya para los 35 no lloré, pero me decía: “Ay Dios mío, ¡qué cosas! ¿Ahora qué hago?”. Valió la pena todo el esfuerzo que he invertido.
—En ambas pruebas sacaste cierta ventaja. ¿Qué se piensa en esos tramos finales sabiendo que eras la ganadora?
En los 20 km pensaba en cómo celebrar, qué hacer. Pensaba en qué hago, “levanto mi mano, hago esto, hago lo otro”, pero llego a la meta y no hago nada. Ja ja ja. Los 20 km me pareció no tan agotador como los 35. Ahora he terminado con dolores. Creo que hemos estado en un 70%. En la competencia se me presentó dolores físicos, agotamiento. Me costó más, pero la barra de los peruanos me motivaba aún más. Ya cerca de la meta decía: “ya voy a acabar y con la medalla de oro. Gracias Dios”,
—En qué se piensa cuando se logra esto
En el recorrido es cuando yo pienso bastante en los entrenamientos, en todo lo que he pasado. Entrenamientos tan duros que yo misma me motivo: “he pasado por cosas peores y me digo es ahora o nunca”. En la meta ya se me viene pensamientos de los peruanos que deben estar orgullosos de la medalla, de mi familia que también están orgullosos. Yo, también que estoy contenta con lo que vengo haciendo. Un sueño que tenía desde chiquita que estoy cumpliendo, ¡por fin! Para mi todo esto es algo, sin palabras. Todo eso se junta y me embarga una emoción grande.
—¿Ya asumiste que eres la mejor deportista peruana de la historia?
Sí, eso me dicen muchos. Yo también me pongo a pensar en eso. Es algo grande, pero es algo que siempre he querido. Llevar mi deporte a otro nivel, a nivel mundial, y es lo que vengo haciendo.
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